Las cuatro grandes crisis en una pareja estable
Toda pareja pasa por sus crisis, pues una relación de varios años enfrenta distintos cambios significativos en su evolución. Estas crisis pueden hacer que la pareja se plantee el futuro que les espera juntos, y ayudan a que ambos analicen las dinámicas que mantienen en el presente. Pero, también pueden dar paso a la ansiedad e inseguridad, especialmente si los integrantes tienden a dudar de sus decisiones.
No obstante, las crisis en una pareja estable son, básicamente, naturales. Aunque generen cierta inestabilidad e inseguridad, también representan una oportunidad para ajustar la relación. Los cabos sueltos o los conflictos que quedaron sin resolver plenamente pueden emerger en esas etapas. De la pareja depende si aprovechan esto para terminar de resolver lo pendiente o si lo convierten en ocasión para profundizar la distancia.
Asimismo , las crisis en una pareja estable tienen lugar cuando se completan etapas. Por eso, lo usual es que a esos momentos de inestabilidad se les clasifique según el tiempo que lleva la pareja. Desde ese punto de vista, hay cuatro grandes momentos de crisis: la de un año, la de tres años, la de 10 años y la del nido vacío. Veamos.
“En los inicios de un amor los amantes hablan del futuro, en sus postrimerías, del pasado”.
-André Maurois-
1. La crisis de un año, el fin de la limerencia
La limerencia es un concepto acuñado por la doctora Dorothy Tennov, en su obra Amor y limerencia: la experiencia de estar enamorado, publicada en 1977. Allí, ésta noción se define como ese estado romántico y obsesivo, en el que hay una fuerte atracción hacia otra persona y un deseo muy intenso de ser correspondido.
El fin de la limerencia suele dar lugar a la primera de las crisis en una pareja estable y esto sucede aproximadamente un año, o año y medio después de haber comenzado la relación. La característica principal es que se diluye la idealización que se ha hecho del otro.
En este sentido, cada miembro de la pareja comienza a ver los defectos de su compañero y trata de recuperar espacios personales que dejó de lado por la relación. Gran cantidad de relaciones terminan en este momento, si no hay un vínculo sólido que las sustente.
2. Tres años: la segunda crisis en una pareja estable
Más o menos, hacia los tres años se produce la segunda crisis en una pareja estable. Ya que, durante esta etapa, aparece el deseo de subir al siguiente nivel. Si todavía no conviven juntos, ese nivel será el de la convivencia. Pero, si ya viven juntos, en el horizonte puede aparecer la idea de tener descendencia.
Lo que flota en el ambiente es la necesidad de incrementar el grado de compromiso que hay entre los dos. Formalizar, por así decirlo, el vínculo existente. En ese momento, la relación vuelve a evaluarse y el resultado puede ser uno de dos escenarios: o efectivamente se pasa al siguiente nivel, o se produce una ruptura porque uno de los dos no se siente listo para ello.
3. La crisis de los 10 años
La crisis de los 10 años suele centrarse en dos aspectos fundamentalmente: los hijos y el sexo. Respecto a los hijos, en esta etapa es cuando las parejas desplazan su atención hacia ellos y confrontan sus estilos de crianza. Más que en términos de pareja, se piensa en términos de familia.
El sexo, por su parte, ha pasado a un segundo plano. Surgen entonces dudas e inconformidades, porque cada uno quiere sentirse atractivo de nuevo y quiere que la sexualidad vuelva a tener protagonismo en su vida. Todo ello, en conjunto, puede llevar a un renacer de la relación o marca un final para la misma.
4. La crisis del nido vacío
Las parejas que han logrado sortear la convivencia con éxito y consiguen un equilibrio en la relación deben enfrentar una “última crisis”. Se le llama del nido vacío porque tiene lugar cuando los hijos crecen y se marchan de casa. En ese momento, la pareja debe volver a centrarse en la relación y esto quizás no sea tan sencillo.
A lo largo de los años anteriores, ambos han cambiado mucho. Se conocen en sus roles familiares, pero individualmente podrían sentir cierta extrañeza mutua sin la presencia de ese filtro que son los hijos. Es entonces cuando deben reinventar la relación para continuar juntos o decidir que ya no tienen nada en común y es momento de volver a buscar un destino individual.
Para finalizar, recalcamos que todas las crisis en una pareja estable son también oportunidades para repensar la relación. Ya que ambos deben reevaluar si lo mejor para los dos es seguir o terminar. Si no se dejan llevar por los impulsos y sopesan sus decisiones con cuidado tendrán mayores probabilidades de escoger la mejor opción.
Por su parte, es pertinente tener en cuenta que los tiempos anteriormente mencionados son aproximados en función del promedio. Cada pareja es un mundo y atraviesa las diferentes etapas a su ritmo. De esta forma, habrá relaciones que experimenten la primera crisis al años y medio, mientras que otros lo atraviesan pasados los dos años, por ejemplo.
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- Willi, J. (2002). La pareja humana: relación y conflicto. Ediciones Morata.