La regla del 50-20-30, una fórmula para protegerte económicamente
La regla del 50-20-30 es una fórmula de gasto y ahorro para evitar el derroche y prever el futuro. En principio, parece que el tema tiene que ver más con las finanzas que con la psicología, pero no es así. Tanto el ahorro como el gasto se definen en gran medida por lo que está en nuestra mente, independientemente de los recursos que tengamos.
Hay que señalar que el dinero es un objeto intangible, más relacionado con el mundo mental que con el físico. La moneda en sí misma tiene poco valor como tal; el valor está dado por lo que representa. Antiguamente el asunto era mucho más concreto. Las cosas tenían valor por la dificultad de elaborarlas, hallarlas, modificarlas o por su beneficio concreto.
Hoy en día el dinero y todas las ideas asociadas a él se han complejizado mucho. Es muy frecuente encontrar el famoso esquema de personas que compran lo que no necesitan con el dinero que no tienen. La regla del 50-20-30 es una vía sencilla para que organicemos las finanzas de una manera razonable y no neurótica.
“No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo”.
-Alejando Dumas-
Ahorrar y gastar
Tanto ahorrar como gastar son asuntos estrechamente relacionados con la actitud , más que con el dinero mismo. Se comprueba fácilmente cuando alguien insiste en que no tiene suficientes recursos como para ahorrar, pero si obtiene nuevos o mayores ingresos, tampoco lo hace.
Así mismo, se da el caso contrario. Hay quienes siempre viven cortos de dinero, pero eso no les impide hacer compras frecuentemente, aunque estas supongan un endeudamiento agobiante. O los que súbitamente obtienen mucho dinero, por alguna razón, y terminan dilapidándolo en lugar de aprovecharlo para generar bienestar a largo plazo.
Esto se debe a dos factores principalmente:
- El primero, la intolerancia a la frustración. Esta lleva a la imposibilidad para posponer la satisfacción de hacer una compra y a dejarte llevar por el impulso, muchas veces irresponsable.
- El segundo es una equivocada asociación entre el dinero y el bienestar o la felicidad. Comprar ayuda a generar la ilusión de tener más control y menos vacío.
La regla del 50-20-30
La regla del 50-20-30 es uno de los caminos más sencillos para organizar nuestras finanzas de una forma constructiva y realista. Es un método creado por la profesora Elizabeth Warren de la Universidad de Harvard. Esta experta escribió un libro al respecto, junto con su hija, quien tenía problemas para llegar a fin de mes sin premuras.
La regla del 50-20-30 no puede ser más simple. Consiste en destinar el 50 % de los ingresos a la cobertura de las necesidades básicas, el 20 % al ahorro y el 30 % restante a los caprichos personales o compras que no son estrictamente necesarias.
Frente a esta fórmula el primer reparo siempre es este: el dinero no me alcanza sino exclusivamente para lo básico. Es posible que así sea, pero también que no. La mente pone muchas trampas y la falta de organización hace el resto.
Por eso, lo primero es dejar de imaginar y tomarte un mes para anotar diariamente en qué gastas el dinero para luego evaluar.
Cómo lograrlo
Lo más difícil en la regla del 50-20-30 es darle un manejo adecuado a ese 50 %. Corresponde a esos gastos inapelables y el problema central estriba en definir cuáles son lo que de verdad corresponden a este rubro.
Warren dice que solo es básico aquello sin lo cual no puedes vivir u operar en el mundo. Por ejemplo, la televisión no cabe ahí, ni tampoco el acondicionador.
Luego viene el tema del 20 % de ahorro. Este es también un asunto difícil de asimilar para muchas personas. Lo recomendable es instalar primero el hábito y luego irse ajustando al porcentaje.
En temas de ahorro, lo más importante es la costumbre y no el monto. Comienza primero ahorrando diariamente una suma ínfima, sin omitir ningún día. Después de tres meses sube el monto, hasta llegar al 20 % en tandas de tres meses.
El 30 % en caprichos es la parte divertida de la regla del 50-20-30. Es el dinero que deliberadamente puedes despilfarrar a tu antojo, una especie de premio por tus esfuerzos en los otros dos segmentos. Es también el segmento más flexible, pues si tienes que recortarlo para sumarlo a los otros dos, no te causa mayores inconvenientes.
Una persona no debe ahorrar porque le sobra dinero para hacerlo. Se ahorra precisamente porque no se dispone de suficientes recursos.
Tener dinero guardado o invertido no solo te da mayor tranquilidad emocional, sino que también te protege de eventualidades y te ayuda a estructurar mejor tu carácter. Inténtalo.
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- Garay Anaya, G. (2015). Las finanzas conductuales, el alfabetismo financiero y su impacto en la toma de decisiones financieras, el bienestar económico y la felicidad. Revista Perspectivas, (36), 7-34.