Los 7 principios de adaptación, según Bruce Lee
Bruce Lee se hizo famoso en el mundo entero cuando se convirtió en protagonista de películas que traspasaron fronteras. Sin embargo, este destacado artista marcial era mucho más que un galán de Hollywood. Se formó desde muy niño en Hong Kong dentro del pensamiento oriental y por eso también se destacó como filósofo y escritor. De hecho, era doctor en filosofía de la Universidad de Washington.
Fue también una de las figuras que comenzó a despertar el interés por las artes marciales en Occidente. Bruce Lee era muy carismático y pronto fue visto por muchos como modelo a seguir. Cada una de las entrevistas que concedió era un verdadero capítulo de magia y sabiduría.
“No sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”.
-Charles Darwin-
Una de sus entrevistas más impactantes fue la última que concedió y que solo fue dada a conocer en 2007. En ella habló acerca de la profunda importancia que tiene el concepto de adaptabilidad. Lo resumió en una frase que se hizo famosa: “Be water, my friend” (Sé como el agua, mi amigo). Su interesante perspectiva podría sintetizarse en 7 puntos.
1. Bruce Lee dijo que el cambio es lo natural
En Occidente hemos sido educados para fijar un objetivo, lograrlo y mantenerlo. Rara vez estamos preparados para las grandes pérdidas que trae la vida. Por eso nos quejamos cuando lo que era deja de ser, o cuando lo que estaba aquí ya no está.
Bruce Lee insistía en la importancia de entender que nada permanece igual. Todo está en constante movimiento y cambio. Resistirnos a esa realidad solo origina sufrimientos. Por lo tanto, entender que todo cambia es la base fundamental de la adaptación.
2. No importan las creencias, sino la realidad
Es la realidad la que se impone, no las creencias que tenemos acerca de ella. Muchas veces nos sorprendemos por algo que sucede y llegamos a pensar que no debió ocurrir así. Eso obedece a que consideramos que la realidad debe responder a nuestras creencias y no al contrario, que nuestros axiomas sobre el mundo se deben formar a partir de la realidad.
Es imposible hacer una lectura completamente objetiva y totalmente veraz de la realidad. Por eso, la forma en que “traducimos” la información sensorial siempre tiene alguna suerte de error. Cuando ocurre algo que creíamos impensable, la realidad nos prueba lo equivocados que estábamos.
3. Cuando hay destrucción, también se produce una creación
La realidad fluye con su propia sabiduría. Cuando algo acaba o es destruido, también aparecen las semillas de lo nuevo. Si algo se destruye es porque su tiempo acabó, su ciclo terminó. Sin embargo, esto no debe ser visto como algo negativo.
Para que todo pueda avanzar es necesario que desaparezcan personas u objetos, de manera que puedan aparecer otros nuevos. Afectos, de hábitos, de situaciones. Para quien sabe mirar en los escombros de eso que acabó, lo que aparece es un cúmulo de nuevas oportunidades y de invitaciones hacia lo nuevo.
4. No estamos solos en el proceso de cambio
Siempre estamos influidos por nuestro entorno y al mismo tiempo influimos sobre él. Por esta razón, Bruce Lee decía que todo cambio individual conlleva un cambio colectivo y viceversa, cuando el entorno se transforma también lo hace el individuo.
Por esto, toda evolución individual es también un aporte al mundo. Al mismo tiempo, contribuir a que otros evolucionen nos lleva al crecimiento propio. No se puede separar a una persona del grupo social en el cual se desenvuelve.
Todo cambio individual conlleva un cambio colectivo y viceversa, cuando el entorno se transforma también lo hace el individuo.
5. Lo que existe es un presente en movimiento
El presente es la síntesis del pasado y la semilla del futuro. El pasado, los recuerdos, lo que ya fue se manifiesta en el ahora de una forma diferente a como ocurrió. Por lo tanto, ya no existe como fue, sino como es en el día de hoy.
No hay futuro posible si el presente no está completamente afianzado y se deja fluir. Lo que hay en el aquí y ahora es la oportunidad de modelar una semilla, no de atrapar su futuro. Lo que está por venir es incierto, por eso el momento actual es lo único verdadero y valioso.
6. No hay esencias, ni realidades fijas
En Occidente se habla mucho acerca de la esencia de las cosas. Se parte de la idea de que hay elementos fijos que son inmutables a lo largo del tiempo, una concepción que al mismo tiempo nos da seguridad. Por eso se menciona la esencia humana, la esencia social y todos esos conceptos que hablan acerca de realidades estáticas.
En la filosofía de Bruce Lee esto no existe. La identidad del ser humano puede cambiar completamente. Si una persona es tímida, por ejemplo, no lo es por esencia, sino porque vive una etapa. Más adelante puede ocurrir lo completamente opuesto.
7. No intentar controlar, dejar fluir
Los intentos por controlar la realidad propia o ajena solo conducen a la frustración. De una u otra forma, todo es como debe ser. Y todos son como deben ser, al menos en este momento. Nadie tiene un control absoluto sobre el transcurrir de la vida. Por eso, como lo dice Bruce Lee, debemos ser como el agua, que se adapta y toma la forma de lo que encuentra a su paso.
Las enseñanzas de Bruce Lee generaron un gran impacto en Occidente. Representan una forma de ver la realidad desde una óptica distinta a la que prima en nuestras sociedades. No buscan el dominio sobre uno mismo, ni sobre los demás, sino el respeto por la lógica implícita en la realidad que siempre es en algún grado diferente a nuestros deseos.