La empatía en la comunicación oncológica
La empatía en la comunicación oncológica es clave para favorecer una atención integral al paciente. Elementos tan importantes como la cercanía de los profesionales de la salud, la comprensión y un adecuado enfoque socio-emocional facilitan que la persona afronte mucho mejor la realidad de su situación, así como los diferentes tratamientos a los que deberá someterse.
Todos, de algún modo más o menos cercano, sabemos lo que implica recibir un diagnóstico de cáncer. Asimismo, algo que debe tenerse en cuenta es que el cáncer no deja de ser una “enfermedad” y que lejos de ser un final, en realidad es un inicio. Un decisivo comienzo donde se requiere que seamos capaces de sacar lo mejor de nosotros mismos como enfermos o bien como familiares o amigos cercanos.
“Una vez que te has enfrentado al cáncer, todo te parece una lucha bastante sencilla”
-David H. Koch-
Ese inicio va a suponer dos cosas: afrontar uno o varios tratamientos y aplicar unas adecuadas estrategias psicológicas y emocionales para encarar el duro día a día. De este modo y a lo largo de ese proceso, la relación con el personal sanitario es vital y prioritaria. De ahí que se necesite también que ellos sean capaces de dar lo mejor en su profesión.
La empatía en la comunicación oncológica es una arteria de salud, un lazo cotidiano y de fortaleza establecido entre esa relación médico-paciente o sanitario-paciente. Su ausencia provoca que los pacientes sean tratados con desinterés, de forma protocolaria o lo que es peor, con frialdad. Actitudes y comportamiento que impactan negativamente en la persona afectada, dejándola en una situación de completa indefensión.
La comunicación oncológica, clave de salud
Los profesionales sanitarios y del sistema de salud son excepcionales. Su trabajo y su dedicación con el paciente son encomiables. Son dadores innatos de bienestar y ante todo, de saber hacer. No obstante, también sabemos que no todos los países tienen esa misma suerte, ya que tanto el acceso al sistema de salud como el desarrollo de adecuados protocolos de atención y asistencia no están implementados con la misma calidad.
Solo como ejemplo, ciertas habilidades comunicativas y psicoemocionales con los enfermos llevan años aplicándose en España, mientras que en Estados Unidos, y solo como ejemplo, la comunicación oncológica y su adecuada aplicación en cada centro médico es algo relativamente nuevo. Habrá excepciones, no hay duda, y ello dependerá sobre todo de la calidad humana de cada profesional. No obstante, ha sido a partir del 2016 cuando han empezado a parecer diferentes estudios sobre el tema.
El objetivo de todos esos trabajos y publicaciones es elemental a la vez que prioritario: la necesidad de capacitar al personal sanitario en habilidades de comunicación oncológica. Más allá de las capacidades y habilidades que cada uno tenga en su profesión, las habilidades comunicativas y las relativas a la psicología emocional “no vienen de fábrica”. Es necesario entrenarlas y prioritario que los profesionales de la salud reciban una formación adecuada y específica para ese ámbito tan delicado, a la vez que complejo.
Habilidades que deben desarrollarse en la comunicación oncológica
La comunicación oncológica implica no solo “saber oír”, sino sobre todo cómo comunicar, cómo responder y cómo intuir las necesidades del paciente. Asimismo y no menos importante, significa también saber desplegar recursos y adecuadas estrategias para cada persona en particular. Todo ello permitirá asegurar una atención integral al paciente y un buen cuidado que la mayoría de las veces, va mucho más allá del tratamiento y las intervenciones quirúrgicas.
De este modo, existen 3 habilidades clave que definen la comunicación oncológica.
Saber comunicar y saber preguntar
Los profesionales de la salud saben que van a tener que dar malas noticias de forma regular: diagnosticar el cáncer, informar de una operación necesaria, comunicar que un determinado tratamiento no funciona o que la enfermedad, en lugar de remitir, avanza. No son situaciones fáciles para nadie y el médico debe entrenarse en ese tipo de comunicación.
Por otro lado, no siempre basta con “informar”. El profesional de la salud también debe saber cómo formular preguntas al paciente para saber si ha entendido la información, intuir cómo la ha asimilado e identificar qué necesidades presenta o qué asistencias complementarias debería recibir, además de las ordinarias (por ejemplo atención psicológica).
La empatía
Médicos, enfermeras, auxiliares… Todo el personal de un centro médico y más del área de oncología saben que la empatía es clave con los enfermos. La tensión emocional, los bloqueos, los miedos, las actitudes defensivas (e incluso, la rabia) están presentes tanto en los afectados como en los familiares y eso, es algo que deben saber gestionar.
Comprender cómo se sienten los demás es una habilidad muy importante en el ámbito de la salud.
Modelos de toma de decisión compartida (TDC)
Los modelos de toma de decisión compartida son otro pilar vertebrador en la atención médica. Estos suponen involucrar a los propios pacientes en el cuidado de su salud, de forma que no vean la figura del médico como alguien que toma decisiones de forma unilateral y en quien recae toda la autoridad.
Según estos modelos, el paciente y su familia deben ser partícipes en todo momento e involucrarse en cada paso. De esta manera, decidirán junto al equipo médico y asumirán también el compromiso de seguir trabajando, luchando y avanzando de forma activa.
Ahora bien, para que esto suceda y el trabajo cotidiano entre médico-paciente sea armónico, los profesionales deben estar capacitados y entrenados en este tipo de modelos.
“Puedes ser una víctima o un superviviente del cáncer. Es una forma de pensar”
-Dave Pelzer-
Como vemos, la comunicación oncológica es un factor prioritario en la adecuada atención de la persona diagnosticada de cáncer. Más allá de lo que podamos creer, la lucha constante por vencer la enfermedad no es tarea de uno solo. El apoyo familiar y social, así como una asistencia sanitaria correcta y de calidad conforman ese círculo de poder donde dar aliento y esperanza a la persona que sin duda, lo merece todo.