La llave de la felicidad
Si tuviéramos esa llave, ¡que fácil sería la vida! pero también ¡que aburrida! ¿no?; si siempre fuéramos felices, todo nos saliera a pedir de boca, no sé… viviríamos en una especie de “mundo de Candy Candy”(¿os acordáis de esos dibujitos?) que nos terminaría idiotizando.
Por eso, la llave de la felicidad quizás se perdió un buen día. A lo mejor los dioses la tiraron en alguno de los grandes océanos, para que nunca la encontramos o a lo mejor existe otra leyenda, que dice que algún feo trol de esos que habitan en el bosque la vio y la destruyó.
Es mejor no tener llaves, ¡que luego se pierden y tenemos que hacerlas de nuevo! Creo que es mucho mejor alternar momentos, momentos tristes y momentos alegres, momentos fugaces y momentos interminables…
“Si buscas la llave de la felicidad, nunca la encontrarás. La felicidad se tiene que construir día a día”
-Anónimo-
Cultivar nuestra propia felicidad
Quizás eso es la vida, un gran puzzle hecho de mil piezas diferentes, cada una necesaria para que cobre sentido y se forme al final una imagen real, la imagen de nuestra vida, sin maquillaje ni máscaras, la vida así, tal cual es.
Pero, ¿cómo podemos cultivar nuestra propia felicidad? ¿Cómo podemos construir una pequeña llave, sencilla, discreta pero que nos ayude a abrir nuestro cofre de la felicidad? ¡Querer es poder!
Estos son los 6 consejos para que puedas construir la llave que abre la cerradura que conduce a la felicidad:
1. Deja de quejarte
No te repitas continuamente: ¡Qué mala suerte tengo!, ¡todo me pasa a mi!, ¡soy un desgraciado! Dile adiós a ese monólogo interior tan repetitivo como impertinente, que lo único que hace es nublarte ante mil cosas que tienes para sentirte feliz, como por ejemplo la sonrisa de tu hijo.
“¿Te ha pasado alguna vez que estás buscando las llaves pero no las encuentras porque las tienes en tus manos? Bueno, algo similar ocurre con la felicidad”
-Anónimo-
2. Valora lo que crees insignificante
Valora los pequeños placeres de la vida. ¿No sientes una profunda felicidad con una tacita de café, de té o de chocolate caliente, una manta y una buena peli? Pues ya está…mira que fácil y barato ha sido crear un ratito de felicidad.
3. Fíjate en todo lo bueno que tienes
Valora todo lo bueno que tienes. Todos tenemos cosas buenas y cosas malas en nuestra vida. Haz un repaso de la tuya, seguro que encuentras cosas bonitas que te hacen feliz.
A lo mejor vives cerca del mar o te puedes levantar cada día y tener una buena vista para mirar lo que hay a tu alrededor; puede que tengas un bonito árbol cerca de tu casa y no te has fijado aún en él o un techo donde cobijarte cada día.
4. Tu salud es lo más importante
Valora la salud por encima de todo. Cuando la salud nos falta, nos damos cuenta de la importancia que le dimos antes a cosas que realmente no la tenían. Y si en un momento dado te falta, saca tu fuerza interior.
“La salud no tiene precio y el que la arriesga es un necio”
-Anónimo-
5. Nunca dejes de aprender
Aprende de todo y de todos. ¿No te ha pasado que a veces un niño de tan sólo 4 años te ha dado una lección de vida? ¿O que has ido a comprar el pan y la persona que te atendía u otro cliente que tenías al lado, ha dicho algo que se ha convertido en digno de una frase del mejor de los filósofos de la antigua Grecia?
6. Hoy será un gran día
“Hoy puede ser un gran día plantéatelo así”. Esta frase de Joan Manuel Serrat me encanta igual que su canción. Ahí va:
Ahora que ya sabes cómo construir tu propia llave de la felicidad, ¿qué vas a hacer al respecto? Recuerda nunca dejarla en otras manos, tampoco esperar a encontrarla por casualidad. Tienes todas las piezas, solo tienes que construir esa llave. Es tuya, es única… Cuídala.