La lectura como fuente de gestión emocional en niños

El uso de la lectura como fuente de gestión emocional en niños puede ser una herramienta muy útil para su formación en este campo. Hablaremos de qué libros pueden ser útiles para este propósito y de los ingredientes que les confieren esta naturaleza.
La lectura como fuente de gestión emocional en niños
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 14 enero, 2020

Leer es una actividad vital para desarrollo de todo ser humano. Pero, en el caso infantil, podemos usar la lectura como fuente de gestión emocional, como herramienta para que los niños aprendan a entender y gestionar su propia inteligencia emocional.

La lectura va mucho más allá del descifrado de letras. Además de interpretar su significado, también permite la creación de redes neuronales, que ganan en complejidad a medida que el niño aprende.

Es decir, a la vez que el niño lee, logra que su cerebro realice una actividad con más variables y detalles, mientras interpreta mensajes que se asientan en su memoria emocional. De ahí que el fomento del hábito de buenas lecturas sea vital como herramienta para que los pequeños asimilen una buena escala de valores.

Niña leyendo por placer

La lectura como fuere de gestión emocional

Los padres, al igual que el tutor o el profesor, son figuras indispensables en el aprendizaje del niño. Lo son en la adquisición de conocimientos formales o teóricos, pero también en aquellos que son más prácticos, como puede ser la gestión emocional.

Según los expertos, si los padres cumplen con las obligaciones que ya pueden asumir los más pequeños, es probable que desarrollen cierto sentimiento de inferioridad, de inutilidad y de incapacidad para hacer ciertas tareas que deben ser simples y rutinarias.

Este detalle de refuerzo de sentimiento de inferioridad puede mantener al niño en cierta sensación de zozobra. Por lo tanto, es importante que nos detengamos y sepamos mostrar a los pequeños que realmente son muy capaces.

¿Cómo demostramos a los niños que son útiles y se pueden valer por sí mismos con seguridad? Con una excelente gestión emocional. Sin duda, la lectura es una herramienta vital en este sentido.

¿Qué libros se pueden leer?

Aunque cualquier lectura puede ser útil para una correcta gestión emocional, lo cierto es que, si optamos por ciertas obras, podemos enfocar mejor esas lecturas para que su inteligencia emocional crezca en un sentido sensato.

Los cuentos y las obras especializadas en filosofía para niños y jóvenes, en psicología para los pequeños, etc., son las lecturas más interesantes llegados a este punto. De esta forma, ellos pueden potenciar sus habilidades personales y aprenden a canalizar sus sentimientos, en especial, en etapas difíciles y de transición, como entre los 6 y 8 años o en el paso por la adolescencia.

En realidad, si hacemos memoria y miramos hacia atrás en el pasado, cualquier cuento clásico escondía en su interior un aprendizaje, lo que siempre se llamó moraleja. Cada una de esas píldoras de conocimiento pertenecen “en cierta forma al mundo de la filosofía”.

No obstante, en la actualidad encontramos muchos libros de filosofía enfocados a niños. Escritos por filósofos especializados en el mundo infantil y revisados por psicopedagogos y expertos, exploran el mundo desde el punto de vista del pensamiento crítico para acercar la gestión y la inteligencia emocional.

Niño leyendo sobre tejado

¿Qué hay en los libros infantiles para la gestión emocional?

Este tipo de lecturas suelen narrar historias bonitas en las que sus personajes principales viven experiencias que les obligan a hacer uso de la interpretación de sus emociones. A raíz de dicha experiencia, los protagonistas reciben interesantes enseñanzas prácticas para la gestión de sus sentimientos.

Obviamente, las enseñanzas que aprenden los personajes protagonistas de los cuentos y libros especializados en gestión emocional pasan de las páginas de la obra a la mente de los pequeños, que reciben una valiosa lección en este sentido.

“Una persona con una nueva idea es una broma hasta que la idea tiene éxito”

–Mark Twain-

Estas mismas lecturas también están adaptadas a los adolescentes, ya que en esa etapa los jóvenes pueden sentirse algo perdidos mientras dejan atrás su identidad de niños en el paso de la infancia a la madurez adulta. Es una fase vital en que los chicos han de aprender a entender y potenciar sus emociones e inteligencia emocional.

De esta manera, los jóvenes se refuerzan en sus valores. Así, al llegar a la adolescencia, dispondrán ya de una buena experiencia emocional, junto con herramientas que son útiles para prolongarla de manera autónoma, y todo gracias al hábito de la lectura de obras de especial interés para ello y para ellos.

Observa la lectura como fuente de gestión emocional en niños y aprovecha todo el potencial que los libros y los chicos llevan dentro para formar personas plenas, felices y responsables.


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  • Lantieri, L., Goleman D., (2009)
  • Inteligencia emocional infantil y juvenil
  • . Nueva York: Aguilar.

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