La intuición es el alma que nos habla
Para Albert Einstein lo único verdaderamente importante era la intuición. No es magia ni embrujo, sino esa sutil capacidad que nos hace inclinar la balanza hacia un lado, ella quien en poco más de dos segundos nos permite valorar si una persona es de fiar o no.
A pesar de que existe mucha bibliografía que enmaraña el sentido más psicológico, puro e interesante de la intuición, te interesará saber que es un tema muy estudiado y analizado por la ciencia.
Tanto es así, que un notable especialista en las teorías de la mente, Howard Gardner, nos habla de la necesidad de desarrollar un tipo de inteligencia intuitiva, esa con la que poder ser más receptivos a nuestro mundo interior.
Si por algo ha interesado desde siempre el estudio de la intuición, es por ser esa estrategia que guía gran parte de nuestras decisiones cotidianas. Tomar un camino y no otro, desconfiar de alguien, declinar una oferta de trabajo, aceptar un proyecto… Hay quien medita mucho las cosas, otros, en cambio, se dejan llevar por ella: por la intuición.
Ningún marinero consulta un libro para saber afrontar un océano revuelto, se deja llevar por su intuición, por esa voz interior que sabe leer los peligros y prever la mejor ruta, la mejor estrategia. Esa que toma en muy pocos segundos…
La intuición: el sendero del inconsciente al mundo consciente
Nadie puede garantizarnos que por seguir nuestra intuición vayamos a tomar las decisiones más exitosas. No obstante, lo que sí conseguiremos es un aspecto igual de importante: actuar de acuerdo a nuestras esencias, valores, emociones y valoraciones obtenidas de acuerdo a nuestras experiencias previas. Daremos un paso con adecuado equilibrio interior.
“Dudo que algún día un ordenador o un robot logre igualar la intuición del intelecto humano.”
-Isaac Asimov-
Uno de los máximos entendidos en esta materia es el sociólogo y ensayista Malcolm Gladwell. A través de sus estudios nos demuestra cómo agentes de bolsa, médicos, psicólogos, publicistas, mecánicos o amas de casa son capaces de tomar decisiones acertadas en muy pocos segundos. ¿Estamos entonces ante un tipo de poder que va más allá de las capacidades psíquicas ordinarias? En absoluto, te lo explicamos a continuación.
Características esenciales de la intuición
Señalábamos hace un momento el interés creciente en el área de la intuición. Al lector le interesará saber que en Estados Unidos se creó hace ya 40 años el Centro para el estudio de la Intuición (CAI). Este organismo está dirigido por el doctor William H. Kautz, del Instituto de Investigación de Stanford. La finalidad de este centro es estudiar precisamente esta dimensión de manera científica y válida.
Así, podríamos decir, por tanto, que a día de hoy ya encontramos consenso en las siguientes conclusiones:
- La intuición forma parte de lo que se conoce como “inconsciente adaptativo”. Cada cosa aprendida, sentida, interiorizada, pensada y experimentada crea un poso de sabiduría única y particular que nos define. Es nuestra esencia, es un “capital mental” que usamos casi sin darnos cuenta cada día.
- El poder de la persona intuitiva reside en saber utilizar este capital como canalizador. El buen intuitivo sabrá separar todas las ramas del bosque para encontrar el camino en medio de la encrucijada. Porque decidir es al fin y al cabo el arte de descartar, y lo creamos o no, la intuición es una herramienta formidable.
- Hay personas más intuitivas que otras. La diferencia está en el enfoque, en quien se deja llevar más por ese capital mental interno antes que por el filtro de la lógica y ese análisis concienzudo de la realidad.
- Se presenta de forma repentina e inmediata. La intuición actúa instantáneamente y sin que medie el razonamiento de la persona. En este sentido, es una reacción que se presenta en el individuo ante un determinado estímulo o situación. Muchas veces, este tipo de respuestas resultan ventajosas, especialmente cuando se requiere tomar decisiones rápidas.
- Puede ser desarrollada. Gracias a la neuroplasticidad cerebral, es posible el aprendizaje de la intuición. Se han propuesto diferentes vías para lograrlo, algunos han propuesto técnicas como la meditación y la relajación.
Cómo desarrollar nuestra inteligencia intuitiva
Antes de saber cómo podemos potenciar nuestra inteligencia intuitiva, es posible que te preguntes por qué deberíamos hacerlo y qué utilidad tiene. Bien, para ello hemos de recordar cómo funciona la inteligencia tradicional, es decir, mediante la reflexión y el procesamiento más lógico.
Gracias a Howard Gardner sabemos que existen muchos más tipos de inteligencia y que todas son igual de útiles. La inteligencia intuitiva, por su parte, nos va a permitir aflorar nuestra conciencia y nuestras emociones para poder tomar decisiones más rápidas, o al menos, permitirnos disponer de ese otro tipo de información “más íntima” para poder contrastarla con un punto de vista más racional o convergente.
“Escucha más a tu intuición que a tu razón. Las palabras forjan la realidad, pero no la son.”
