Los diez derechos que nadie te puede negar
Hay al menos diez derechos que no están escritos en ninguna parte, pero que nos cobijan a todos y que son inalienables. Se trata de prerrogativas sobre las que hay que hablar directamente, pues no siempre se respetan.
Los diez derechos tienen que ver con actitudes y conductas que a veces son rechazadas en algunos entornos. Se refieren a actos de reafirmación individual que en ocasiones no se comprenden lo suficiente y terminan malinterpretándose.
Hay algunas ideas sobre el comportamiento que a veces se popularizan y son aceptadas socialmente, pese a que estén equivocadas. Es lo que muchas veces ocurre con ciertas conductas de autoafirmación o lo contrario: con manifestaciones de vulnerabilidad. Por eso es importante no perder de vista estos diez derechos que enseguida te comentamos.
1. A ser los primeros
Por raro que parezca, muchas personas se sienten culpables cuando son los primeros o los mejores en algo. También hay entornos que presionan para que algunos crean que de verdad no pueden ser los más destacados, pues ese lugar ya lo ocupan otros. En este sentido, nuestra capacidad para ser buenos en un aspecto, puede ser una gran ventaja si lo sabemos reconocer y explotar.
2. Cometer errores, uno de los diez derechos innegables
Resulta increíble que sea necesario reivindicarlo, pero así es: tenemos derecho a cometer errores. En realidad, buena parte de nuestra vida es precisamente una larga colección de errores . A través de ellos aprendemos y adquirimos experiencia. Además, nadie está exento de ellos y rara vez nos equivocamos adrede. No permitas que nadie te haga pensar lo contrario.
3. A tener nuestras propias opiniones
En entornos muy restrictivos o autoritarios suele imponerse la pauta de que todas las ideas deben llegar a un consenso. Esto no es cierto. Uno de tus diez derechos inalienables es el de construir, expresar y sostener tus propias opiniones frente a la realidad. Si esto no coincide con la perspectiva de los demás, no hay problema. Eso no es una fallo, sino todo lo contrario: una vía para enriquecer la visión conjunta.
4. A cambiar de idea
Cambiar de idea suele ser un hecho afortunado. Significa simplemente que ampliaste, profundizaste o complementaste la visión que tenías de algo. Eso es lo que da lugar a una nueva perspectiva y, por tanto, a nuevas decisiones o nuevos enfoques. Significa que hubo un avance o una evolución frente a la posición inicial. De ningún modo se puede ver como algo negativo. Muchos menos impedirte dar un viraje cuando en sano criterio se hace necesario.
5. A protestar por un trato injusto
Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a faltare al respeto. Mucho menos con violencia. Por supuesto, tampoco tú tienes derecho a ello. Por eso es perfectamente legítimo que cualquier persona proteste cuando siente que ha sido tratada de manera injusta. En esos casos, es prácticamente un deber el exigir respeto y consideración.
6. A pedir una aclaración
Esto sucede casi siempre con los profesores, jefes o las figuras que de uno u otro modo tienen una cuota asimétrica de poder. Muchos de ellos piensan que cualquier acto que no sea la obediencia ciega pone en duda su autoridad , cuando no es así. Hay aspectos en los que los seres humanos somos exactamente iguales. Uno de ellos son estos diez derechos de los que hablamos. Entre estos, el de solicitar aclaraciones, o pedir que te absuelvan dudas.
7. A intentar un cambio
No es raro que cuando una persona ha sostenido alguna acción o actitud destructiva durante un cierto tiempo, después muchos le nieguen el derecho que tiene a intentar cambiar. Resulta habitual que aparezcan afirmaciones irónicas o sarcásticas, así como manifestaciones de escepticismo. Tampoco es raro que si no lo logras a la primera, después te lo saquen en cara. Nadie tiene derecho a esto.
8. A pedir ayuda o apoyo
Nadie es tan autónomo e independiente como para no necesitar ayuda alguna vez. El pedir ayuda o apoyo no significa renunciar a la independencia o a la autonomía. Tampoco equivale a “molestar” a los demás. Los seres humanos nos necesitamos unos a otros. Dar y recibir ayuda forma parte de nuestra naturaleza. La solidaridad mutua es, y ha sido, indispensable para la supervivencia de la especie.
9. A sentir y expresar el dolor
Vivimos tiempos en los que el dolor no solo se rechaza, sino que también pretende negarse. Muchos piensan que el sufrimiento es una “mala energía”, que además resulta contagiosa, como si fuera peste. Este es uno de esos mitos contemporáneos sin ningún fundamento.
De hecho, resulta nocivo: representa una visión superficial sobre el dolor y lo tergiversa. Todos tenemos derecho a sufrir y a expresarlo. Todos, de hecho, sufrimos. Pero es tanta la presión social que muchos deciden callar por temor al rechazo. Jamás hagas eso. Tolerarlo o no es responsabilidad de los demás.
10. A recibir reconocimiento por lo que hacemos bien
Hay entornos y personas a los que les cuesta identificar y reconocer el valor de los demás. Por eso resultan incapaces de exaltar sus virtudes y sus logros, aunque estos sean muy visibles. De hecho, muchas veces hacen lo contrario: intentan de minimizar los éxitos de los demás. Por eso, todos tenemos derecho a enorgullecernos de lo que hacemos bien y hacerlo notar llegado el caso. Esto no tiene nada que ver con el narcisismo, sino con un acto de mínima justicia.
Hemos expuesto diez derechos que, sin estar consagrados en ninguna ley, nos cobijan en sana conciencia. Probablemente hay muchos más. Sin embargo, teniendo presentes los que hemos descrito, seguramente lograremos una relación más saludable con los demás.
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Bisquerra Alzina, R., & Escoda, N. P. (2007). Las competencias emocionales.