Aprende a proteger tu independencia emocional
“Esta mañana, cuando Juan salió a comprar comida, se encontró con un antiguo compañero de escuela que hacía años que no veía. Se fue a tomar un café con él y, cuando se despidieron, Juan pudo comprobar que tenía 36 llamadas perdidas de Laura en su teléfono móvil. Apenas habían pasado treinta minutos. Laura le llamaba para saber qué pasaba y estaba al borde del ataque de nervios. Laura dice que “no puede estar sin Juan”, que “es su vida” y que “lo necesita para respirar”.
Walter Riso afirma constantemente que el apego corrompe; esta expresión no es sino la forma de decirnos que el apego excesivo, que la dependencia o el vínculo obsesivo con otra persona no nos va a permitir nunca ser nosotros mismos y sólo nos traerá sufrimiento. De hecho, las consecuencias derivadas de la necesidad excesiva de que se ocupen de uno mismo son que:
1. No puedes tomar decisiones sin obtener el consejo y la reafirmación de los demás.
2. No puedes asumir las responsabilidades de las diferentes parcelas de tu vida. Tu vida gira en torno a lo que esa persona hace o dice.
3. No te atreves a expresar un desacuerdo por miedo a que conlleve un rechazo.
4. Debido a la falta de confianza en ti mismo y en tus capacidades no consigues iniciar proyectos propios. No te falta motivación o energía, simplemente es que no eres capaz de hacerlo sin alguien que te dé su mano y te brinde un apoyo constante.
5. Deseas agradar tanto a los demás que incluso puedes realizar tareas desagradables voluntariamente.
6. No puedes estar sólo porque engrandeces tus temores y te sientes débil y desamparado.
7. Cuando terminas una relación sentimental buscas urgentemente otra que reemplace esa atención, cariño y apoyo que necesitas.
8. Te preocupas exageradamente y de forma no realista porque te abandonen y no tengas quien te cuide.
9. Si no está esa persona te aburres y/o no le encuentras sentido a tu vida.
De todas formas, sin llevar a equívocos, sentirnos queridos y valorados es una necesidad humana; sin embargo, que una persona se encuentre o no a nuestro lado no debe significar que la confianza en nosotros mismos merme, que no nos sintamos capaces de hacer algo, que no podamos resolver los problemas por nosotros mismos o que nuestra vida no tenga un rumbo fijo. Cada uno de nosotros tiene necesidades específicas, proyectos y deseos de realización personal que no deben ser frenados por nada ni por nadie. Es imprescindible no perder la identidad y transformar o decir adiós a lo que no nos conviene.
Es complicado entenderlo e integrarlo pero no hay que confundir el amor con el enamoramiento. La sociedad y las personas dependientes están equivocadas. En el amor no hay angustia ni mariposas ni entrega total; el amor no es ahogarse, no es sometimiento, no es sacrificio. El amor es tranquilo y no obsesivo, el amor es moderado, el amor es razón, deseo, amistad, cuidado y equilibrio. En el amor no hay temor y por eso merece la pena el cambio.
Imagen cortesía de Larissa Kulik y de Kolett