La locura de Jack Torrance, El Resplandor
El Resplandor es una de esas joyas del cine que han sobrevivido en nuestra memoria al paso del tiempo. Hablamos de una propuesta arriesgada, como todas las adaptaciones de novelas conocidas y leídas por muchos, que contó con el aplauso unánime del público y con la desaprobación del autor de la obra original.
Hoy en día parece impensable reprocharle algo a Kubrick, pero resulta difícil decir que El Resplandor es una de las mejores adaptaciones de una obra de Stephen King, pues se llevó al cine con mucha libertad creativa, aunque también con mucho acierto. A diferencia del libro, en la película, el terror no reside en lo paranormal, sino en la propia mente del protagonista, Jack Torrance.
Los eventos paranormales quedan en un segundo plano y dudamos de si son reales o producto de la paranoia de Jack Torrance. Los interminables pasillos, la sinuosa carretera, la claustrofobia y la soledad son el marco de esta enigmática película. Kubrick supo atrapar al espectador, supo captar la esencia de la locura que caracteriza a Jack, nos hizo partícipes de un viaje al centro de la perturbada mente del protagonista.
El hotel Overlook acoge a infinidad de huéspedes durante el verano, en un enclave aislado y privilegiado, rodeado de naturaleza y paisajes extraordinarios, nadie podría sospechar que, tras esos muros, se esconde una historia de lo más perturbadora.
El hotel es una especie de reflejo de Jack, un padre de familia de apariencia normal que, en realidad, tiene serios problemas con el alcohol. Jack acepta el trabajo de cuidar el hotel durante el invierno porque cree que es una buena oportunidad para trabajar en la novela que está escribiendo y, al mismo tiempo, terminar de recuperarse de su adicción al alcohol.
La cara amable y veraniega del Overlook se convierte en un auténtico y aterrador laberinto durante el invierno. Un lugar que hará que los peores fantasmas de Jack Torrance salgan a la luz, un lugar que sacará lo peor de cada uno, donde reinará el terror y en el que descubriremos los secretos más espeluznantes que albergan sus habitaciones. Dudo que muchos desconozcan los oscuros secretos del hotel Overlook, pero, por si acaso, aviso que el artículo contiene spoilers.
Jack Torrance, la evolución
Jack Nicholson, en uno de los papeles más aplaudidos de su carrera, encarnó a este personaje. El actor ya demostró en Alguien voló sobre el nido del cuco que lo suyo era encarnar a personajes perturbados, pero en esta ocasión dio un paso más, plasmando la personificación de la locura y del mal en una misma persona.
Sus rasgos, su risa, su voz, sus ojos y sus cejas que dibujan una mirada penetrante a la par que escalofriante… le sirvieron para que Torrance se apoderase de él por completo y que los espectadores jamás podamos olvidar lo vivido en el hotel Overlook.
En el libro de King, Jack Torrance tiene problemas con el alcohol, pero es un personaje que quiere a su familia y trata de acercarse a su hijo, además de mostrar cierta lucidez durante las posesiones. El hotel del libro es un personaje más, actúa por sí solo y manipula la mente de Jack, es un personaje que juega con los habitantes de su interior a su antojo.
En la versión cinematográfica, Torrance muestra algunos problemas psicológicos antes de entrar en contacto con el hotel, Wendy lo saca de quicio y se muestra bastante frío y distante con su familia; como espectadores, nos resulta difícil creer que verdaderamente sean una familia unida.
Ambas versiones funcionan perfectamente de forma independiente, no debemos verlas como un complemento de la otra y tampoco debemos interpretar la adaptación de Kubrick como una versión fiel a la de King. Los cambios son muchos, pero no por ello negativos, la versión cinematográfica nos ofrece una visión diferente, más realista y fría del personaje principal. Jack evoluciona a medida que su frustración crece y su estancia en el hotel se hace más y más dura; el frío y la nieve harán que se vean aislados y en una situación de lo más insoportable.
Conforme avanza el invierno, el aislamiento se agrava y sus consecuencias acaban por atormentar a los ocupantes del Overlook. Danny está acostumbrado a la soledad, por lo que afronta la situación sin perder la cordura, inventará juegos y mantendrá conversaciones con Tony (su peculiar amigo imaginario), Wendy llevará mal la soledad y tratará de mantener conversaciones con su marido, haciendo que este pierda los nervios. Jack comenzará a mostrar los primeros signos de violencia y de locura, especialmente, hacia su esposa; pesadillas, alucinaciones y cambios en su personalidad harán que comience su degradación.
El hotel y Jack
Como decíamos, el planteamiento de la película dista bastante del que propone el libro y, aunque hago mención a ambas versiones, prefiero centrarme en la cinematográfica por ser más conocida. El hotel funciona como un símil de la mente de Jack, laberíntico y complejo, cargado de oscuros secretos. En él, se despliegan todas las perturbadas fantasías del personaje y el oscuro pasado del propio hotel.
Poco a poco, las alucinaciones se van haciendo más y más fuertes, cobran vida y son capaces de manipular a Jack, pero ¿son realmente fantasmas? Quizás sí, y la fuente de todo sea de origen paranormal, pero lo cierto es que estos fantasmas se corresponden a piezas que conforman la complicada personalidad de Jack, sus más oscuros deseos. Todos estos personajes que van apareciendo en su mente tienen algo en común: conocer sus puntos débiles (el alcohol y su familia).
Jack acude al bar del Overlook y el camarero que le atiende sabe exactamente qué desea tomar, del mismo modo, parece que todo el mundo conoce a Jack, que él ya había estado allí y que, probablemente, lo haya olvidado. Estas pequeñas pistas son una muestra de la habilidad de Kubrick para jugar con las apariencias, tal y como está haciendo el hotel con el propio Jack. Todas las ideas que se van apoderando de su mente conducen a un mismo desenlace: acabar con su familia.
Así, el hotel y la mente de Jack se funden en una única entidad, en una única fuerza capaz de atemorizar a sus seres más queridos. Es posible que Jack pertenezca realmente al hotel, que sea una parte de él; o es posible que ese hotel sea un reflejo de la identidad de Jack. No es casualidad que los suelos del hotel dibujen laberintos, que la propia estructura del mismo se asemeje a uno y que los jardines posean esa misma forma.
Los laberintos tienen una fuerte carga simbólica relacionada con la identidad, con el viaje hacia lo más profundo del yo.
El laberinto es un escudo, una protección, una barrera que nos impide acceder al corazón del mismo, a su oculto interior, algo muy similar a la compleja mente de Jack. Al llegar al hotel, vamos avanzando por escenas que componen un laberinto y, finalmente, nos adentramos en lo más profundo del protagonista. El laberinto tiene una fuerte conexión con la vida espiritual, sería un reflejo del propio Jack. El hotel es el lugar al que pertenece, el descubrimiento de su interior, de sus mayores miedos y errores.
Una de las cosas más comentadas de la película es el final, esa escena en la que un Jack Torrance que vive en los años 20 nos saluda en una fotografía del Overlook. Un final abierto que, sin duda, da lugar a infinidad de teorías, pero que, al mismo tiempo, nos confirma lo que ya sospechábamos: Jack y el hotel siempre han ido de la mano. Gracias al gran trabajo de Nicholson, hoy podemos revivir una y otra vez esta gran obra del cine y a su perturbado protagonista.
“All work and no play makes Jack a dull boy”
-El Resplandor-