Verdi: biografía de un gigante
El célebre músico y compositor Giuseppe Verdi poseía un talento extraordinario. Más allá de su trabajo en la música, fue un hombre con muchos dones y vivió su vida con probidad, generosidad y fortaleza. Su legado artístico y moral le ganó un puesto indiscutible en la historia universal.
Parma, la tierra natal de Verdi, fue un ducado adjudicado sucesivamente a Napoleón, a los Habsburgo y a los Borbones hasta el año de 1860, momento en el que comienza a formar parte del nuevo Reino de Italia.
En medio de la situación de inestabilidad política que se vivía en Italia, Verdi, armado únicamente con su música, consiguió contribuir a la unificación del país. Pasajes de sus óperas sirvieron y sirven hoy para engrandecer el carácter nacionalista del pueblo italiano.
De manera única para su momento histórico, Verdi no componía pensando en grupos privilegiados de la sociedad de la época, sino para las masas. Sus composiciones tuvieron como piedra angular las pasiones de la humanidad, los sentimientos extremos como el amor, el odio, los celos y el miedo.
Primeros años
Giuseppe Fortunino Francesco Verdi nació el 10 de octubre de 1813, en Roncole, una aldea en Parma (Italia). Nació en un hogar humilde, su padre, Carlo Giuseppe Verdi, era posadero; su madre, Luisa Utinni, era tejedora. El pequeño Verdi creció en un ambiente agreste y rural.
Hacia los ochos años y vista la fascinación del niño por la música, su padre le regaló una vieja espineta. Este instrumento fue restaurado específicamente para él y Giuseppe se pasaba horas practicando. Fue un niño superdotado, su enorme talento fue descubierto por el comerciante Antonio Barezzi, quien se convirtió en su protector.
Con tan solo doce años, el joven Verdi se trasladó a Busseto para vivir en la casa de Barezzi. El comerciante se encargaría de la formación del joven y de proporcionarle la mejor formación musical. Durante este periodo, conoció a su maestro Ferdinando Provesi.
“Adoro el arte, cuando estoy solo con mis notas, los latidos de mi corazón y las lágrimas caen, mi emoción y placer son inmensos”.
-Giuseppe Verdi-
Giuseppe Verdi: la desolación de su juventud
Al cumplir los 18 años de edad y gracias a la ayuda de su benefactor, Giuseppe Verdi cambió nuevamente de residencia. En esta ocasión, Milán sería la ciudad que acogería al joven músico. Verdi ansiaba presentarse al examen de admisión en el conservatorio de dicha ciudad; sin embargo, la prestigiosa escuela no admitió al joven, pues era demasiado mayor para ingresar en el conservatorio.
A este inconveniente, se sumó la peculiaridad de Verdi y su forma poco ortodoxa de tocar el piano. Irónicamente, hoy en día, el Conservatorio de Milán, el mismo que no lo admitiera en su juventud, lleva el nombre de Verdi. Esto sucedió luego de la su muerte, en contra de la voluntad del famoso músico.
En 1836, a los 23 años de edad, Verdi se casa con la hija de su benefactor, Margherita Barezzi. El matrimonio tuvo dos hijos. Sin embargo, tuvieron que afrontar de forma muy temprana la pérdida de ambos, pues fallecieron cuando tenían alrededor de un año.
En este periodo, el joven Verdi se encontraba a la cabeza de la Sociedad Filarmónica de Busseto e impartía clases privadas, tareas que compatibilizaba con su trabajo en su ópera prima, Oberto.
En 1839, su primera obra todavía no había sido estrenada, por ello, el matrimonio decidió regresar a Milán para gestionar ante la directiva de la Scala la puesta en escena. Oberto fue estrenada con relativo éxito y tuvo 14 representaciones. Como consecuencia, Verdi firmó un contrato en la Scala para estrenar tres obras más.
