La Alta Sensibilidad en personas con un trastorno psicótico
Las personas con un trastorno mental grave, y especialmente las que padecen un trastorno psicótico, tienden a refugiarse en un mundo interno, alejados de la realidad, para poder afrontar aquello que les resulta insoportable. Los delirios y las alucinaciones son simplemente una vía de escape, síntomas de una especial y alta sensibilidad.
Los brotes psicóticos están caracterizados por la desconexión de la realidad que suponen y generalmente se manifiestan a través de delirios y alucinaciones. Aún así, tenemos que tener claro que personas con el mismo diagnóstico pueden presentar una variabilidad grande en su sintomatología.
Las personas que padecen un trastorno psicótico dan una respuesta especialmente significativa y simbólica al entorno que les rodea. En las particularidades de cada persona, aparece una expresión genuina de su percepción que se ha relacionado muchas veces con la genialidad, con la creatividad y el mundo artístico. Ahora veremos por qué.
“Muchos de los llamados trastornos son vistos como patológicos en sí mismos; a veces pueden ser una etapa de un proceso de curación genuino”
-R. D. Laing-
El arte en relación con las personas que padecen un trastorno psicótico
Si echamos un vistazo al mundo de los artistas podremos apreciar que muchos de ellos se caracterizan por mostrar una especial sensibilidad. De alguna forma, el artista está mostrando su mundo interno y llega a él a través de un cierto aislamiento y una profunda introspección, ya sea consciente o no.
“Lo que el artista y el demente tienen en común, también es común a todo ser humano: una fantasía creativa incansable que constantemente está ocupada en suavizar la dura realidad”
-C. G. Jung-
Lo que en nuestra cultura entendemos por un trastorno mental grave es muy distinto a cómo lo entienden en otras y sobre todo es muy diferente cómo se relacionan las personas “sanas” con las personas que lo padecen. Lejos de aislarlas y amordazarlas, hay sociedades que priman su expresión.
En estas culturas se entiende que las personas en esta situación tienen una sensibilidad especial que les lleva a tolerar menos la realidad y el mundo artificial que hemos creado para convivir. Esa adaptación, por las exigencias que conlleva, se vuelve mucho más caótica y les resulta insufrible.
Muchos artistas han sido diagnosticados de algún tipo de trastorno psicótico y en muchos de los que no han sido diagnosticados se puede apreciar conductas extravagantes. Lejos de lo que entendemos por patrones de conducta comunes.
Artistas reconocidos en el mundo de la pintura: Vincent van Gogh, Edvard Munch y Salvador Dalí. Famosos escritores: Virginia Woolf, Edgar Allan Poe, Franz Kafka. Músicos importantes: Robert Schumann, Buddy Bolden (pionero del jazz), Roger Keith Barrett (fundador de Pink Floyd). Y una larga lista de genialidades con algún trastorno psicótico, que nos han dejado en diversas artes y ciencias un legado histórico que contiene una extraordinaria belleza.
La historia de Mary Barnes
Mary Barnes, fue una enfermera a la que diagnosticaron con esquizofrenia con 42 años de edad. Tuvo la oportunidad de ingresar en el Kingsley Hall, un centro para personas con trastorno mental grave, en Londres, constituido por el movimiento antipsiquiatría, entre los que se encontraba el psiquiatra R. D .Laing.
En este centro experimental donde se alojó Ghandi en 1931, se constataron experiencias de personas con un trastorno psicótico, diagnosticadas con esquizofrenia y otros trastornos mentales graves, que lograron superar la “enfermedad”. Mary Barnes al superar su proceso descubrió su talento para el arte, y obtuvo un gran reconocimiento por sus escritos y pinturas.
