La preocupación, el mejor amigo de la ansiedad
La preocupación es el verdadero núcleo de la ansiedad. Una vez se ha puesto en marcha no hay forma humana de detenerla. Esta emoción es tan dañina como la ira o el enfado, pues nos desgasta poco a poco y, en ocasiones, también nos paraliza. Además, tiene un gran impacto sobre nuestra salud, ya que nuestro cuerpo se tensa y nos sentimos mucho más inquietos y alterados.
Es verdad que todo el mundo se preocupa de vez en cuando. Es algo natural y totalmente normal. El gran problema surge cuando ese desasosiego empieza a afectarnos. La preocupación excesiva y responsabilizarse por casi todo es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan muchas personas.
“El temor agudiza los sentidos. La ansiedad los paraliza”
-Kurt Goldstein-
La preocupación sin razón de ser
Recordemos que la preocupación tiene mucho que ver con nuestra forma de ver las diferentes situaciones y la manera que tenemos de hacerles frente. Por eso, hay personas que parece que no se preocupan nunca y otras, en cambio, tienden a preocuparse siempre por todo. ¿De verdad sirve para algo angustiarse tanto?
La preocupación puede ser positiva siempre y cuando te permita reflexionar sobre esa situación que te está atormentando y puedas, al fin, resolverla. Pero, si se queda simplemente en pensamientos que giran sobre sí mismos sin fin alguno, el nerviosismo, la tensión y la ansiedad harán acto de presencia.
Es cierto que la preocupación está asociada al miedo. Por eso, en ocasiones es bueno detenernos a pensar si hay algo en nuestra vida que no estamos haciendo del todo bien. Incluso, a veces, somos conscientes de una situación que no nos agrada, pero como no le ponemos fin genera pensamientos recurrentes y negativos que pueden afectar, a la larga, a nuestra salud.
“Recuerda, hoy es el mañana acerca del cual te preocupabas ayer”
-Dale Camegie-
Las preocupaciones tiene una gran misión: encontrar soluciones ante posibles amenazas. Pero, el fin de las mismas es llevar a cabo esas soluciones. Si no lo hacemos, nuestra mente seguirá avisándonos de que tenemos que resolver el problema generando una preocupación tras otra.
Es entonces cuando estos pensamientos pueden ejercer otro tipo de presión sobre ti para que seas consciente de que no puedes ignorar más la situación. Los mareos, los dolores en diferentes partes del cuerpo, la ansiedad, las taquicardias, pueden empezar a surgir sin motivos. Pero, tú sabes que sí los tienen. Es el momento de darle paso a la acción.
Quiero dejar de preocuparme en exceso
Para dejar de preocuparnos en exceso es necesario que actuemos. Si dejamos que todo aquello que nos pasa por la mente se quede ahí, si ignoramos que hay un problema que tenemos que solucionar, todo eso se enquistará hasta el punto que llegue a afectar a tu salud.
Por todo esto, queremos compartir contigo unos sencillos pasos que puedes empezar a llevar a cabo para dejar de preocuparte en exceso. Como bien hemos dicho, es el momento de dar paso a la acción, de dejar de pensar tanto y empezar a actuar:
- Escribe lo que te preocupa: puede que no valores el acto de escribir todo lo que pase por tu mente, pero cuando lo hagas descubrirás que es como un bálsamo para ti. Además, escribir te permitirá poner todos esos pensamientos en orden para que puedas ver las cosas de una forma más clara.
- Hazte preguntas: cuando nos preocupamos es necesario que nos hagamos algunas preguntas como, por ejemplo, si está en nuestras manos solucionar la situación que tanto nos está afectando. Si te das cuenta de que tú no puedes hacer nada, entonces es el momento de dejar de angustiarse.
- Lo que tengas que hacer, hazlo hoy: si piensas en lo que tienes que hacer para solucionar ese problema que te atormenta, pero siempre lo pospones, las preocupaciones irán incrementándose. Recuerda el proverbio: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
- Apóyate en los que más quieres: ahora es el momento de confiarle tus preocupaciones a aquellas personas en las que más confías. Ellas pueden hacerte ver la situación de otra manera y te ayudarán a aclarar tu mente.
- Piensa en las ventajas: aunque una circunstancia te de miedo enfrentarla, piensa que no puede haber nada peor que la preocupación y todo lo que esta te está provocando. Es terrorífico hacerle frente a una situación que no sabemos cómo se resolverá. A pesar de eso, piensa en las ventajas para ti, en el gran peso de encima del que te librarás.
“Estoy siendo atacada por algo de lo que no puedo escapar”
-Sherri Paricio Bornhoft-
Es positivo preocuparse, pero cuídate de que no se convierta en una constante en tu vida. Cuando la ansiedad llama a tu puerta, te está avisando de que algo no va bien. Es el momento, entonces, de preguntarnos por qué no estamos haciendo algo al respecto.
Quedarnos parados y continuar preocupándonos no es una solución válida. Habla con las personas que más quieres, escribe y esfuérzate por plantarle cara al problema de una vez por todas. Aunque te de miedo, piensa que todo esto irá a peor si no lo detienes. ¿No crees que es mejor correr el riesgo? Al fin y al cabo, no tienes nada que perder…