Fueron años difíciles para el maestro, el 18 de junio de 1840, Margherita falleció a causa de una encefalitis, tenía tan solo 26 años de edad. A pesar de su desolación, Verdi se vio obligado a cumplir con su contrato.
En estas circunstancias, escribe su segunda obra Un Giorno di Regno, una ópera cómica. La obra se estrenó el 5 de Septiembre de 1840, pero fue un absoluto fracaso y fue retirada de la cartelera. Desolado, e l maestro considera abandonar su carrera.
Recuperando un corazón roto
Por fortuna, Verdi se recuperó y retomó sus composiciones. Bajo las circunstancias políticas de un país dividido y oprimido, el libreto de Nabucco logró encender de nuevo la llama de la composición en el corazón de Verdi.
La obra fue estrenada en la Scala en el año 1842 y su triunfo, en esta ocasión, fue descomunal. Las masas irremediablemente se sintieron identificadas con el conflicto recreado en el drama.
A partir de Nabucco, Verdi, que había sido antes execrado por la sociedad milanesa, se consagra como compositor y como icono de la lucha italiana por la unificación del país. Las masas se apropiaron del “va, pensiero“, difundido por toda la nación, como canto de la resistencia, “el himno del resurgimiento”.
Las primeras obras maestras y el clímax de su carrera
En 1851, se estrena su primera obra maestra: Rigoletto. A este éxito, le seguirían, dos años más tarde, Il Trovatore y La Traviata. A la luz de su consolidación como compositor, Verdi se concentró en satisfacer su propia inclinación musical. Sus obras, a partir de entonces, buscaron la certeza dramática sobre el conservadurismo musical.
“No soy un compositor culto, sino uno experimentado”.
-Giuseppe Verdi-
La expresión de búsqueda del compositor se ejemplifica en su obra Aida (1871), pieza que posee una instrumentación más cuidada y en la que se aprecian arias más breves y más integradas; en otras palabras, presenta una menor segmentación entre movimientos.
A partir de este momento, Verdi comenzará su retirada como compositor, aunque compuso un par de obras inmortales basadas en textos de Shakespeare: Otello y Falstaff.
Muerte y legado de Giuseppe Verdi
A los 84 años, Verdi enterró a su segunda esposa Giuseppina, que fallecía el 14 de noviembre de 1897 tras varios meses enferma de bronquitis. El Maestro se mantendría en el hogar de ambos en la villa Sant’ Agata, donde se dedicaba a las labores del campo.
En un viaje a Milán, Giuseppe Verdi sufrió una apoplejía que ocasionó su muerte el 27 de Enero de 1901. Su muerte conmocionó al país y a la sociedad, las manifestaciones de respeto y dolor ante su muerte fueron masivas en la ciudad.
Verdi dejó su fortuna a la casa de músicos jubilados que él mismo fundó para el cobijo de músicos en situación de desamparo: la Casa di Riposo per Musicisti. Según su voluntad, yacen allí los cuerpos de él y de su esposa.
Esta casa sigue funcionando en la actualidad, se trata de una especie de residencia para ancianos que se han dedicado a la música. Un lugar en el que la música brota de cada rincón, en el que antiguas figuras de la ópera disfrutan de su retiro y del que Verdi se sentía especialmente orgulloso.
Pocos compositores han sido capaces de escribir óperas de filosofía política, pero Verdi fue una excepción, convirtiéndose en un personaje universal. El gran público amó su obra y fue uno de los pocos autores que pudo disfrutar del éxito en vida y obtener importantes beneficios económicos.
Los críticos atacaron sus óperas por sus temáticas de violación, suicidio y amores libres. Pero Verdi superó los infortunios en su vida y las trabas que la crítica le ponía, logrando anteponer sus propios parámetros.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Mila, M., de Aranda, C. G. P., & Tamargo, C. S. (1992). El arte de Verdi. Alianza.
- Southwell-Sander, P. (2001). Giuseppe Verdi. Ediciones Robinbook.