Las técnicas de distracción: grandes aliadas contra el malestar
A todos nos ha pasado alguna vez que nos hemos quedado enganchados con un tema y no hemos parado de darle vueltas en la cabeza. De esta forma, hemos retroalimentado nuestro malestar. Incluso puede que nos hayamos dicho a nosotros mismos “tengo que dejar de pensar en esto” como una forma de distracción. Pero en ocasiones no es tan sencillo, ¿verdad?
Aunque parezca obvio, muchas veces no tenemos interiorizado que lo mejor que podemos hacer para desviar nuestra atención de este “tema maldito” es distraernos. Eso sí, para que estas técnicas que pasan por el manejo de la atención sean efectivas es necesario que cumplan una serie de requisitos… ¿A quién no le ha sucedido que se ha puesto a leer un libro pero no ha conseguido que su cabeza le acompañara? ¡Conoce formas de distracción efectivas!
“Tenemos arte para no morir de la verdad”
-Nietzsche-
En las técnicas de distracción usa tus sentidos.
Lo primero que vamos a tratar de hacer para reducir nuestro malestar es dirigir nuestra atención y desviarla de esas emociones negativas hacia elementos externos, utilizando diferentes técnicas de distracción. Hay que tener en cuenta que, cuando empecemos a ponerlas en marcha, es fácil que volvamos al tema que queremos evitar.
Por ello, es muy importante practicar, practicar y practicar. Como pasa con la relajación, cuanto más utilicemos estas técnicas y más las automaticemos, más efectivas serán. Es decir, hay que usarlas de manera repetida y sistemática. Así, por ejemplo, observar un objeto, como si tratásemos de recopilar información para describirlo con detalle, puede ser útil.
Hablamos, por ejemplo, de observar el dibujo de la pared o de una tela cercana, así como de diferenciar y entender las actividades que se desarrollan a nuestro alrededor. También nos va a servir como distracción escuchar atentamente conversaciones fortuitas o ruidos y sonidos de fondo.
Siguiendo con el uso de nuestros sentidos para desviar nuestra atención, podemos centrarnos en las sensaciones que se producen al sentir las texturas, bien sean de un papel, de la ropa que llevamos puesta o del volante del coche mientras conducimos, entre otras. Además, podemos saborear aquello que tengamos en la boca o prestar atención a los olores que nos rodean. Priorizar la información que entra por cualquiera de nuestros sentidos puede ser una distracción perfecta si entrenamos la técnica lo suficiente.
Para que la distracción sea efectiva, concéntrate
Otra técnica de distracción efectiva pasa por sumergirnos en alguna actividad que requiera nuestra concentración. Así, podremos dejar atrás nuestro discurso interno cuando es negativo. En este sentido, nos puede ayudar tratar de recordar la letra de una canción y cantarla mentalmente o en voz alta, si estamos solos, no molestamos a nadie y la vergüenza no es un impedimento.
“La lectura es a veces una ingeniosa estratagema para eludir el pensar”
-Sir Arthur Helps-
Hay más tareas simples que requieren concentración y que podemos poner en marcha en estos momentos, como tratar de determinar el coste total de una compra. También ayudan programar una visita a alguien de nuestra familia o a amigos o planificar una reunión de ocio… ¡Siempre es un buen momento para festejar! Resolver crucigramas, sudokus u otros pasatiempos también puede resultar útil.
Lo mismo ocurre con mantener un diálogo con otra persona. Eso sí, tenemos que ser parte activa de esa comunicación. ¿A quién no le ha pasado que se ha puesto a pensar en sus cosas mientras otra persona le contaba algo? Por ello, tenemos que hablar también y no solo escuchar al otro. Además, el tema de conversación debe ser uno distinto de aquel que nos ha generado malestar… ¡Si no, estaremos poniendo los medios para fijar nuestra atención en dicho tema y no para distraernos!
La técnica de distracción funciona cuando despierta nuestro interés
Además, podemos recordar un acontecimiento que nos haya hecho sentirnos felices. En esta línea podemos añadir algo más: cuanto más placer obtenemos de una actividad más fluimos en ella y, por lo tanto, más nos distrae. Por ello, dedicar tiempo a nuestras aficiones nos va a ayudar. Es decir, la distracción va a ser mayor si lo que hacemos atrae nuestro interés.
“La vida es muy traicionera, y cada uno se las ingenia como puede para mantener a raya el horror, la tristeza y la soledad. Yo lo hago con mis libros”
-Arturo Pérez-Reverte-
Pero no solo eso, las tareas que requieran actividad física y no sean en solitario van a ser más efectivas que aquellas en las que permanecemos pasivos. Si lo sumamos a lo anterior, realizar un ejercicio físico que nos guste puede convertirse en nuestra forma favorita de reducir nuestro malestar emocional. De hecho, no hay que olvidar que, cuando hacemos deporte, segregamos endorfinas que aumentan nuestro afecto positivo.
Hay numerosas técnicas de distracción, la clave está en ir probando hasta que encontremos aquellas que sean más efectivas para nosotros. Teniendo en cuenta las características que hemos dicho, podemos encontrar otras actividades que no se han mencionado aquí y que nos ayuden… ¡El caso es que capten nuestra atención y no dejen que se escape!
Imágenes cortesía de Fernando Brasil, Freddy Marschall y Ugur Akdemir.