¿Las vacunas y el autismo están relacionados?
Últimamente ha surgido un fuerte movimiento en todo el mundo en contra de la vacunación de los niños porque, según sus detractores, las vacunas están detrás de la aparición de determinadas enfermedades o trastornos, como el autismo. Este movimiento está generando una enorme controversia, tanta, que en algunos países europeos se ha establecido que la vacunación no sea una elección, sino un proceso obligatorio en favor de la salud pública.
No en vano, recientemente se han dado casos de contagios masivos o muertes infantiles que se podían haber evitado si los niños hubieran tenido sus vacunas en regla. Para algunas personas esto sucede a causa de las creencias irracionales y la irresponsabilidad de los padres mal informados, para otros, la fe en las vacunas reside en el poder de las farmacéuticas que esconden sus efectos secundarios.
Frente al debate nos encontramos con un problema: no sabemos qué fuentes de información pueden resultar fiables para entender esta problemática. Por ello, en este artículo vamos a mostraros de dónde surge la teoría contraria a la vacunación y qué se conoce del origen de los Trastornos del Espectro Autista (TEA).
“La gran paradoja de la era de la información es que ha concedido nueva respetabilidad a la opinión desinformada”
-Michael Crichton-
¿Cómo surgió la asociación entre el autismo y las vacunas?
La primera vez que se asoció el autismo con las vacunas ocurrió en los años 90, dentro de los estudios llevados a cabo por Andrew Jeremy Wakefield. En estos estudios, su autor, un cirujano e investigador británico, relacionó la administración de la vacuna triple vírica y la aparición del autismo y ciertas enfermedades intestinales.
Así que, como con todas las investigaciones que sugieren hallazgos tan importantes, la comunidad científica se lanzó a intentar replicar los resultados del estudio. Este es un proceso normal: para que se dé como validada una investigación uno de los requisitos que se piden es que los resultados sean replicados por equipos independientes, minimizando así el riesgo de posibles conflictos de interés o la intervención de variables anómalas que puedan mediar o condicionar la asociación.
Pero, en lugar de encontrar los mismos resultados que Wakefield, la comunidad científica obtuvo resultados contrarios. Por ello, Wakefield decidió retractarse y presentar otro estudio que contradecía sus propios resultados. Aunque, unos años más tarde, en concreto en 1998, volvió a la carga con otra investigación publicada en la revista The Lancet.
En este caso, Wakefield no solo pretendía desacreditar las vacunas existentes, sino que también buscaba hacer negocio. Su plan era montar una empresa que lucrara con nuevos exámenes médicos y litigios contra la triple vírica.
Por ello, el colegio de médicos decidió expulsarlo por falta de ética profesional y porque se descubrió que los niños utilizados en su último estudio habían sufrido pruebas médicas abusivas por su parte. Nunca más se han dado los resultados defendidos por este médico sin su participación en las investigaciones, a pesar de los numerosos estudios realizados sobre este tema.
¿Hay otros estudios que relacionen a las vacunas con el autismo?
Sí, existen otros estudios que relacionan el autismo con las vacunas, en concreto, con un componente utilizado en las mismas, el timerosal. El timerosal es un derivado del mercurio, una sustancia que resulta tóxica para el ser humano, presente en numerosas vacunas, entre ellas la de la triple vírica.
Se han realizado numerosos estudios sobre ello, pero la mayoría con importantes problemas metodológicos. Uno de ellos corresponde al estudio realizado por Geier y Geier en 2003, que mediante una revisión bibliográfica, establecieron la relación estadística entre el autismo y las personas que habían recibido vacunas con timerosal, pero nunca llegaron a realizar ellos un mismos un estudio experimental que respaldara la hipótesis .
Actualmente, se considera que esta hipótesis no es correcta porque en países como Dinamarca esta sustancia ya no se incluye en las vacunas desde 1990 y lejos de disminuir los casos de autismo, aumentaron en la misma proporción que en el resto de países que sí incluyen esta sustancia en sus vacunas.
Entonces, ¿cuál es la causa del autismo?
La causa exacta de los Trastornos del Espectro Autista es desconocida. De hecho, se ha especulado con multitud de causas que van desde virus durante el embarazo al efecto que algunas medicinas pueden tener en los niños, como las vacunas. Las personas que defienden la no vacunación de sus hijos se apoyan precisamente en esta falta de identificación de una causa segura, junto con la justificación de la interrupción del desarrollo normal en los niños que sufren algún tipo de TEA regresivo.
El TEA o autismo regresivo se produce cuando los niños que llevan un desarrollo aparentemente normal o acorde con todos los niños de su edad y de repente empiezan a sufrir una pérdida progresiva de capacidades adquiridas. Pero, lo cierto es que, por muy angustiante que sea para los padres no encontrar una explicación sencilla para lo que le ocurre a sus hijos, ningún tipo de TEA está relacionado con la vacunación, sino que está causado por la combinación de factores genéticos y ambientales.