La sanación es un lento proceso de transformaciones
La sanación es un lento proceso de cambios, avances y también retrocesos. El ámbito de la psicología es muy diferente al plano médico; aquí no sirven las radiografías, ni las resonancias magnéticas ni tampoco los análisis de sangre. El dolor emocional que suscita una depresión, por ejemplo, no es visible ni tangible; por ello, este tipo de «curaciones» requieren de otros tiempos y otras formas de observación.
La sanación psicológica es muy diferente de la sanación física, pero, aún así, ambas son determinantes para el bienestar humano, para que cada uno gocemos de auténtica calidad de vida. A pesar de esto, resulta llamativo cómo una parte de la población camina por su cotidianidad con el ánimo hecho pedazos, rotos en esperanzas, fracturados en cuanto autoestima y motivaciones.
Porque el dolor de la mente no se ve y rara vez presenta indicadores observables bajo un microscopio o pruebas de contraste. El sufrimiento emocional distorsiona la visión que tenemos de nosotros mismos y del propio mundo que nos envuelve. Todo se vuelve más difícil, perdemos potencial humano e incluso la calidad de nuestras relaciones se ve afectada.
De algún modo, todos tenemos alguna cuenta pendiente en materia de sanación psicológica. Los miedos, las inseguridades, las fobias, el pensamiento excesivo, el rencor, las decepciones no superadas… Todo ello son pequeñas lesiones en nuestro músculo mental que requerirían, sin duda, de mayor atención y autocuidado.
Siempre estamos a tiempo en esta materia de bienestar, siempre es buen momento para iniciar una transformación…
La sanación es un lento proceso de retrocesos y valiosos avances
Entender que la sanación es un lento proceso de avances y retrocesos es una regla fundamental en psicoterapia. Todo paciente debe entender que para hacer frente a un trastorno de ansiedad, una depresión, un trastorno de conducta alimentaria, por ejemplo, no hay caminos rectos que nos lleven al éxito inmediato.
En psicología no hay fórmulas mágicas, hay, eso sí, tratamientos psicoterapéuticos con los que la persona debe comprometerse, asumiendo que ese viaje no siempre es fácil. Sucede lo mismo en casi cualquier circunstancia en materia emocional. Afrontar una ruptura afectiva, hacer frente a un duelo por una pérdida o manejar el estrés de los tiempos difíciles implica aceptar que siempre habrán vaivenes.
Habrá días en que demos dos pasos hacia delante y otros días en que volvamos al punto de partida. Sin embargo, no debemos entender esto último como un fracaso. Porque en el viaje de la sanación y el crecimiento personal son importantes los pasos atrás. Es así cómo nos conocemos mejor, así como trazamos mejores rutas en el viaje de la superación y el bienestar. Profundicemos un poco más.
El tiempo no cura nada
Existe una idea popular, una mala recomendación que nos indica aquello de que el tiempo todo lo cura. Debemos tenerlo claro: la mera sucesión de los días ni ayuda ni alivia ni hace olvidar ni resuelve nada. Es lo que hacemos nosotros mismos durante ese tiempo lo que genera cambios en nuestro enfoque mental.
Es más, estudios como los publicados en la revista Perspectives on Psychological Science y llevados a cabo en la Universidad Estatal de Arizona, nos indican que las personas carecemos de ese mecanismo por el cual uno pueda sanar sus problemas o dolor emocional dejando pasar los días. Es un error.
Todo lo contrario, dejar que pase el tiempo sin recibir ayuda psicológica agrava el sufrimiento y puede conducirnos a una depresión mayor.
Para superar cualquier circunstancia se necesita poner en marcha una transformación
Transformarse, al menos en el ámbito psicológico y el campo del crecimiento personal, no siempre implica hacer un cambio de 180º. Significa, básicamente, lo siguiente:
- Toda transformación implica saber primero cuáles son nuestros puntos fuertes y cuáles esos otros que debemos reforzar y mejorar. Se trataría, en esencia, de dar forma a una mejor versión de nosotros mismos.
- Transformarse es añadir valías, pero jamás convertirnos en algo que no somos. Alguien tímido no podrá dar paso a una versión más descarada, extravertida y dicharachera. Podrá eso sí, ganar en seguridad, en asertividad y en autoestima.
- Asimismo, debemos entender que la sanación es un lento proceso en el cual las transformaciones nunca son automáticas ni fáciles. Uno va variando pequeños aspectos: manejar mejor las emociones, cuidar de la calidad de los pensamientos, dejar caer miedos y resistencias, desactivar creencias falsas e irracionales…
La sanación es un lento proceso del que solo tú eres responsable
A la hora de superar ese bache, de curar esa herida que tanto te duele al respirar, no puedes responsabilizar a otros. Tu familia y tus amigos pueden apoyarte, pero nunca podrán hacer ese viaje por ti. En psicoterapia, el profesional es un “serpa” que viaja contigo en ese ascenso para que corones la cumbre de una montaña. Sin embargo, eres tú quien hace el esfuerzo, tú quien debe sortear los obstáculos y levantarte cada vez que caes al suelo.
La sanación es un lento proceso en el cual tú llevas las riendas. Nadie puede hacer esa labor por ti y asumirlo, hacerle frente es un ejercicio de madurez personal excepcional. Te llevará tiempo, habrá recaídas, pero, sin lugar a dudas, harás grandes avances y, en esos momentos, la satisfacción que sentirás por haberlo logrado será inmensa. Las heridas volverán a cerrarse y lograrás mirar al horizonte con ilusiones renovadas.
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- Frank J. Infurna, Suniya S. Luthar. Resilience to Major Life Stressors Is Not as Common as Thought. Perspectives on Psychological Science Volumen: 11 número: 2, página (s): 175-194. 17 de marzo de 2016; Edición publicada: 1 de marzo de 2016 https://doi.org/10.1177/1745691615621271