Mi historia te la cuentan mis escalofríos
Soy de quien me ha hecho temblar aunque solo haya sido una vez en mi vida. Elijo a quien me haya provocado una vibración en el cuerpo y, sobre todo, en el alma. Soy de aquellos escalofríos que no se me olvidarán nunca, que me han hecho sentir viva.
Siempre se dice, en este sentido, que estamos hechos de pequeñas historias que vivimos cada día y que, en su conjunto, forman la nuestra. Sin embargo yo creo que estamos hechos de escalofríos: lo que nos hace sentirnos en el mundo es justamente aquello que nos llega de él y que nos acciona, que nos permite soñar y cumplir el sueño.
Si consigues formar parte de mi historia siempre estarás en ella
Lo cierto es que si miramos dentro de nosotros durante un momento descubriremos en nuestro interior todo esto de lo que hablo: veremos a personas, palparemos caricias y sonrisas, volveremos a secar llantos, evocaremos pequeños detalles que nos han un poco más grandes.
“¿En qué momento se metieron tantos detalles en el cajón?
Pero quisiste ser recuerdo
y aquí estás
empolvada
arrinconada
y con una sonrisa vieja en un papel avinagrado…Y es que cuando uno sacude el cajón de los recuerdos
son los recuerdos los que terminan sacudiéndolo a uno…”-Andrés Castuera Micher-
Si seguimos perdiéndonos ahí, descubriremos todo un mundo de recuerdos que nos voltearán de nuevo, como si retrocediéramos en el tiempo. Encontraremos ahí todo aquello que llegó a nuestra vida y se quedó para siempre, en forma de tacto, de olores, de sentidos.
Y, todo eso se va a quedar ahí hasta el día de nuestra muerte: nos acompañará como nuestras pequeñas marcas de identidad, como los escalofríos que nos hicieron sentirnos partícipes del tiempo.
El escalofrío es mi memoria selectiva
Todos sabemos que en cuestiones de olvido y memoria nuestra mente decide, por determinados motivos, quedarse con una visión de lo que hemos vivido bastante fragmentaria. Es como si no hubiera hueco para todo lo que podemos llegar a vivir y tuviéramos que seleccionar únicamente lo que queremos conservar.
Pero entonces nuestra memoria selectiva hace el trabajo por sí misma. ¿Cuántas veces has intentado recordar el nombre de alguien, un número de teléfono o cualquier otra cosa del día a día? Lo normal es que tengas olvidos, pero siempre podrás acordarte de aquellas primeras veces que te hicieron responder al mundo como antes no lo habías hecho.
“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.”
-Jorge Luís Borges-
Todo ello son escalofríos. Minutos, segundos, horas, días, semanas, meses que no volverán a ocurrir o que podrán repetirse siempre que cerremos los ojos y volvamos a ellos… Son recuerdos repletos de sensaciones y sentimientos.
No pares, busca nuevos escalofríos que te sigan afirmando quién eres
Es verdad que vivimos de lo que recordamos, pero también vivimos de lo que somos capaces de ganar nuevo para convertirlo en recuerdo. Nuestro presente debería ser una búsqueda constante de cosas que nos hagan vibrar.
“Nadie tiene la verdad absoluta. Busca tu propia verdad, la que te hace vibrar, la que te conecta con tu ‘yo interior’, la que te hace crecer como individuo y a la vez como parte del todo.”
-Anónimo-
De los recuerdos pasados podemos estancarnos: no sé trata de desprenderse de ellos, consiste en crear nuevos que complementen los que ya tenemos. No podemos dejar que el libro termine antes de tiempo, sino que tenemos que saber aprovechar todas sus páginas y escribir todo lo que podamos.
Y cuando te lleguen los escalofríos déjalos ser, que te empapen y te llenen. No hagas preguntas si te han hecho feliz, la vida la tienes para sentirla. No contradigas nunca un escalofrío. No lo ignores. No quieras huir de él, que esa nunca es la respuesta.
Imagen cortesía de Lucy Campbell