En el libro “Viaje a través de la locura”, Mary Barnes recogió junto a su psiquiatra toda la historia del proceso por el que tuvo que pasar hasta poder recuperarse. Este es uno de los relatos cortos acerca de cómo experimentó su proceso:
“Había una vez un árbol en el bosque que se sentía muy triste y solo porque tenía el tronco hueco y la copa perdida en la niebla. A veces la niebla parecía tan espesa que la copa se sentía separada del tronco. A los otros árboles les parecía un árbol muy fuerte pero un poco distante porque el viento nunca les acercaba sus ramas.
Sentía que si se inclinaba se iba a romper, pero empezaba a cansarse de permanecer tieso. Así que fue un gran alivio cuando una gran tormenta lo derrumbó. El árbol se partió, sus ramas quedaron esparcidas por el suelo, sus raíces quedaron arrancadas de la tierra de la tierra y la corteza quedó chamuscada.
Se sintió aturdido y, aunque su copa ya no estaba escondida en la niebla, sintió que su savia estaba seca y que su insensibilidad quedaba al descubierto cuando el hueco de su tronco quedó abierto al cielo.
Los demás árboles bajaron la vista y suspiraron, no sabiendo muy bien si debían retirar las ramas o tratar de cubrirle su vacío con sus con hojas y ramas. El árbol se lamentaba de su vida y temía que los otros le asfixiaran. Sintió que lo que quería era quedarse tumbado y desnudo, abierto al viento y a la lluvia y al sol ya que a su hora volvería a brotar frondoso y verde de la tierra.
Y así fue como, con la humedad de la lluvia, echó raíces nuevas y con el calor del sol le crecieron ramas nuevas. Con el viento, sus ramas se inclinaban hacia los otros árboles y cuando sus hojas crujían y susurraban en la oscuridad, el árbol se sentía amado y reía lleno de vida”
Viendo más allá del trastorno mental grave
Existe un gran desconocimiento e ignorancia, tanto por parte de profesionales como por parte de la sociedad en general, acerca de los trastornos mentales graves. Un diagnóstico de trastorno mental grave, entre los que se incluyen los trastornos psicóticos, tiene un trasfondo de incomprensión hacia lo que está viviendo esa persona, y el estigma que se genera no ayuda precisamente a que pueda resolver su angustia y dificultades.
Qué diga un diagnóstico y cómo lo viva la persona son dos cosas diferentes, ya que existen una serie de factores relevantes en la propia persona que son los que interactúan con su especial sensibilidad. Atender a sus demandas únicamente mediante la medicación suele un signo inequívoco de la inoperancia del sistema, con las implicaciones que esto supone para la persona diagnosticada.
“El concepto de esquizofrenia es una especie de camisa de fuerza conceptual que restringe gravemente las posibilidades tanto de psiquiatras como de pacientes. Quitando esta camisa de fuerza podemos ver lo que pasa. Toda nuestra sociedad presente puede ser una cautividad que el hombre en cierta forma se ha impuesto a sí mismo.
Pero las observaciones en las que se han apoyado los psiquiatras y psicólogos para construir la imagen prevalente de la esquizofrenia han sido llevadas a cabo, casi enteramente, con seres humanos en una cautividad doble o incluso triple.”
-R. D. Laing-
Con su manera de comportarse, las personas con un trastorno psicótico quizás estén manifestando elementos que se encuentran por debajo del umbral de su conciencia. De esta manera, para una parte de la corriente psicoanalítica, en trastornos como la esquizofrenia el enfermo resultaría tal porque sufre de manifestaciones anormales en su mente consciente. Esta tesis es explicada con más detalle por Carl Gustav Jung en su libro “El contenido de la psicosis”.
“La persona mentalmente desequilibrada trata de defenderse contra su propio inconsciente, es decir, lucha contra sus propias influencias compensatorias.
El inconsciente comienza a imponerse con violencia sobre los procesos conscientes, le siguen pensamientos y extravagancias incomprensibles y extraños, y muchas veces el comienzo de alucinaciones, que evidencia claramente el sello del conflicto interno”
-C. G. Jung-