Hipócrates y la teoría de los humores esenciales en el ser humano
La historia de Hipócrates y la teoría de los humores esenciales datan de casi cuatro siglos antes de nuestra era. Se le considera una de las primeras aproximaciones a lo que casi 20 siglos después se convertiría en una nueva ciencia: la psicología.
A Hipócrates se le llama “el padre de la medicina”, pues fue el primero en Occidente que sistematizó los conocimientos disponibles sobre la salud y la enfermedad. Además propuso una explicación para estos fenómenos y toda una terapéutica para atenderlos.
“Es mucho más importante saber qué persona tiene la enfermedad que qué enfermedad tiene la persona”.
-Hipócrates-
La teoría de los humores esenciales de Hipócrates fue asimilada y utilizada por la mayoría de médicos (y similares) hasta mediados del siglo XIX. Esto nos da una idea de la solidez con la que este hombre de la Grecia Antigua planteó sus pensamientos. De hecho, hoy en día se siguen citando algunos de los postulados de esa teoría.
La teoría de los humores esenciales
La teoría de los humores esenciales de Hipócrates plantea básicamente que el cuerpo humano se compone de cuatro sustancias . Tales sustancias reciben el nombre de “humores”. Deben mantener un perfecto equilibrio entre sí. Cuando lo pierden, se produce la enfermedad, tanto del cuerpo como del espíritu.
Cualquier discapacidad o enfermedad solo significaba que se había alterado el equilibrio de los humores esenciales. Por lo tanto, la forma de tratarla consistía en encontrar la manera de restablecer el equilibrio perdido.
Según la teoría de los humores esenciales, las sustancias que componen el cuerpo humano son: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema. A su vez, cada uno de estos humores se relacionaba con un elemento del universo y con una cualidad atmosférica. La relación sería la siguiente:
- Bilis negra, relacionada con la tierra, con propiedades de sequedad y frío.
- Bilis amarilla, relacionada con el fuego, con propiedades de sequedad y calidez.
- Sangre, relacionada con el aire, con cualidades de humedad y calidez.
- Flema, relacionada con el agua, con cualidades humedad y frío.
Los humores y la personalidad
Hipócrates y sus seguidores nunca vieron a la enfermedad como un asunto exclusivamente orgánico. Mantuvieron una concepción en la cual mente y cuerpo eran una sola realidad. Por lo tanto, lo que sucedía en la mente tenía efectos en el organismo físico y viceversa.
Los integrantes de la escuela peripatética aportaron un nuevo elemento a la teoría de los humores esenciales. Postularon que el predominio de uno de los humores generaba un temperamento específico en las personas. Más adelante, Galeno complementó estos planteamientos. Señaló que el desequilibrio de los humores afectaba nuestra forma de ser, de sentir, de pensar y de comportarnos.
Fue Galeno quien terminó planteando la existencia de cuatro temperamentos, a partir de la teoría de los humores esenciales. Estos son:
- Melancólico. Caracteriza a quienes tienen un predominio en su organismo de la bilis negra. Tienen un temperamento triste, bastante susceptible y dado a las actividades artísticas.
- Colérico. Representa a quienes tienen una gran cantidad de bilis amarilla. Esto da origen a un temperamento apasionado, con enorme vitalidad y dado a enojarse con mucha facilidad.
- Sanguíneo. En este caso predomina el humor de la sangre. Los rasgos del temperamento sanguíneo son la seguridad en sí mismos, la alegría, el optimismo, la expresividad y la sociabilidad.
- Flemático. Caracteriza a quienes tienen un predominio de flema en su organismo. Las personas flemáticas son reflexivas, justas, tranquilas, sin gran capacidad de compromiso y un poco perezosas.
Los planteamientos hipocráticos en el mundo de hoy
Tanto Hipócrates, como Galeno y todos sus seguidores, diseñaron y complementaron la teoría de los humores esenciales basándose en la observación, pero sin la aplicación de ningún método científico. Por eso con el surgimiento y consolidación de las ciencias formales, toda esta teoría cayó en desuso. Hoy en día no se le otorga validez objetiva, más allá de considerarla una referencia histórica.
Sin embargo, la teoría de los humores esenciales tiene el mérito de haber sido el primer esfuerzo serio por clasificar los distintos tipos de temperamentos. También resulta muy interesante el hecho de que hayan sido capaces de comprender que las emociones también tienen un referente fisiológico.
De hecho, las teorías de Hipócrates y de Galeno sirvieron como inspiración para los primeros psicólogos. De una u otra manera, esos pensadores hicieron gala de una gran intuición. Sus clasificaciones se acercan a los diferentes tipos de personalidad que definieron los investigadores, casi 2.000 años después de que lo hicieran estos precursores de las ciencias de la salud.