La cara positiva del TDAH
Cuando hablamos de algún tipo de trastorno creemos que es, en todos sus aspectos, negativo. Pero, no siempre es así. Los trastornos aunque cuenten con varias características que ocasionen dificultades y problemas, también tienen su parte positiva. Hoy nos centraremos en el TDAH, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad que cada vez es más diagnosticado.
Un trastorno no significa “enfermedad”. Un trastorno no nos define. Es decir, no es lo mismo una persona con depresión que una persona depresiva. El trastorno difiere del síntoma. Por eso, aunque no lo creamos, existe una cara positiva del TDAH que cambiará nuestra perspectiva sobre esa falta de atención, la imposibilidad de terminar una tarea o la impulsividad que siempre consideramos negativas.
No estoy por debajo de lo “normal”, ni valgo menos, ni soy menos capaz, solo funciono de manera diferente
Antes de sumergirnos en el tema que nos ocupa, es imprescindible mencionar que no todos los niños gozarán de los aspectos positivos de este trastorno, al igual que los aspectos negativos tampoco les afectan con la misma intensidad. Tal vez porque no se conoce ni se estimula esta parte, al centrar la intervención en minimizar la sintomatología. Pero, a pesar de que es necesario tratarlo, también podemos ver su parte positiva y, si es posible, potenciarla.
La creatividad de los niños con TDAH
¿Creías que la falta de atención y la imposibilidad para finalizar tareas eran un aspecto terriblemente negativo? Quizás no te has dado cuenta de que tu hijo es demasiado creativo. Por eso actúa con espontaneidad, explorando todo lo que tienen a su alrededor, fijándose en aquello que los demás pasarían por alto.
Los niños con TDAH buscan maneras diversas para entretenerse. Algunas de ellas son muy curiosas y originales, fruto de su capacidad creativa. Además, si te has dado cuenta, un niño con TDAH intenta experimentar, buscar por su cuenta. Cuentan con una gran independencia a este respecto.
Quizás la parte más negativa es la frustración que sienten cuando les “obligan” a estarse quietos, a “comportarse”, a no explorar su entorno y dar rienda suelta a toda esta creatividad. Esto les aburre, los inquieta y puede provocar reacciones negativas.
Los niños con TDAH no toleran la monotonía
Por eso, si a un niño con TDAH le gusta hacer algo, es imprescindible que lo haga. Es cierto que muchas veces se salen de la “norma” y no hacen las cosas como deberían. Pero si algo les hace felices, estimulará su creatividad y podrán ser, en la más amplia extensión de la palabra, jóvenes entusiastas .
Olvidan los episodios negativos
¿Qué nos ocurre a los adultos? Cuando experimentamos un episodio negativo nos preocupamos, a veces nos culpamos, otras nos sentimos heridos por un largo tiempo… En más de una ocasión, hasta guardamos rencor. Esto les ocurre menos a los niños con TDAH.
Es muy extraño que un niño o persona con TDAH sepa lo que es el rencor
Esta forma de afrontar las situaciones más escabrosas puede ser positiva para su futuro. Al contrario que las personas que no padecen el trastorno, lograrán olvidar y su mundo no se quedará estancado alrededor de esa circunstancia que les ha hecho enfadarse.
Esto ocurre porque viven el presente, pero también porque tienden a adaptarse a las circunstancias. Debido a su rechazo al aburrimiento, ante los días que se suceden iguales unos tras otros, los niños con TDAH agradecen todo lo nuevo que pueda surgir en su vida, aunque no sea del todo positivo.
Los niños con TDAH jamás vivirán como un drama un cambio de planes a última hora, una mudanza, una circunstancia que les obligue a tomar determinado camino en la vida. Esta capacidad de adaptación y olvido es algo que a muchas personas les liberaría de preocupaciones inútiles.
Su energía se contagia
Los niños con TDAH son increíblemente enérgicos. Tanto es así que serán ellos los que propongan nuevas modalidades de juegos y retos con los que disfrutar con sus amigos. Porque sí, a estos niños les encanta hacer amigos, observarles y contemplar las diferencias como elementos divertidos e inspiradores.
Esta energía, a veces, se traduce en impulsividad. Los niños con TDAH no suelen pensar mucho en hacer algo, lo hacen y punto. Esto vuelve locos a los padres que no vislumbran en esta impulsividad un aspecto de lo más positivo: el aprendizaje veloz.
Hablamos anteriormente del aburrimiento, pero ¿qué ocurre cuando a un niño le encanta algo y le interesa? Un niño con TDAH orienta toda la energía que tiene en la realización de esa actividad. Nunca dejará para mañana lo que pueda hacer hoy, si en verdad le gusta.
Este rasgo permite que se esfuercen al máximo en la tarea que tanto ha captado su atención, que den lo mejor de ellos mismos, que pongan toda su creatividad sobre la mesa… Quizás al día siguiente sea otra actividad la que les interese más, pero ahora es esta y van a aprovechar el momento. Lo van a dar todo y lo disfrutarán al máximo.
Los niños con TDAH son extremadamente observadores. Hay muchas cosas de las que no somos conscientes, pero que a ellos no se les escapan.
Aunque estemos acostumbrados a ver los trastornos desde una perspectiva negativa, lo cierto es que son varios los que tienen su propia parte positiva. Simplemente, tenemos que contemplarlos desde otra perspectiva para que lo positivo quede potenciado y pueda decantar la balanza a su favor.