La persona más bonita del mundo
Lo siento, pero no hay certamen que determine quién es la persona más bonita del mundo. Lejos de lo que solemos ver, leer o escuchar, la belleza es una actitud. Algo más interno de lo que acostumbramos a creer. Y es que la belleza entendida como simetría está sobrevalorada y nos hace perder tanto tiempo persiguiendo cánones estéticos que tal vez por el camino estemos olvidándonos de lo real. Lo importante.
Hay mucha belleza en el mundo. Muchísima diría yo. Los seres humanos somos capaces de encontrar belleza casi en cualquier expresión de arte, cosa o ser. Contamos con la capacidad de percibirla y la pasión por admirarla. Pero cuando hablamos de personas, el concepto se desfigura. Olvidamos que cada persona puede ser bonita más allá de su físico. Mucho más allá de la banalidad de una carcasa.
La persona más bonita es valiente
Ser valiente no significa vivir sin miedo. Significa dejar de huir para encontrarte con él y así poder superarlo. Forma parte de la decisión de darnos el lugar que nos corresponde en el mundo (nuestro mundo). Parte de la escucha y el respeto hacia nosotros mismos, y nos acerca hacia lo que queremos llegar a ser. Estos son algunos de los beneficios de los que disfrutan las personas valientes:
Escuchan y validan sus sentimientos
Lejos de huir de lo que sienten, aprovechan las emociones para entenderse y conocerse. Aceptan tanto las emociones positivas como las negativas sin juzgarse por lo que sienten. Cuando ponemos nombre a nuestros miedos e inseguridades, podemos reflexionar sobre ellas y sobre hacia dónde nos llevan. Además, esto nos permite actuar desde la coherencia y el equilibrio.
Aceptan la responsabilidad de sus acciones
No se lamentan o buscan culpables. Se enfocan hacia lo que pueden mejorar y trabajan por hacerlo. Cuando sentimos que nos hemos equivocado o vivimos algo en términos de injusticia o fracaso, la actitud que adoptemos es una decisión personal: reponernos y probar nuevas opciones o alternativas. Todo el mundo se equivoca, pero no todo el mundo persiste. ¿Cómo afrontas tú el “fracaso”, el fallo o el error?
Se posicionan frente a los cambios
Los cambios forman parte de la vida y resistirnos a ellos supone, de alguna manera, enfrentarnos a una corriente muy poderosa. Las personas valientes se esfuerzan por hacer de los cambios -que se producen en su entorno, y que por lo tanto no eligen- oportunidades que hacen de trampolines para crecer. Un cambio asusta, pero cuando lo evitamos y nos alejamos de lo que sentimos, dejamos de fluir.
Comprenden que no puede llover a gusto de todos
Nadie puede complacer a todo el mundo y complacerse a sí mismo. Es lógico que nos importen las opiniones de las personas a las que queremos…, pero anteponerlas a lo que uno piensa y siente por norma general es lo mismo que relegarnos a un segundo plano. Es importante tratar de mantener una cierta fidelidad a uno mismo; lo que no significa tener que herir a los demás, sino velar por no herirnos a nosotros mismos.
Toman decisiones
A veces resulta más fácil dejarnos llevar por la inercia, pese a que esta no nos acerque a lo que nos gustaría sentir o a donde nos gustaría estar. Las personas valientes toman decisiones. Las decisiones tienden a asustarnos y es normal: escoger un camino supone descartar los demás. No obstante, necesitamos decantarnos para seguir adelante. Necesitamos decidir para avanzar. Y tú, ¿sigues prolongando en el tiempo la toma de una decisión importante?
La persona más bonita es natural
A veces necesitamos tomar una decisión especialmente importante: la de alejarnos de las expectativas, las comparaciones y las exigencias para poder ser nosotros mismos. Ser sin edulcorantes, conservantes o aditivos. Ser nosotros mismos, sin más. Ni menos. Hacer esto no supone alejarnos de las personas ni de los contextos de siempre. Supone acercarnos más a nosotros mismos.
“Aunque le arranques los pétalos,
no quitarás belleza a la flor”.-Rabindranath Tagore-
Cuando esto pasa, nuestros ojos suelen encontrarse con resistencias, pero a largo plazo las vistas se vuelven paisajes mucho más armónicos. En el proceso te das cuenta de todo el tiempo que te has descuidado. Entonces te recoges, te abrazas y decides cuidarte como te mereces: con amor. Conforme pasa el tiempo, comienzas a ser más sensible a la belleza que tienes dentro. Comprendes que la belleza ni se gana con las cremas ni se pierde con los años. Que la belleza consiste en pensar menos y fluir más. En ser natural.
Cuando te olvidas de los filtros, las miradas y las opiniones. Cuando encuentras la manera de situarte en primer plano y reclamas el papel protagonista de tu historia. Cuando eres valiente y te escuchas te conviertes en la persona más bonita del mundo para esa que siempre está contigo: tú.