La importancia de las actividades agradables en la depresión
La depresión puede ser explicada en términos emocionales, cognitivos y conductuales. Por ello, cambios, como introducir actividades agradables en una rutina, pueden tener un impacto mayor que, por ejemplo, un tratamiento exclusivamente farmacológico.
Justamente en esto nos centraremos en este artículo, en la necesidad de realizar actividades agradables en la depresión, en cuál es su importancia y cómo esta puede ser una de las claves para acometer una mejoría.
En este contexto, es importante entender la depresión como una respuesta disfuncional de una persona funcional. Las personas con depresión no son personas débiles, tampoco vagas ni están trastornadas.
¿Por qué aparece la tendencia a la inactividad en la depresión?
La depresión puede caracterizar a las personas que no disfrutan haciendo las cosas. Puede existir una anhedonia, o dejar de disfrutar aquellas cosas que antes sí producían goce.
Seguramente sea muy complicado encontrar un punto de inicio para la depresión de una persona, pero lo cierto es que los pensamientos, las dudas, las inseguridades, los estados de ánimo y las expectativas pueden hacer que el comportamiento de una persona cambie. Lo emocional, lo cognitivo y lo conductual están muy relacionados.
¿Por qué Natalia no sale de casa?
Pongamos el ejemplo de Natalia, una chica de treinta años que comienza a no sentirse bien. Desde hace un tiempo tiene pensamientos recurrentes e intrusivos acerca de su valía. Todo empezó cuando la despidieron de su puesto de trabajo hace unos meses.
Natalia no sale con sus amigos ni ve a su familia; pasa la mayor parte del tiempo en casa. ¿Es por ello Natalia una persona aburrida, vaga, que no se esfuerza? Por supuesto que no. Natalia tiene depresión y ha entrado en el círculo de la evitación para tratar de solventar sus problemas, o más bien, evitarlos.
Cuando Natalia, hace un mes, pensó en invitar a los amigos de su antiguo instituto a cenar a casa, acuciantes pensamientos como “pensarán en lo bajo que he caído”, “soy una perdedora y se van a dar cuenta”, “me preguntará por el trabajo” hicieron que al final la intención se quedara solo en proyecto.
Así, Natalia comenzó a evitar situaciones en las que anticipaba que podía proyectar una imagen negativa o que intuía que no lo iba a pasar bien. Por muy bueno que fuese el plan, siempre encontraba un pequeño “pero” o riesgo que hacía que no se decidiera. Así, se convirtió en una experta, sin quererlo, en tirar tierra sobre sus propias ilusiones.
El ciclo que nunca termina
Las actividades agradables en la depresión son tan relevantes porque son una protección frente al círculo vicioso, en caída libre, descrito. Por otro lado, son las actividades agradables y que nos ilusionan las que mejoran nuestro estado de ánimo, por eso es tan importante que no las perdamos.
Por otro lado, cuando las personas que tienen depresión dicen “no tener ganas de hacer nada”, están totalmente en lo cierto. Es normal no tener ninguna gana de hacer nada, y quizás mucho menos algo que va en disonancia con su estado de ánimo actual…, pero es que ahí se encuentra precisamente la clave para romper con su estado de ánimo actual, tan negativo.
En este sentido, el no tener ganas tiene que ver con la forma de pensar, actuar y sentir que están experimentando ahora, que no es del todo funcional.
Las ganas han de crearse; no vienen solas. Además, el hecho de no tener ganas de hacer algo no implica que ese algo no se deba hacer o que las ganas no aparezcan una vez que nos ponemos en marcha.
La activación conductual
En la activación conductual se trata de recuperar actividades agradables pasadas y fomentar actividades sociales y ejercicio físico (Vázquez, Nieto, Hernán y Hervás, 2005).
Las actividades agradables en la depresión suelen plantearse de forma muy gradual, poco a poco, con actividades pequeñas, para luego conseguir objetivos más planificados.
La activación conductual se practica en el contexto terapéutico, animando a las personas con depresión a recuperar poco a poco los reforzadores que han ido perdiendo por inactividad.
No se trata de que la persona que tiene depresión vaya de la noche a la mañana al parque de atracciones con treinta amigos. La activación conductual se plantea por etapas. Los pequeños logros, cosas que nosotros ya damos por hecho (por ejemplo, ducharse, ponerse ropa de vestir, comprar el pan…) tienen un valor inimaginable como punto de partida.
Conocer los objetivos antes de llegar a ellos
Para la realización de una correcta activación conductual y que las actividades agradables en la depresión surtan efecto, es importante elaborar un gradiente de actividades en función de la dificultad que presenta su realización.
Algunas de estas actividades pueden ser las siguientes:
- Levantarse a las 9, ducharse y vestirse con ropa para salir.
- Realizar al menos una tarea en casa que resultara placentera antaño (leer, coser, dibujar).
- Bajar a desayunar al bar de enfrente.
- Ir al supermercado a comprar el pan.
Aunque puedan parecer cuatro objetivos “fáciles”, para la persona con depresión pueden suponer una cuesta arriba con mucha pendiente. Quizás le cueste salir de la cama a esa hora y no ponerse el pijama. Quizás bajar a comprar el pan sea lo último que quiere o puede hacer.
Por ello, es mejor empezar con tareas pequeñas e ir incrementando su dificultad a medida que observamos que los objetivos se consiguen y que, sobre todo, el estado de ánimo mejora.
La mejoría con las actividades agradables
La realización de actividades agradables implica una serie de aspectos que pueden cambiar el pronóstico de la persona que lo experimenta.
Realizar actividades significa dejar de huir de aquello que tanto terror y malestar provocaba en la persona y de realizar pruebas de realidad que le indiquen que todos aquellos pensamientos intrusivos que tiene no están sustentados por ninguna base empírica.
Recuperando el ejemplo de Natalia, al quedar con sus amigos, se dará cuenta de que ninguno piensa que no es válida, ninguno piensa que es menos que nadie y que tampoco la van a juzgar (al menos, la gran mayoría). Se incumplen entonces los temores de Natalia, obteniendo esta argumentos para cuestionar sus pensamientos la próxima vez que traten de frenarla.
Los problemas de la activación conductual en la depresión
Dadas las características de un trastorno como es la depresión, podrían plantearse problemáticas como la indecisión, el abandono, la anhedonia, la falta de motivación, la indefensión, la sensación de descontrol ante las tareas que hay que hacer, la sensación de que no tiene sentido hacer las cosas solo, la postergación, dejarlo todo para después…
Por ello, en relación a las actividades agradables en la depresión es importante realizar una buena evaluación y, en caso de optar por la activación conductual, hacer un buen gradiente de objetivos -adaptado a la persona y a las circunstancias-.
El tratamiento para la depresión incluye trabajo cognitivo, emocional y conductual, y es muy recomendable su utilización en un contexto terapéutico en la medida de lo posible. Desde luego que las problemáticas depresivas son complicadas, y por ello no se recomienda realizar una intervención sin el seguimiento de un terapeuta.