La belleza es una actitud

La belleza es una actitud
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 14 julio, 2019

La belleza atrae y fascina. Nos gustan los rostros armónicos, los cuerpos bien proporcionados y las sonrisas que desprenden una inexplicable seducción. El atractivo físico siempre tendrá poder y eso es algo que nadie puede negar. Ahora bien, la hermosura sin carisma se queda hueca, vacía y es frívola, porque en realidad, lo que de verdad conquista es la actitud de una persona hacia la vida.

Vivimos en una sociedad donde todo tiene un uso limitado y donde el consumismo, nos hace vivir más deprisa de lo que deberíamos. Zygmunt Bauman define a esta modernidad como una sociedad líquida basada en la fragilidad de las relaciones humanas.

Todo fluye muy deprisa y se nos escapa de las manos porque no nos esforzamos en contenerlo. Se valora lo bello y lo nuevo como reflejo del consumismo más puro. Es algo etéreo que se adora, y que más tarde se deshecha.

La auténtica belleza empieza siempre aceptándonos a nosotros mismos de forma íntegra, de forma plena. La autenticidad es lo que nos confiere un verdadero poder de seducción, porque actuamos con seguridad y solvencia, porque nada nos sobra y nada nos falta.

De ese modo, toda  persona obsesionada con este tipo de relaciones interpersonales basadas solo en la apariencia y en la necesidad de contar con un aspecto físico impecable, está condenada a una especie de “obsolescencia programada”.

Pareja de guapos

Su vida útil será breve, lo que le dure la juventud. No obstante, el verdadero problema está en ese vacío interior donde se intuye una baja autoestima y una dependencia absoluta hacia las opiniones externas. Hacia esas relaciones líquidas que no perduran, y que solo buscan el beneficio momentáneo. La belleza, debe ser pues algo más que un envoltorio físico. Debe ser una actitud ante la vida.

 

La belleza de las personas auténticas

Hay personas que encierran un secreto inexplicable. Tal vez sea el tono de su voz, sereno y amable, como quien no tiene prisa por nada. O quizá sus miradas, atentas y sabias, capaces de leer gestos e intuir pensamientos.

Hay quien dispone de un atractivo tan sutil y poderoso que no sabemos muy bien qué lo alimenta. Sus rostros pueden ser desiguales, sus cuerpos poco atléticos… Sin embargo, la atracción que desprenden es indudable.

¿A qué se debe? En ocasiones el auténtico atractivo reside en esa personalidad que ha sabido formarse a sí misma, que ha resuelto sus inseguridades, que ha cubierto sus carencias y que a su vez, dispone de un conocimiento interior donde no hay titubeos, donde no hay dudas.

Solo aplomo, y una calma envolvente que atrapa y encandila. Son personas auténticas, ahí es donde reside la auténtica belleza.

Ahora bien, está claro que tal vez, no nos llamen la atención cuando nos los crucemos por la calle, tampoco salen en las revistas ni resultarán especialmente fotogénicos en las cámaras. Y aún así, hay una esencia que no pasa inadvertida justo ya en el primer instante en que empezamos a conocerlos.

Mujer sonriendo

Ser bello o bella es algo que nos confiere la genética, te puede tocar o no, pero la autenticidad que desprende ese atractivo que perdura y que de verdad cautiva un corazón es algo que vamos aprendiendo con los años, y que se disfruta cuando se descubre.

Y tú… ¿Lo has hecho ya? Si es que no, permite que te invitemos a reflexionar sobre ello.

 

El poder de la belleza que se hace a sí misma

Todos disponemos de un pequeño espacio interior donde escondemos nuestras fragilidades. Hay quien se siente inseguro por esos kilos de más, por esas arrugas que ya asoman en el rostro o por esa nariz que nunca fue tan bonita como la de tus hermanos.

Los defectos internos adquieren poder y trascendencia si los fortalecemos aún más desde dentro. Desactiva su capacidad para limitarte, para avergonzarte. Acéptate en toda tu plenitud tal como eres, y plántale coraje a la vida.

Hay quien se acobarda ante los desprecios que alguna persona o personas le han provocado en algún momento de su vida. Una infancia de acoso, por ejemplo, ocasiona muchas heridas internas de las que cuesta reponerse.

En estos casos, lejos de guardar rencor o almacenar odio, lo ideal es desactivar todas esas presiones externas para entrar en contacto con nuestro interior y simplemente sanarnos. Liberar cargas, tensiones, remordimientos hacia amigos o familiares que en algún momento dado, nos fallaron.

Priorízate por encima de todos ellos, por encima de cada comentario, ataque o desprecio. Tú eres más que las palabras, tú eres tu actitud, tu fuerza y tu capacidad para ser feliz. Si conectas con esa seguridad interior que te confiere la autoestima y el aplomo de que quien disfruta tal y como es, tendrás mucho camino conquistado.

La belleza crece con el paso de los años. Porque es el reflejo de ese continuo conocimiento de uno mismo.

Mujer levantándose feliz

 

 


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