Las mejores frases de André Gide
En las frases de André Gide se deja ver ese genio humanista y profundo que este gran hombre fue. No solo destacó como escritor, sino que también alcanzó gran renombre por la perspectiva crítica con la que abordó la presencia de los franceses en África.
Este escritor francés vivió en la primera mitad del siglo XX, una época convulsionada en la que todavía existían muchos tabús. Durante toda su vida enfrentó grandes dilemas morales, principalmente asociados con el amor, la verdad y la sexualidad. Esto queda claramente expresado en varias de las frases de André Gide.
“Si de verdad quieres ser feliz, no caigas en la tentación de comparar este momento con otros momentos del pasado, que a su vez no supiste gozar porque los comparabas con los momentos que habían de llegar”.
-André Gide-
Varias de sus obras tienen un claro acento autobiográfico, ya que su propia vida le planteaba grandes encrucijadas. Las frases de André Gide, sin embargo, son casi siempre alegres y frescas. No había nada de resentimiento en sus apreciaciones, pese a que fue proscrito por muchos de sus contemporáneos. Estas son algunas de sus afirmaciones más recordadas.
El secreto de la felicidad
Esta es una de las más bellas frases de André Gide y alude a esa amalgama mágica que, a veces, se produce entre la felicidad y el trabajo. Dice: “El secreto de mi felicidad está en no esforzarse por el placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo”.
Definitivamente tiene razón cuando señala que el placer o la satisfacción no se alcanzan a través del esfuerzo como tal. Más que un objetivo en sí mismo, ese placer es una consecuencia. El empeñarse en lo que uno ama es un acto de libertad que produce satisfacción por sí solo, sin que se requiera de algo más.
Una de las frases de André Gide sobre las posesiones
El tema de las posesiones materiales es uno de los que más ha suscitado reflexiones a lo largo de la historia. Al respecto, André Gide señala: “La posesión completa sólo se demuestra dando. Todo cuanto no podemos dar nos posee”.
Es una frase hermosa y lúcida en la que reitera el hecho de que dar es la manifestación activa de poseer. Quien da es porque tiene. Quien no da, aunque tenga, no posee nada, sino que pertenece a aquello que guarda para sí. Le domina el afán de conservar porque siente que no tiene suficiente. De este modo, las posesiones terminan encarcelando a su dueño.
Las cosas más bellas
Muchas de las frases de André Gide tienen un delicado tono poético, sin pretensiones. Esta, por ejemplo, dice: “Las cosas más bellas son las que inspira la locura y escribe la razón”. En este caso, declara a la belleza como un resultado del matrimonio entre la locura y la razón.
Según su perspectiva, la locura es la fuerza creativa. Esa pasión absurda es la que da como resultado algo nuevo, que solamente se vuelve hermoso si la razón le da forma. Por lo tanto, en el mundo de las ideas debe dominar la imaginación, la sinrazón. Esto da lugar a lo artístico, si el intelecto lo moldea, apegándose a las leyes de la lógica.
Los descubridores
André Gide fue un gran viajero, que sentía un enorme placer al conocer nuevas culturas y nuevas formas de vida. Como se sabe, los grandes viajeros son también personas curiosas, que no temen a lo nuevo y que enfrentan la aventura con coraje y decisión. Esto aplica tanto para los viajes materiales, como para los intelectuales o espirituales.
Ese espíritu de explorador queda plasmado en esta frase de André Gide: “No se descubren nuevos continentes si no se tiene el valor de perder de vista las viejas orillas”. Es también una metáfora en torno a la importancia de abandonar lo conocido para que logre ampliarse la visión del mundo y abrirse a lo novedoso.
A veces no lo advertimos…
Esta es una frase muy sabia, con la que seguramente muchos se pueden identificar. Señala: “Si no advertimos con más frecuencia la presencia de la felicidad, se debe a que ella se nos presenta con una apariencia distinta de la que esperábamos”. En esta afirmación recalca el contraste que hay entre la felicidad como concepto y la felicidad como realidad concreta.
Los seres humanos solemos equivocarnos a la hora de juzgar lo que nos hace felices. Muchas veces ponemos esa felicidad en lo que no tenemos, o lo que no logramos. En lugar de ello, tal vez deberíamos aprender a reconocerla en lo que hay en cada momento de nuestra existencia. Quizás así podríamos disfrutar más de esa dicha que muchas veces tenemos y que no sabemos reconocer.
André Gide ganó el Premio Nobel de Literatura en 1947. Aun así, sus libros fueron prohibidos por la iglesia durante mucho tiempo. Pese a esto, su obra y su legado fueron la guía para muchos de sus contemporáneos, como Albert Camus y Jean Paul Sartre. Dejó una huella que se quedó para siempre en las letras y en la cultura.
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- Gide, A. (2012). Corydon. Editions Gallimard.
- Gide, A. (1981). Defensa de la cultura (Vol. 1). Ediciones de la Torre.
- Gide, A. (1988). El inmoralista (Vol. 96). Ediciones Catedra.