10 indicadores para evaluar tu autonomía
Tu autonomía es uno de los bienes más preciados que puedes alcanzar. Sin ella, va a ser muy difícil para ti saber a dónde vas realmente y disfrutar del camino. Aunque no es sinónimo de libertad, está muy cerca de ese concepto.
Es importante no confundir la autonomía con la autosuficiencia. Esto último es una fantasía narcisista, en la que se exalta el individualismo. Una persona autónoma, por contraste, sabe que necesita de otros y encuentra la forma de gestionar esto de manera saludable.
En la autonomía confluyen varios rasgos importantes como la autoestima , la confianza en uno mismo y la seguridad personal. No se nace con ella y aunque una crianza adecuada ayuda, en últimas, es uno mismo quien construye esta virtud. ¿Cuáles son los indicadores para evaluar tu autonomía?
“Lo importante, acudiendo al símil de la cámara, es tener un buen enfoque, para tener muy claro a dónde quieres dirigir tu vida. Por lo tanto, mi recomendación es que des pequeños pasos correctamente enfocados”.
-María Díez-
1. Tomas decisiones con base en tus propias convicciones
Tu autonomía está muy asociada con la independencia que tienes frente a las opiniones ajenas. Esto se expresa, en especial, en la capacidad para tomar decisiones consultando con tu conciencia y tu corazón. No te fijas en lo que los demás piensan al respecto, ni en lo que esperan de ti.
2. Control sobre las propias finanzas
Es imposible consolidar tu autonomía sin disponer de recursos económicos que te garanticen un margen de independencia. Esto no significa tener mucho dinero, sino el necesario para sobrevivir sin ayuda de otros, a menos que te encuentres en una condición que te impida trabajar. Por lo demás, solo si solventas tus propios gastos, vives de manera autónoma.
3. Capacidad para salir de la zona de confort
Salir de la zona de confort es algo que solo se permiten las personas que gozan de autonomía. El abandono voluntario de esa área de comodidad implica confianza en uno mismo. Esta última, a la vez, es una condición necesaria para actuar de manera independiente. Cuanta más autonomía tienes, menos temes a los cambios y novedades.
4. Desarrollo de redes de contactos y apoyos
Una persona autónoma no es alguien aislado, egoísta o hermético. Ese aparente “no necesitar de los demás” suele ser la expresión de una muralla de inseguridades. Por el contrario, las personas libres establecen vínculos significativos con otros, los cultivan y los valoran. Esa interdependencia no reduce tu autonomía, sino que te nutre y te enriquece.
5. Puedes disfrutar el ocio en soledad
Uno de los grandes privilegios de contar con autonomía es la posibilidad de disfrutar de muchas cosas, sin depender de alguien en particular. Salir a comer, realizar prácticas de ocio, viajar y un largo etcétera son actividades que las personas autónomas pueden hacer solas, sin que eso signifique reducir el disfrute. También logran que pasar una tarde leyendo o escuchando música sean actividades agradables en las que nada falta.
6. Mejora continua del propio valor profesional
Tu autonomía también se expresa en el incremento y el cultivo de los conocimientos, las destrezas y las habilidades necesarias para tu profesión. Esto tiene dos objetivos: evolucionar y mejorar el potencial de empleabilidad. Es una manifestación de amor propio y de interés por aumentar los alcances del horizonte personal.
7. Negociación periódica de mejoras laborales
La autonomía también se expresa en la interacción con las personas que ocupan un lugar más elevado dentro de la jerarquía laboral.
Entre otros aspectos, la búsqueda y la negociación de mejoras en el trabajo es una manifestación de independencia, de criterio y de valoración de uno mismo. Equivale a sentar precedentes sobre la propia importancia y valía dentro de una organización.
8. Asertividad, uno de los indicadores de tu autonomía
Uno de los indicadores más visibles de tu autonomía es la asertividad. Tiene que ver con expresar lo que piensas, de manera directa y sin rodeos, así como de reclamar lo que te corresponde, sin incurrir en actitudes agresivas o pedantes. A más de ser una habilidad comunicativa, está asociada a una autoestima sana.
9. No sientes culpa por tus avances y logros
Aunque resulte contradictorio, es muchas ocasiones el avance profesional o la obtención de logros generan sentimientos de culpa en algunas personas. Por ejemplo, cuando esto implica tener menos tiempo para la pareja o descuidar algunas labores de la casa.
Si tienes autonomía, verás que esa culpa es innecesaria. El avance conseguido justifica los efectos colaterales que genere.
10. Te ves a ti mismo como una persona válida
Tu autonomía se manifiesta, muy especialmente, en la opinión que tienes de ti mismo. Piensas y sientes que vales, pero al mismo tiempo tienes conciencia de que ni eres imprescindible, ni tienes que demostrarle a nadie tus virtudes. Crees en ti, sabes por qué y esto te conforta.
Tu autonomía es un logro al que no llegas de la noche a la mañana. Se va construyendo con el tiempo y no se trata de un valor absoluto. Más bien tiene que ver con una condición necesaria para sentirte libre y, sobre todo, para reconocer lo que quieres e ir tras ello.
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