La darcina, la feromona de la atracción
Si tuviéramos que hablar de un personaje literario con un poder de atracción único, ese sería sin duda el señor Fitzwilliam Darcy. Creado en 1813 por Jane Austen en la novela Orgullo y prejuicio es una figura que sigue enamorando por su carisma y personalidad. No es de extrañar, por tanto, que un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia eligieran este nombre para bautizar a una feromona: la darcina.
No obstante, eso sí, no se trata de una feromona cualquiera. Media en los procesos de reproducción de algunos animales, como por ejemplo, los ratones. La atracción química que genera es tan intensa que ha llamado la atención de gran parte de la comunidad científica.
La razón de ello va más allá incluso de su gran poder de atracción. Esta sustancia química altera regiones cerebrales como la amígdala, una zona que, como bien sabemos, media en emociones como el miedo o la ira. La presencia de la darcina adormece estos instintos y despierta otro tipo de conductas, otro tipo de reacciones… Las analizamos.
La darcina: ¿qué es y cómo actúa?
La darcina es una feromona. Recordemos, este tipo de sustancias químicas secretada por los seres vivos tienen una capacidad muy concreta: cambiar el comportamiento. Estas partículas disponen de una relevancia decisiva en el mundo de los animales. Por ejemplo, cuando una hormiga percibe un peligro, segrega una sustancia que es detectada al instante por el resto de individuos. Al poco, todas se preparan para la defensa y el ataque.
En las mariposas, por su parte, las feromonas son cruciales para el cortejo sexual. El macho se frota unos finos pelillos que tiene en su cabeza y al instante, la hembra cae rendida ante él. Ahora, los científicos han descubierto otro tipo de compuesto químico con un elevado potencial de atracción: la darcina.
Una sola proteína capaz de cambiar el cerebro
El trabajo de la Universidad de Columbia fue publicado en la revista Nature. Ebru Demir, primer autor del artículo, señala que el descubrimiento de esta hormona a la que han llamado darcina, nos da una pista sobre cómo una sola proteína puede alterar el cerebro animal.
El descubrimiento y la propia investigación se centra en exclusiva en modelos animales y en concreto en ratones. Ha podido verse que cuando el macho emana esta hormona a través de la orina, se activa el deseo sexual de las compañeras y el comportamiento cambia por completo. El efecto, una vez esta sustancia se hace volátil, es casi inmediato: las hembras tardan entre 10 y 50 minutos en responder.
El vínculo entre la nariz y el cerebro
Los ratones se parecen en diversos procesos a nosotros mismos. Por eso, las usan como sabemos con animales experimentales en laboratorio. Ahora bien, hay matices que hacen de las ratas unas criaturas únicas y una de esas características es su nariz o, mejor dicho, sus dos narices.
La primera trabaja como la nuestra, es decir, detecta olores y actúa en base a ellos: huye de los desagradables y se deleita de los agradables identificándolos a menudo como comida. Ahora bien, las ratas disponen también de una nariz vomernasal que evolucionó en el cerebro de las hembras en exclusiva para detectar la darcina.
Una vez esta feromona aparece en el ambiente cuando el macho delimita el territorio con la orina, ellas lo detectan de manera instantánea. Hay un vínculo directo entre esa segunda nariz y el cerebro, de manera que este último se transforma al instante para cambiar el comportamiento. Lo que hacen es cantar, es decir, emiten un sonido inapreciable para nosotros para indicar al macho que están receptivas.
¿Dispone o puede disponer el ser humano de la feromona darcina?
Llegados a este punto es inevitable hacerse la siguiente pregunta: ¿tiene el ser humano este tipo de feromona? La respuesta es no. De momento, la darcina se ha visto únicamente en modelos animales, en concreto en ratones.
La segunda cuestión que podemos hacernos es si sería posible sintetizar darcina de manera artificial para generar este tipo de atracción en otras personas. La respuesta nuevamente es no. De hecho, por mucho que las industrias de perfumes intenten diseñar este tipo de sustancias para vendernos la idea de que determinados olores pueden ser irresistibles para los demás, nada de esto está probado.
Los grandes laboratorios palpitan con esta idea y más, al saber de la existencia de la darcina. Sin embargo, a día de hoy no existe un elixir erótico capaz de generar ese nivel de atracción.
De momento, algunos fabricantes de perfume han llegado a sintetizar en laboratorio hormonas como la androstenediona y el estratetraenol. Ahora bien, los expertos nos señalan que lo que de verdad funciona en el ser humano no son realmente las feromonas, sino el olor corporal de nuestras parejas, de esas personas que ya nos atraen previamente.
De nada va a servir por ejemplo, rociarnos con un perfume con darcina para lograr que alguien a quien no conocemos de nada se sienta atraído 100 % por nosotros al instante. De momento, al menos, no existe esa posibilidad…
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- Roberts et al., Darcin: a male pheromone that stimulates female memory and sexual attraction to an individual male's odour BMC Biology 2010, 8:75.
- Demir, E., Li, K., Bobrowski-Khoury, N. et al. (2020) The pheromone darcin drives a circuit for innate and reinforced behaviours.Nature https://doi.org/10.1038/s41586-020-1967-8.
- Percy-Cunningham JE, MacDonald JA (1987). «Biology and ultrastructure of sex pheromone-producing glands.». Prestwich GD, Blomquist GJ (eds) Pheromone Biochemistry. Orlando/FL: Academic Press.: 27-75.