Lo que el humo de tu cigarro te impide ver
“El hábito es más fuerte que la razón” (George Sanayana)
En la actualidad, son muchas las personas que se encuentran acompañadas por el hábito de fumar. Algunas de ellas conscientes de la responsabilidad que conlleva, mientras otras prefieren pasar de largo sobre sus consecuencias.
Podemos enumerarte un sinfín de razones médicas para dejar de fumar, aunque es muy probable que ya las hayas leído y no causen un efecto sorpresivo en ti.
Fumar actúa como reforzador positivo (alivia las ganas de dar unas caladas, acaba con la angustia) y como reforzador negativo (te aleja de situaciones en las que prefieres estar al margen).
En este artículo, queremos analizar qué procesos psicológicos están reforzando tu conducta de fumar, centrándonos en los reforzadores, que creemos que están totalmente relacionados con lo que pretendes EVITAR cuando te enciendes un cigarrillo.
A continuación, vamos a enumerar algunos puntos en los que fumar está escondiendo parte de tu personalidad o de lo que te sucede en algunos momentos, y que el humo del tabaco te impide esclarecer, tanto a nivel físico como psicológico.
Veamos algunas de ellas:
-El humo del tabaco no te permite tener las manos sueltas. Eso indica que, no te sientes del todo preparado para asumir el control de tu vida o prestarte a cualquier situación imprevista, con todo tu cuerpo.
-El humo del tabaco no te permite mirar continuamente a una persona. Puede ser que en tu forma de fumar, con tus movimientos evasivos, pongas una barrera de protección para no implicarte más en la relación con los otros.
-El humo del tabaco no te permite realizar rutinas sin que él esté presente, por lo que está contaminando tu concentración e intoxica tus momentos de descanso, aunque pienses ciertamente lo contrario.
-El humo del tabaco no permite ver tu soledad. En tu ventana, en tu cama, en tu despacho… No te hace consciente de lo solo que estás (negativamente y positivamente), por lo que pierdes conciencia del momento en realidad.
-El humo del tabaco no te deja contemplar. Una puesta de sol, los primeros pasos de tu hijo…. siempre encuentras interrupción por encenderte un cigarrillo.
-El humo del tabaco no te permite saber cuándo de verdad te apetece un alimento u otro, todo puede parecer igual pues es un sabor que se mezcla con todo.
-El humo del tabaco no te permite soportar la frustración, no te deja mirar un mapa tranquilo cuando estás perdido, no te deja paciencia suficiente para programar lo más y menos importante.
-El humo del tabaco no te permite tener libertad horaria. Debes esperar a tener el cigarrillo para hacer algo, crees que hasta tu productividad está ligada a él.
-El humo del tabaco no te permite hacer una salida con tranquilidad. Sales por el deseo de comprarlo, de cualquier manera, por lo que estás abandonando tu psique y a ti físicamente, por ir a por 20 tubos de nicotina.
-El humo del tabaco no te permite mostrar tu educación exquisita, si es que es así; ya que por “necesidad” lo enciendes en cualquier situación poco acertada.
-El humo del tabaco no te permite correr 8 kilómetros, sólo 4, y el día está precioso para que tu pudieses con tu edad hacer más deporte.
-El humo del tabaco no te permite ver que su gasto mensual pueda ser sustituido por regalos a las personas que quieres o por un billete de avión.
-El humo del tabaco te impide que huelas bien, aun habiéndote comprado un perfume de lujo
-El humo del tabaco no te permite ver que estás perdiendo salud, tiempo y dinero.
¡ Apaga el cigarrillo y enciende nuevos hábitos!