Las ventajas de ser más racional
Ser racional no es sinónimo de ser un robot carente de emociones. Esto, aparte de ser imposible, sería sumamente perjudicial. Imagínate a ti mismo privado de emociones tan útiles como la tristeza, el asco o el miedo.
Sin emociones no sobreviviríamos por mucho tiempo, ya que precisamente nos han sido dadas para que actúen como una señal de alarma, nos dicen que está ocurriendo algo importante en nuestras vidas y que tenemos que solucionarlo. Son como la fiebre, que nos indica que nos hemos contagiado de algún virus y es conveniente que hagamos algo para curarnos.
Pero ¡ojo!, tener emociones no significa ser una persona neurótica y visceral al igual que ser racional no significa ser un trozo de mármol. En el punto medio está la virtud, por lo que lo más recomendable es intentar conseguir un equilibrio.
Hay veces que hacemos un mal negocio: por adversidades muy pequeñas nos emocionamos demasiado y ni conseguimos solucionar el auténtico problema ni nos es rentable para nuestro bienestar el habernos puesto echos un basilisco. Es como matar moscas a cañonazos, destrozamos el piso entero y la mosca sigue viva.
¿Qué entendemos por ser racional?
Ser racional significa pensar de manera realista, es decir, que nos acoplemos al mundo tal y como es. Eso sí, podemos tener deseos, preferencias, objetivos, etc. pero eso no es lo mismo que pretender que las cosas sean según lo que yo creo que tiene o debe ser.
Es muy diferente decirnos a nosotros mismos que todo ¡debe ser justo ya que de otra manera no merece la pena vivir! a decirnos que me gustaría que el mundo fuese un lugar justo, pero que no siempre lo va a ser por mucho que yo lo quiera. Aún así, puedo soportar esa incomodidad.
Mantener una charla interna en términos de “deberías“, “obligaciones” o “necesidades” es colocarnos en una posición de divinidad, de juez, de víctima y al final lo que ocurre es que nos provocamos un gran malestar cuando nos damos cuenta de que el mundo funciona muchas veces al contrario de lo que para nosotros sería ideal.
¡Mala suerte! Es así y enfurecerme demasiado o deprimirme no va a servir para que se solucione. ¡Pues vaya porquería de mundo!, estarás pensando.
Nada más lejos de la realidad: la vida, el mundo, el Universo en general, son maravillosos, eso sí, a veces hay desgracias, penas y espinas. Es cierto que habitamos un planeta donde nacen niños deformes, hay personas que mueren de hambre o frío y se cometen millones de injusticias.
Pero no es menos cierto que también sale el sol todas las mañanas, podemos observar y deleitarnos con las obras maestras de la naturaleza y existen muchas posibilidades y alternativas para hacer de nuestro día a día algo interesante y apasionado. Todo forma parte del guión.
¿Qué ventajas tendré si pienso de forma más racional?
Si piensas de forma más racional la primera y más importante ventaja que tendrás es que tus emociones negativas insanas dejarán de existir para ti. La ansiedad, la culpa exagerada, la depresión o la ira empezarán a formar parte de tu pasado emocional y, evidentemente, tu te sentirás mejor. ¿Hay algo más importante en la vida que sentirse satisfecho con uno mismo y con el mundo? ¿Hay algo más valioso que ser feliz?
Claro que sentirás tristeza y miedo pero esto no te paralizará, si no que te ayudará con tus adversidades, serás capaz de afrontar lo que surja con más templanza y menos dramatismo.
Por otro lado, ser más racional nos ayuda a mantener unas relaciones sociales de más calidad. Las personas más viscerales o con más “deberías” en su mente, acaban estallando en cólera con los otros y al final pierden amigos y rompen muchas relaciones. Por su parte, los que son más sumisos o recatados, como piensan que deben agradar a todo el mundo, acaban por fastidiarse ellos, lo que tampoco ayuda a que se sientan mejor y además, también empeora sus relaciones.
Siendo personas más racionales nos aceptamos a nosotros mismos y también a los demás, de manera incondicional e ilimitada, lo que nos hace dejar atrás los “deberías” absolutistas.
Ser más racional también nos permite funcionar de una manera más coherente. En muchas ocasiones hacemos estupideces por pensar de manera irracional. Creo que mi novio está flirteando con otra y como eso me parece más que intolerable y catastrófico, lo llamo desesperadamente y lo bombardeo a mensajes.
Mi creencia irracional de base es que necesito el amor de mi novio para ser feliz y que si lo pierdo mi vida se iría al garete. Pero con mi actitud lo único que hago es ir en contra de lo que quiero. Es decir, le hago la vida imposible a mi novio y al final, evidentemente, lo alejo de mí…¡Vaya, justo lo que temía! ¿Quién ha creado su propio problema?
Asumir riesgos y tomar decisiones con calma es otra de las ventajas que nos aporta el ser más racional. Si tenemos bien claro que nada es tan terrible ni catastrófico, seremos capaces de llevar a cabo proyectos y realizar todo aquello que nos apasiona, pero no llegamos a dar el paso de hacerlo por miedo al fracaso, al qué dirán, etc.
Ser más racional requiere esfuerzo y perseverancia, no es fácil modificar lo que llevamos años poniendo en práctica, pero se puede. Merece la pena despojarse de creencias limitantes, eliminar las piedras de la mochila e ir más ligero de equipaje.