Inteligencia estética: la capacidad de percibir lo bello
No es fácil describir el concepto de belleza. Numerosos pensadores y filósofos lo han intentado con más o menos fortuna. ¿Es un patrón estético? ¿Una combinación de color y forma? ¿Un sentimiento? ¿O es un gozo espiritual? El psicoterapeuta y filósofo italiano Piero Ferruci, con su teoría de la inteligencia estética, nos propone un mejor entendimiento de lo qué es la belleza desde la reflexión sobre la fealdad y los efectos que tiene sobre nosotros.
La violencia contra los animales, el maltrato infantil, las guerras, las catástrofes y el daño a la naturaleza. A menudo es necesario vérnoslas con la fealdad destructiva para entender qué es la belleza y que deje de ser entendida como algo superficial, sentimental o ambiguo. Sea lo que sea la belleza, parece poseer un extraordinario poder sanador del alma.
La inteligencia estética es una manera de entender lo bello
En este punto suele plantearse la duda de por qué unas personas encuentran algo extremadamente bello y para otras personas ese mismo algo no tiene ninguna belleza. Hay muchas ocasiones donde alguien encuentra la belleza donde otra persona no puede. Eso es básicamente la inteligencia estética: percibir la hermosura dónde otros no ven nada.
La inteligencia estética diferencia tres componentes principales que definen el grado de percepción estética. Básicamente son el rango de estética, la profundidad de la experiencia y la capacidad de integrar la belleza. Estas tres variables se dan de diferente manera y grado en todos nosotros.
El rango de estética
Quienes poseen una gama estética más amplia pueden experimentar la belleza en más situaciones. Por ejemplo, hay personas que no encuentran la belleza solo en la música, también pueden encontrarla en la poesía, en una película, un paisaje, la decoración de una casa o el sonido de la lluvia en el techo.
Son personas capaces de percibir la belleza en las mil situaciones sencillas de la vida cotidiana. Esta forma de entender la belleza no es común a todo el mundo y quizás de este hecho derive la banalización de la belleza en términos generales como algo relegado al aspecto físico de las personas.
La profundidad de la experiencia
La experiencia de percepción de la belleza también varía de unas personas a otras. Experimentar la belleza puede “tocar” vagamente a alguien que la reconoce, pero que apenas le afecta. Lo vive como algo “externo” a él y no le influye de manera significativa.
Sin embargo, la misma cualidad bella de algo puede mover por dentro algo muy intenso en otras personas. Hay momentos donde la belleza impregna todo nuestro ser, nos abruma y nos infunde sentimientos difíciles de explicar por su intensidad. No sabemos explicar cómo nos hace sentir. Es una emoción de gozo muy intensa.
La capacidad de integrar la belleza
La capacidad para integrar la belleza percibida explica por qué hay bellezas que “tocan” y bellezas que “cambian”. Hablamos de integrar belleza cuando la belleza no solo nos toca, sino que también nos cambia: Altera nuestro pensamiento:
“Después de experimentarla, la belleza sigue trabajando dentro de mí, influye en mi forma de relacionarme con otros, de actuar en el mundo, incluso mi relación con el planeta que habito. Veo y siento las conexiones que una experiencia de belleza. Se fabrica en todos los sectores de mi vida”.
-Piero Ferruci-
La experiencia de la belleza enriquece nuestras vidas
En el concepto de inteligencia estética parece existir una diferenciación clara. Las personas con un rango estético más estrecho tienen también un mundo más pobre y restringido y una personalidad menos flexible. Parece haber coincidencias entre este tipo de personas y su capacidad de adaptación a entornos y circunstancias nuevas, tienen más problemas para manejar los cambios.
Por el contrario, personas con una amplia gama estética desarrollan personalidades más curiosas, más proclives a aprender y abrazar nuevas ideas y proyectos y tienen una gran capacidad para maravillarse y disfrutar aprendiendo. Son mucho más flexibles con las circunstancias, con otras personas y con ellas mismas. Tienen más capacidad para relacionarse con los demás, mayor autoestima y un espíritu vital mucho más intenso.
Para muchas personas rodearse de belleza es algo vital y necesario para la felicidad. Piero Ferruci en su libro Belleza para sanar el Alma asegura que la privación de la belleza puede generar depresión, inquietud, una agresividad inexplicable y una profunda sensación de futilidad.
“Se puede vivir sin justicia, sin verdad y sin belleza. Pero la cuestión es si la vida sigue entonces mereciendo la pena”.
-Carlos Fernández Liria-