Las tres etapas psicológicas del desempleado
La falta de trabajo remunerado es una situación que no solo afecta las finanzas, sino también a las emociones y la mente en general. El fenómeno ya ha sido estudiado y al respecto la profesora Susana Arancibia, de la Universidad del Pacífico (Colombia), señala que se han definido tres etapas psicológicas del desempleado.
Para la mayor parte de los seres humanos, la falta de ingresos laborales supone un factor crítico en la vida. La misma experta indica que el trabajo vincula a los individuos con su sociedad y les otorga un rol. Por esa razón el desempleo trae consecuencias importantes que se manifiestan de manera diferente en cada una de las etapas psicológicas del desempleado.
En general se piensa que una persona que no tenga empleo formal es “improductiva ”. Esto suele no ser cierto, ya que lo más común es que alguien sin trabajo se dedique a realizar actividades domésticas o labores pasajeras que no son reconocidas, pero también implican esfuerzo. Es por eso que al estar sin trabajo tienen lugar las diferentes etapas psicológicas del desempleado, que son las siguientes.
“En el entorno europeo asombra que un país con el 25% de la población en el umbral de la pobreza y seis millones de parados pague cien millones de euros a un tío por dar patadas a un balón”.
-Miguel Ángel Revilla-
Escepticismo y entusiasmo
Al principio lo que el nuevo desempleado experimenta es una especie de shock, que tiene diferentes niveles de intensidad. Si esperaba quedarse sin trabajo el impacto no es tan grande, mientras que si esto se dio súbitamente hay un efecto mayor. Con todo, la persona se niega a asumir su nueva condición. Espera que lo llamen de nuevo de su anterior empleo, o que “algo” suceda y todo vuelva a ser como antes.
Esta es una de las etapas psicológicas del desempleo que se caracteriza por la ambigüedad. Al mismo tiempo que la persona quisiera volver a su trabajo, también comienza a disfrutar de un paréntesis de descanso y esto lo alivia de algún modo. Se dice a sí mismo que va a conseguir un nuevo empleo y que eso ocurrirá relativamente rápido.
Estancamiento, una de las etapas psicológicas del desempleado
La segunda de las etapas psicológicas del desempleado se da cuando este comienza a darse cuenta de que conseguir un nuevo trabajo quizás no sea tan fácil. Esta fase tiene lugar, por lo general, entre los 6 y los 18 meses posteriores a la pérdida del empleo. La persona ha empeñado grandes esfuerzos en conseguir un nuevo trabajo y nada de lo que hace da resultado.
La persona desempleada comienza a llenarse de pesimismo y aparecen señales de ansiedad. Piensa que tal vez hay algo malo en él o ella. Es posible que haya episodios de insomnio y también señales de irritabilidad y frustración. También son frecuentes los sentimientos de culpa y vergüenza. La autoestima comienza a verse lesionada, así como la autoconfianza.
Desinterés y desesperanza
Entre los 18 y los 24 meses posteriores a la pérdida del empleo, comienza otra de las etapas psicológicas del desempleado. En esta fase aparece una cierta resignación frente a su condición. Hay tristeza, sentimientos de inferioridad y apatía. Todo se ve como si no existiera una salida, o como si todo esfuerzo fuera inútil. La percepción de fracaso se apodera de la persona.
Esto se va incrementando a medida que pasa el tiempo y tras los 24 meses, se incrementa esa resignación, al punto en que prácticamente dejan de buscar un nuevo empleo. Ven con escepticismo cualquier posible opción de trabajo y experimentan una frustración crónica. La persona se siente menos capacitada que los demás y puede caer en depresión. Su motivación es básicamente nula.
¿Qué hacer?
El papel de la pareja, la familia y los amigos es muy importante para alguien que está desempleado. Si encuentra aceptación y apoyo, con toda seguridad estará más protegido para enfrentar este difícil trance. Es importante que la persona entienda que su valor como ser humano va más allá de lo laboral.
Así mismo, es necesario que una persona desempleada aproveche el tiempo lo mejor que pueda. Una buena opción es estudiar. Hay cientos de cursos en línea, que son gratuitos y de muy buena calidad. Esto, a su vez, le ayuda a mejorar sus competencias laborales e incrementa sus posibilidades de conseguir un nuevo trabajo.
Si la tarea de conseguir un trabajo por cuenta ajena se complica, siempre podemos valorar la posibilidad de trabajar por cuenta propia. Hay muchas ideas de negocio que no demandan una gran inversión para empezar a rodar, especialmente en el área de servicios.
Así, es recomendable que al tiempo que se busca empleo, la persona busque ideas que le puedan servir para emprender. Muchas veces el mercado laboral no está por la labor de ofrecernos una oportunidad: en estas ocasiones tendremos que generarla.
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- Iribarría, J. A. D. P., Ruiz, M. A., Pardo, A., & San Martín, R. (2002). Efectos de la duración del desempleo entre los desempleados. Psicothema, 14(2), 440-443.