El impacto de la cirugía estética sobre el bienestar psicológico
Desde niños, escuchamos que la belleza está en el interior y que lo importante es conocer realmente a las personas, con sus valores y creencias. Incluso, consideramos superficial atender a la apariencia física y juzgamos duramente a quienes deciden modificar la suya. Sin embargo, nuestro aspecto condiciona en gran medida cómo nos sentimos y cómo nos relacionamos; por esto, resulta interesante conocer el impacto de la cirugía estética sobre el bienestar psicológico.
Se estima que más de 25 millones de personas se someten cada año a una cirugía o tratamiento estético en el mundo. Y esta tendencia ha venido en aumento durante los últimos tiempos. Sin embargo, lejos de tratarse de una cuestión de vanidad, estos procedimientos pueden suponer una mejora significativa en la calidad de vida de los pacientes.
La importancia del aspecto físico
Como decíamos, preocuparse por la propia imagen no es una actitud superficial o vanidosa. De hecho, es natural que todos prestemos atención a nuestro aspecto y procuremos tener una buena apariencia. Tengamos en cuenta que somos seres sociales por naturaleza, necesitamos sentir aceptación y pertenencia, y nuestra imagen es nuestra carta de presentación al mundo.
La forma en que otros nos perciben afecta a las oportunidades de las que dispondremos para establecer vínculos, obtener un empleo o ser exitosos en diversas áreas de la vida. Y es que, por suerte o por desgracia, si nuestro aspecto no es socialmente deseable, en muchas ocasiones ni siquiera se nos permitirá mostrar nuestra personalidad.
Sin embargo, el impacto no solo proviene de la reacción que provocamos en otros, sino especialmente de la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Algunas investigaciones han encontrado que quienes se consideran menos atractivos que la media también tienden a tener una baja autoestima y una pobre valoración de sí mismos, se les dificulta iniciar relaciones interpersonales y experimentan en mayor medidas emociones desagradables como la vergüenza, la tristeza, la irritación o la ansiedad.
En suma, el bienestar psicológico se ve influenciado por la autopercepción; y si esta visión de uno mismo es negativa, se resentirá el plano emocional, social y personal.
Cómo influye la cirugía estética sobre el bienestar psicológico
Gracias a los avances médicos y tecnológicos, hoy en día es posible modificar casi cualquier aspecto del físico de una persona. Se pueden revertir los signos de envejecimiento o corregir los “defectos” estéticos de cualquier índole. De este modo, las personas logran deshacerse de los complejos y mejorar su confianza. Y, en teoría, esto debería repercutir positivamente en su emocionalidad. Sin embargo, esto no siempre es así.
Algunos estudios han analizado el impacto de la cirugía estética sobre el bienestar psicológico; y han encontrado que no existen diferencias significativas respecto a bienestar entre quienes se han realizado un tratamiento estético y quienes están por realizárselo. De hecho, el moderado incremento en el bienestar y la satisfacción se observa solo a corto plazo, pero los efectos no son duraderos.
Esto puede deberse al fenómeno conocido como “adaptación hedonista“, por el cual las personas nos habituamos rápidamente a situaciones de placer y estas dejan de impactar en nuestro bienestar. Sucede, por ejemplo, al encontrar una pareja, recibir un ascenso o ganar la lotería. Y puede ocurrir también al someterse a un tratamiento estético.
Por otro lado, la cirugía ayuda a las personas a adaptar su aspecto a los cánones establecidos y, por ende, a recibir una mayor aceptación social. Cabría esperar que este efecto tuviera un fuerte impacto sobre el bienestar personal, pero de nuevo esto no siempre sucede.
Una investigación llevada a cabo con este fin descubrió que no necesariamente las personas juzgadas como más atractivas por los jueces gozaban de un mayor bienestar. Sin embargo, sí lo hacían quienes se consideraban a sí mismas como más atractivas.
Y aquí parece estar entonces la clave de la cuestión. No es nuestro aspecto objetivo el que determina nuestra felicidad, ni tan siquiera lo es la forma en que nos ven los otros: es la visión que tenemos de nosotros mismos la que resulta determinante.
Abordar los tratamientos estéticos con precaución y mesura
De todo lo anterior, podemos inferir que el impacto de la cirugía estética sobre el bienestar psicológico puede ser positivo siempre que ayude a mejorar la imagen que la persona tiene de sí misma. Esto es, cuando se trata de un tratamiento estético muy deseado y meditado y que aborde un complejo que realmente causa malestar y sufrimiento.
Ahora bien, no podemos obviar los riesgos de este tipo de intervenciones, que pueden llegar a convertirse en una verdadera adicción para algunas personas y que solo conducen a múltiples modificaciones sucesivas sin llegar a lograr el completo bienestar esperado y deseado. Y es que no podemos colocar nuestra valía y nuestra autoimagen únicamente en el físico.
El bienestar emocional es un trabajo personal y profundo que es necesario abordar con responsabilidad; pues, si no se trabaja, ninguna cirugía logrará resolver esa carencia interna.
Por ello, antes de realizar cualquier procedimiento estético, tanto el paciente como los profesionales han de analizar los motivos subyacentes. Se puede lograr un verdadero incremento de la autoestima que repercuta positivamente en el bienestar y en las relaciones, pero no ha de tomarse a la ligera.
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