La envidia en femenino
¿Cómo es la envidia en femenino? ¿Se diferencia quizá de la que experimentan los hombres? Por curioso que nos resulte, hay estudios que nos dan datos interesantes. Por ejemplo, se sabe que que el género masculino se siente molesto cuando alguien rivaliza con él en estatus y poder. Las mujeres, por su parte, presentan procesos mucho más complejos.
Vivimos en una sociedad donde lo queramos o no, la mujer debe esforzarse en mayor grado para lograr algo. En ocasiones, aún desempeñando la misma labor profesional, ellas deben demostrar que son más válidas que los hombres para conservar el puesto. Se pone en observación sus competencias, resistencia, su asertividad, capacidad de negociación, disponibilidad, ingenio…
La envidia en femenino no se expresa solo entre mujeres. No se envidia en exclusiva el físico de las amigas, de otras mujeres más bellas o con vestidos más caros. Esta emoción también se dirige al género masculino. Se extiende también a nivel familiar, hacia esos miembros que tienen mayor reconocimiento que ellas. Se alberga también hacia la propia pareja, cuando socialmente, por ejemplo, tiene mayor respeto o admiración.
“La envidia es tan flaca y amarilla porque muerde y no come”
-Francisco de Quevedo-
La génesis de la envidia
La envidia no es exactamente sentir aflicción porque otro tiene algo que no poseemos, bien sea un objeto, un estado, o una condición. A veces también se envidia a alguien que incluso no tiene nada. La envidia funciona más bien en la lógica de desear la satisfacción que otra persona experimenta.
Alguien puede tener, por ejemplo, ropa muy modesta. Pero la disfruta. Esto puede hacer sentir envidia a otro que porta vestidos más opulentos. No es que quiera tener el traje del otro, sino que desea experimentar la gratificación que este siente.
Envidia es ver que otros logran reconocimientos que nosotros no conseguimos haciendo lo mismo. Es también no disponer de las habilidades que otras personas demuestran y de las que se carecen. Asimismo, estudios como el llevado a cabo en la Universidad de California nos señalan lo siguiente:
- Es un fenómeno que todo ser humano experimenta y que a menudo surge de manera inconsciente.
- Es también une emoción reprimida que intentamos escondernos hasta a nosotros mismos.
Asimismo, y en el caso de las mujeres, la envidia viene a ser otro de esos lastres culturales, producto de varios siglos de menosprecio y explotación al que ha sido sometido el género.
La envidia en femenino
La envidia en femenino está en el repertorio de los excluidos. No se habla de ella e incluso las propias mujeres evitan reconocer en sí mismas estos procesos internos. Así, en trabajos como los publicados en la revista Evolution and Human Behavior nos señalan por ejemplo, que el género femenino vive esta realidad de manera habitual en el seno familiar.
Es común sentir envidia cuando los padres, por ejemplo, valoran en mayor grado a los hermanos. El aspecto cultural suele estar muy arraigado y orquesta sin duda esa envida en femenino hasta aspectos casi insospechados. Por ejemplo, las psicólogas británicas Susie Orbach y Luise Eichenbaum nos señalan lo siguiente:
- Hay mujeres que tienen problemas para reconocer sus propias necesidades y deseos debido a la educación recibida. El hecho de ver por ejemplo a otras mujeres más seguras de sí mismas, asertivas y que saben reclamar lo que quieren, genera envidia.
- A menudo, el género femenino se fija en esas aptitudes que otras personas demuestran y que ellas no han trabajado en sí mismas. Es un aspecto común que debe sin duda invitarnos a reflexión.
Los estudios sobre la envidia en femenino nos señalan a su vez otro aspecto. Las mujeres no envidian más que los hombres y a la inversa. Todos experimentamos esta realidad. Ambos se fijan y anhelan en ocasiones, el éxito social ajeno, así como el atractivo físico de otros, es algo común.
No obstante, en el caso de los hombres ellos muestran puntuaciones más elevadas en el aspecto de esa envidia centrada el estatus. Las mujeres en todos esos aspectos anteriormente señalados. Aún así, a diferencia de lo que ocurre con los hombres, la hostilidad entre mujeres suele ser inofensiva en términos generales.
Se limita a esos pequeños odios cotidianos, pero rara vez cruza esos límites. De hecho, es frecuente que en los momentos decisivos se imponga la solidaridad y la sororidad sobre el rechazo. Así es la naturaleza femenina.
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- DelPriore, DJ, Hill, SE, & Buss, DM (2012). Envidia: especificidad funcional y características de diseño diferenciadas por sexo. Personalidad y diferencias individuales , 53 (3), 317–322. https://doi.org/10.1016/j.paid.2012.03.029