Lo malo de decir siempre que no es que la gente deja de contar contigo

Lo malo de decir siempre que no es que la gente deja de contar contigo
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 31 marzo, 2018

No podemos estar siempre para los demás; es más, es sano decir que “no” ante alguna propuesta. Pero, como todo en exceso, nos repercute; en este caso, excedernos en los “no” a los demás puede hacer que nos aislemos socialmente. Lo malo de decir siempre que no es que la gente deja de contar contigo.

Marc y Ángel Chernoff son autores del libro Mil pequeñas cosas que las personas felices y exitosas hacen de forma diferente. Ellos han pasado más de una década orientando y ayudando a las personas a cambiar sus vidas a mejor. En su último libro, 12 comportamientos tóxicos que alejan a las personas de ti, decir siempre que no a los demás es uno de esos comportamientos.

Saber decir que “no” es una habilidad que se conoce como asertividad. Una habilidad social muy relacionada con la confianza que tenemos en nosotros mismos. Nos permite establecer límites y no ceder ante manipulaciones y chantajes emocionales. Pero, como toda moneda, también tiene su cruz o su peligro, mejor dicho.

Pero de ahí, a no ceder nunca, a despreciar o ignorar por sistema los deseos de los demás o saltarnos lo que han planificado hay una diferencia. Precisamente la diferencia que hace que la moneda caiga de un lado o de otro. Así, d ecir siempre que no puede ser un síntoma de que algo no va bien y esto nos hace aislarnos socialmente.

“Sea como fuere lo que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras”.

-William Shakespeare-

Mujer triste viendo el atardecer

Decir siempre que no es un signo de que algo no funciona bien

En algún momento de nuestras vidas, todos hemos sentido la necesidad de estar solos y nos alejamos un poco de quienes nos rodean. Sin embargo, cuando este aislamiento es indefinido y la persona deja de mantener todo tipo relación con su entorno de manera involuntaria, con un sinfín de “no’es” por delante, estamos ante un posible problema de aislamiento social. En realidad, el aislamiento es la manifestación de algo mucho más profundo.

Aunque pueda pensarse lo contrario, la mayoría de las personas que se alejan de familiares y amigos por motivos desconocidos no lo hacen de manera voluntaria, aunque sus “no” y sus desplantes puedan indicar que es premeditado. Cuando no nos relacionamos con nuestro entorno, nuestro cerebro no recibe los estímulos adecuados y no trabaja de la forma adecuada. Por este motivo, a las personas que se aíslan socialmente les cuesta más de tomar decisiones.

El precio que pagan las personas que se aíslan repercute sobre su autoestima y su estado de ánimo.

Necesitamos a los demás como los demás nos necesitan a nosotros

Nuestra naturaleza social nos hace depender del resto de seres vivos, pero no de una manera caprichosa o negativa, sino siendo conscientes de lo que podemos aportar al resto de personas y lo que nos pueden aportar. Esto se define como la interdependencia del ser humano: somos una enmarañada red de personas que aportamos a nuestro entono, al mismo tiempo que necesitamos de él.

Importancia de la amistad

Según la pirámide de necesidades de Maslow, las necesidades de afiliación o sociales se entienden de manera jerárquica por detrás de las necesidades básicas y las necesidades de seguridad y de protección. Las necesidades de afiliación incluyen:

  • La función de relación con el resto de personas o el resto del grupo.
  • La participación con el resto de personas o dentro de un grupo establecido.
  • Y la aceptación social.

Como seres sociales que somos, el proceso de socialización marca nuestra calidad de vida. Ser capaces de sentirnos seguros con otras personas es uno de los mejores protectores para nuestra salud mental. Algo que no es posible al decir siempre que no.

“Todos los seres humanos necesitamos tener contacto de diferentes formas con otras personas”


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