-Alejandro Jodorowsky-
A su vez, tal y como nos indican en un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur llevado a cabo por los psicólogos Galang Lufityanto, Chris Donkin y Joel Pearson, la intuición y el atrevernos a desarrollarla y potenciarla nos puede ayudar a tomar decisiones más acertadas. Si no acertadas conectadas al menos con nuestras auténticas necesidades, y algo así ya es importante.
Claves para desarrollar la inteligencia intuitiva
La intuición se siente más que se piensa. Por ello, es necesario saber escuchar nuestras emociones, entender qué acontece en nuestro mundo interior para encontrar la calma y el equilibrio.
- Daniel Goleman nos recomienda que, una vez controlemos y entendamos nuestras emociones, nos permitamos pensar en Zen (think Zen) que no es otra cosa más que alcanzar un estado mental de calma profunda para ser más receptivos a nuestro interior y a su vez, al entorno.
- Los mensajes que suele enviar la intuición son a veces algo complejos: sensaciones, formas, palabras… Es tarea nuestra saber interpretarlas. Cuanta más libertad demos a nuestra mente, sin prejuicios o barreras, más aflorará nuestra intuición.
- Otorgarles credibilidad a los pálpitos que tenemos. Confiar lo suficiente como para, por lo menos, tener en cuenta las corazonadas que tenemos diariamente. Estas reacciones fisiológicas son señales que nos envía el cuerpo para que vayamos con precaución o para que nos arriesguemos.
- Diferenciar entre prejuicio e intuición. Si nuestra intuición nos avisa que no confiemos en alguien, debemos sopesar hasta qué punto esa señal está interferida por ciertos prejuicios y estereotipos que podamos tener en contra de ese “tipo de persona”. Una idea preconcebida que orienta una conducta no es intuición, solo es un prejuicio.
- Practicar mindfulness tienen beneficios claros para nuestra intuición: nos hace más conscientes de los estímulos y la información, incluso a cosas que antes nos pasaban desapercibidas. Además, esta técnica de meditación mejora nuestro equilibrio emocional.
- La visualización es una técnica que podría estimular la intuición al generar estados de tranquilidad y silencio para que la persona pueda escuchar sus emociones. ¿Cómo funciona?
- Cierra los ojos y centrarte en tu respiración. Acomódate y trata de encontrar un espacio agradable.
- Visualiza un paisaje que te transmita seguridad. Obsérvalo con atención e intenta reparar en todos los detalles existentes: el aire, los aromas, los colores, los detalles.
- Respira pausadamente y en profundidad, y vuelve a abrir los ojos. ¿Qué sentiste? ¿Qué mensajes emocionales recibiste? ¿A qué te invitan tus sensaciones?
- Para desarrollar la intuición es importante aprender a creer en ella y en su capacidad, aunque no pueda ser del todo comprendida por la razón.
¿Por qué es importante desarrollar nuestra intuición?
La intuición nos ayuda a relacionarnos con el mundo a través de nuestros valores, experiencias pasadas y a la información almacenada en nuestro inconsciente. Además, este tipo de conocimiento involucra sensaciones, emociones y lo que comúnmente se conoce como “presentimientos”, lo cuales representan aportes valiosísimos a la hora de valorar la realidad.
Por su parte, es una capacidad que nos permite tomar decisiones rápidas y automáticas. Además, nos permite resolver problemas en base con nuestras características; apuntando siempre al desarrollo personal y a la búsqueda del bienestar.
Al ser una fuente irracional, en muchos casos, se desconfía de la intuición, no es tomada en cuenta, o queda relegada frente al conocimiento intelectual, que suele ser concebido como más confiable o correcto. No obstante, es importante tener en cuenta que la intuición sirve como guía para la toma de decisiones, e implica tener confianza y autoestima para confiar y creer en ella. Aunque, siempre es bueno equilibrarla con la información que proviene de otras fuentes.
Para concluir, la inteligencia intuitiva puede entrenarse cada día, siempre y cuando nos permitamos ser más libres de pensamiento y, a la vez, receptivos a nuestras emociones. La intuición no es solo cosa de mujeres, todos disponemos de esas ráfagas de luz mental, de esas corazonadas que nos guían hacia una opción muy concreta que, al final, puede ser la acertada. Vale la pena dejarnos guiar por ellas, por ese lenguaje tan especial…
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- Garcés-Vieira, M. V., & Suárez-Escudero, J. C. (2014). Neuroplasticidad: aspectos bioquímicos y neurofisiológicos. Ces Medicina, 28(1), 119-132.
- Gladwell, Malcolm (2017) Inteligencia intuitiva: ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos?. Madrid: Taurus.
- Jiménez-Picón, N., Romero-Martín, M., Ponce-Blandón, J. A., Ramirez-Baena, L., Palomo-Lara, J. C., & Gómez-Salgado, J. (2021). The relationship between mindfulness and emotional intelligence as a protective factor for healthcare professionals: systematic review. International Journal of Environmental Research and Public Health, 18(10), 5491.
- Hogarth, Robin M. Hogarth (2002) Educar en intuición. Paidós.
- Lufityanto, G., Donkin, C., & Pearson, J. (2016). Measuring intuition: nonconscious emotional information boosts decision accuracy and confidence. Psychological science, 27(5), 622-634.