3 claves para causar una buena impresión
Es cierto que la primera imagen tiene mucho de mito. Hay personas que proyectan una excelente impresión, pero una nefasta segunda tercera, cuarta… También ocurre lo contrario: en un primer momento tienes la sensación de tener delante a alguien poco fiable o con el que no vas a congeniar y después te das cuenta de que estabas en un gran error.
Más que para las relaciones interpersonales, lo de la primera impresión resulta válido en situaciones profesionales o socialización. En esos casos estableces una relación en la que a corto plazo será imposible que te conozcan a fondo y, por lo mismo, es la primera impresión la que va a marcar la pauta. Todos nos hemos visto alguna vez en la necesidad de dar una buena impresión, porque de eso depende que se nos abran puertas o incluso desaparezcan obstáculos.
“Nunca tienes una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”.
-Óscar Wilde-
Según el psicólogo John Bargh , de la Universidad de Yale, la primera impresión sobre alguien se forma en dos décimas de segundo. Se origina en el sistema límbico. La consecuencia de esa primera imagen se concreta en la predisposición o el interés que vamos a manifestar para establecer un vínculo con alguien. Si la impresión es buena, nos mostraremos más abiertos y viceversa.
Las situaciones profesionales o de relaciones públicas tienden a ser más calculadas. No te comportas igual delante de un jefe que en el salón de tu casa. No tiene nada que ver con la hipocresía sino con una estimación razonable de que hay unas expectativas a las que debes responder. Para manejar bien la primera imagen, aquí hay tres claves.
La naturalidad, un factor clave en la primera imagen
Actuar con naturalidad no quiere decir que seas desvergonzado, o desfachatado, o “folclórico”. Definitivamente no es lo mismo una entrevista de trabajo o una exposición académica que salir de fiesta con los amigos o quedarte echado en la cama viendo la televisión. Si te pasas de espontáneo, puedes pasar por maleducado o por pagado de ti mismo.
Ser natural significa ofrecer una imagen que vaya en línea o que sea consistente con la persona que en realidad eres. Es decir, si eres una persona desordenada, no intentes proyectar una imagen de persona ordenada. Lo que sí puedes hacer es intentar controlar este rasgo si piensas que puede perjudicarte. Así, en una buena primera imagen han de resaltar las virtudes y contenerse los defectos. Para hacer esto necesitamos un buen conocimiento de los dos grupos: de nuestras virtudes y de nuestros defectos.
Es decir, puedes ponerte un poquito de maquillaje, pero sin llegar al nivel de que alguien piense que eres otra persona o que no te reconozca cuando te lo quites. Piensa que la naturalidad es como el aroma, que se detecta pronto y se asocia rápido.
Confiabilidad y confianza
Va a ser complicado que confíen en ti si no eres honesto. Si quieres dar una buena primera imagen, pero para lograrlo acudes a las mentiras o a las imposturas, es muy posible que termines generando cierta aprehensión hacia ti. A la vez, tú mismo das origen una tensión adicional. Si mientes, te ves en la obligación de estar muy atento para que no se descubra la falsedad.
Confía en ti, confía en el otro y confía en la realidad. Mejor decir que no tienes autoridad para hablar sobre un determinado tema porque no lo conoces lo suficiente que ponerte a especular intentando que el otro se trague la improvisación. Mejor admitir que te sientes un poco nervioso, que mostrarte falsamente seguro y evidentemente tenso. No tienes que forzar nada. Confía en que sea cual sea el resultado de la situación, es lo mejor para ti si fuiste honesto.
Comunicación directa
Concreta los mensajes que quieres expresar. Si te hacen una pregunta, responde al interrogante y no te desvíes hacia otros temas. Intenta no dar rodeos ni producir un discurso largo y lleno de detalles; en este sentido piensa que las primeras conversaciones dejan una mejor impresión cuando el intercambio de turnos de palabra es dinámico.
Es importante que seas comunicativo. No des por entendidos tus planteamientos ni supongas que, siendo parco, estás siendo concreto. Quien no quiere el turno de palabra proyecta inseguridad y eso no es lo que quieres.
De lo que se trata, cuando iniciamos una nueva relación, es de que esta sea lo menos compleja posible. Ese nuevo vínculo es un papel en blanco. Una oportunidad para comenzar a escribirlo con buena letra y de forma clara. Los vínculos que se edifican a partir de la sencillez tienden a fluir mejor. Una primera buena imagen ayuda a disponer en sentido positivo a ambas partes. En este sentido puedes utilizar un poco de maquillaje, pero hazlo de manera inteligente, en sintonía con tu verdadero carácter y no te trasformes.