La tartamudez, un fenómeno incomprendido
La tartamudez se define como una alteración significativa en la fluidez del habla. Su principal característica es que la persona afectada repite sílabas, palabras o frases, de forma involuntaria. Eso hace que su mensaje oral se interrumpa sistemáticamente.
La tartamudez es fuente de angustia y sufrimiento para quien la padece. Este problema no tiene que ver con deficiencias físicas. El aparato fonador funciona con total normalidad. Sin embargo, a la persona tartamuda le resulta imposible controlar su forma de hablar. Los factores que llevan a ello son psicológicos y, posiblemente, genéticos.
“No me digas relájate y respira solo mírame y escúchame”.
-J.Ll. Santiago-
Es frecuente que las primeras señales de la tartamudez aparezcan en la infancia . Sin embargo, hay que ser muy precavidos con esto. Es normal que a ciertas edades haya repeticiones en el lenguaje, sin que esto signifique que el niño es tartamudo. De ahí la importancia de aprender a identificar de manera precisa las características de este problema.
La tartamudez y el tartaleo fisiológico
Entre los cuatro y los cinco años de edad, los niños pasan por una etapa de desarrollo del lenguaje que se ha denominado tartaleo fisiológico. Durante esa fase se aprecian repeticiones de sílabas, palabras o frases en el pequeño. También dudas en su habla y lapsos de silencio, en los que parece no encontrar cómo decir lo que desea.
Esto es perfectamente normal. Sucede que en esa edad el pensamiento está más desarrollado que el lenguaje. En otras palabras, hay más ideas y contenido en la mente, que recursos lingüísticos para expresarlo. Esto es lo que lleva a las repeticiones y dubitaciones.
Es muy importante dejar que el niño viva esta etapa como algo normal. Cuando los padres son excesivamente severos y castigan o censuran al pequeño por hablar así, pueden dejar una huella indeleble. De hecho, es uno de los orígenes de la tartamudez crónica. Es decir de una falta de fluidez en el habla que persiste, incluso hasta edades avanzadas.
Las características de la tartamudez
La ciencia no tiene una respuesta contundente frente a las causas de la tartamudez. Lo que sí se sabe es que afecta cuatro veces más a los varones que a las mujeres y que usualmente se manifiesta entre los 3 y los 6 años. También es posible que se presente en edades adultas, después de haber tenido un habla normal.
La tartamudez puede ser leve o grave. También recibe el nombre de episódica o crónica. En la tartamudez leve o episódica, solo se pierde la fluidez del habla en determinadas situaciones. Particularmente cuando hay factores estresantes, o la persona está muy angustiada. En la tartamudez grave, o crónica, el problema es básicamente constante.
Los diferentes tipos de tartamudez se han clasificado de la siguiente manera, según sus características:
- Tartamudez clónica. Repetición involuntaria de sílabas o palabras.
- Tartamudez tónica. Aparecen unos espasmos que bloquean o paralizan la emisión de sonidos. Casi siempre va acompañada por movimientos de cabeza, manos o pies.
- Tartamudez mixta. Combina rasgos de las dos anteriores. Es la más frecuente.
Identificación y tratamiento
Es importante que sea el personal médico el que haga el diagnóstico de tartamudez. La simple observación o deducción de alguien no especializado puede dar lugar a errores. Así mismo, hay circunstancias en las que se trata de un fenómeno pasajero.
En general, el diagnóstico de la tartamudez se realiza cuando hay estos rasgos:
- Repetición frecuente de sílabas, palabras o frases después de los 5 años.
- Excesiva gesticulación al hablar.
- Hay sacudidas de cabeza al momento de hablar.
- El niño o el adulto sienten vergüenza de hablar. Por eso comienzan a volverse silenciosos y evitan situaciones sociales.
- El afectado percibe que le cuesta mucho trabajo comunicarse y experimenta sufrimiento por ello.
Como en casi todos los casos, la detección temprana del problema mejora significativamente las posibilidades de éxito del tratamiento. Es más fácil corregir la tartamudez cuando comienza, que cuando ya lleva años presente. En cualquier caso, aún no existe un tratamiento específico eficaz para superar este problema.
Lo usual es que se haga un tratamiento interdisciplinario, dirigido por el personal de psicología. Es importante brindarle confianza y afecto a quien padece tartamudez. Si es un niño, no conviene corregirlo o exigirle que hable “normalmente”. La presión solo empeora las dificultades de fluidez. Es un problema superable, con constancia, esfuerzo y amor.