9 señales para saber si te sientes culpable

Sentir culpa está relacionado con la autoestima y la vergüenza, y muchas veces no somos conscientes de que estamos pasando por ello. ¿Cómo puedo saber si me siento culpable?
9 señales para saber si te sientes culpable
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 abril, 2022

Uno de los sentimientos más complicados de trabajar y superar en nuestra persona es la culpa.

A lo largo de nuestra vida, nos inculcan una serie de pilares y normas morales y culturales, que cargan a este sentimiento de cierta dificultad a la hora de reconocer su causa y trabajar en su superación. También por ello, el sentimiento de culpabilidad afecta a muchas áreas de nuestra vida cuando se encuentra activo.

La culpa está relacionada con la autoestima y la vergüenza, siendo muy común sentirnos inferiores a las personas de nuestro entorno cuando nos sentimos culpables. Muchas veces, esa situación nos hace incapaces de compartirla con ellos y no poder solucionar lo que sucede, por nuestra propia cuenta.

Su dificultad deriva en no ser conscientes de ella. Además, sentirnos culpables, puede estar originando un obstáculo en nuestro proceso de crecimiento personal , mermando poco a poco nuestra calidad de vida y en consecuencia, nuestra felicidad.

 

¿Cómo puedo saber si me siento culpable?

 

Aunque puede presentarse de muchas formas, estas son las 9 señales más reconocibles para darnos cuenta que estamos sintiendo culpa en nuestra vida:

-Inmune a los halagos y las críticas constructivas: Muchas personas huyen cuando otras nos consideran, nos tienen en cuenta o simplemente intentan compartir su cariño con nosotros en forma de halagos y críticas constructivas, ya que la culpa les hace sentir no merecedores de tal “suerte”. Así, evitan mostrar una actitud correspondiente a la situación.

La culpa también nos lleva a expresar nuestras emociones negativas de forma visible, necesitando en ocasiones, taparlas para que nadie perciba lo que nos ocurre. Una personalidad característica de este perfil son aquellas personas que solemos llamar de carácter y actitud ‘frías’ o poco “cercanas”.

-No disfrutamos de lo que nos gusta: Cuando nos sentirnos infelices por la culpa, esta hará que no tengamos ganas de nada.

Lo importante es tener en cuenta, no forzamos a hacer “eso” que nos encanta, pensando que así nos animaremos. Probablemente ese parche no te dejará ver más allá, donde puede estar residiendo el origen de la culpa que no te deja disfrutar.

-Demasiados ocupados en el trabajo y nuestra casa: Tener largas jornadas de trabajo o refugiarnos en horas y horas de estudio puede llevarnos a, en poco tiempo, darnos cuenta de que estamos metidos en una rutina de compadecimiento personal poniendo la excusa de estar muy ocupados.

-Nos sentimos incapaces de conseguir lo propuesto: Cuando no ponemos solución sobre la culpa, ésta puede dar fácilmente origen a la depresión afectando a nuestra vida personal en gran medida.

Todos los seres humanos tenemos una lista de logros pendientes a realizar, para sentirnos plenos con nosotros mismos y “en crecimiento” de forma inconsciente. Si arrastramos la culpa en nuestro día a día, solo tendremos la sensación de no estar logrando nada por mucho que nos estemos esforzando.

-Mentimos en pequeños detalles: Para no dañar nuestra autoestima, llevamos a cabo pequeñas mentiras que pensamos que no dañan a nadie y así evitamos, quedar mal con los demás.

Reconocer esta forma de actuar, implica gran consciencia y significa un gran paso para ser sinceros con nosotros mismos y comenzar a trabajar la culpa que sentimos.

-Desatendemos nuestras relaciones sociales: El hecho de sentirnos culpables lleva a que necesitemos evitar a las personas de nuestro circulo intimo: amigos, familiares, las personas que más nos conocen… Todo para que no puedan descubrir nuestra negativa y pésima forma de vivir.

Alejarnos de las personas que queremos, se acentuará por la propia vergüenza de sentirnos culpables.

-Preocupación constante: El acto de preocuparnos es una adaptación al medio que nos rodea, manteniéndonos alerta por posibles peligros que supongan una extinción vital de nuestra persona.

Estar preocupados no nos permite centrarnos en lo que nos impide ser felices, ya que estamos empleando todas nuestras energías en dicho proceso sin poder ver más allá. Cualquier sistema adaptativo tiene su parte negativa.

La preocupación hace que nuestro día a día sea infeliz, simplemente por mantenernos centrados continuamente en los pensamientos que surgen alrededor de la culpa que sentimos.

-Dormimos y comemos poco: Para que haya un equilibrio interior, nuestro propio cuerpo se mantiene conectado a nuestro estado mental continuamente.

La tristeza y apatía que vienen originadas por la culpa, afectan al ritmo biológico natural , alterando tanto nuestras ganas de comer, como la dificultad para conciliar el sueño. Esta señal es una de las más sencillas de percibir, y que nos lleva claramente a poner su origen en un estado de culpabilidad sencillo o de gran gravedad.

-Dolores de cabeza: Las migrañas o dolores de cabeza tienen su origen en estados continuos de malestar físico y emocional alargados en el tiempo.

Cuando no solucionamos un problema o lo postergamos, nuestro cuerpo nos avisa de “necesitar detenerse” de manera psicosomática. Por ello, tomando pastillas en lugar de sentarnos y tomar consciencia de qué nos ocurre, solo nos llevará a sentir más aun ese sentimiento de culpa que tanto nos afecta.

 

Teniendo en cuenta estas señales, ¿cómo te has sentido después de su lectura?

Probablemente en algún momento de tu vida hayas sentido al menos una de ellas, ya que el sentimiento de culpabilidad forma parte de determinadas etapas de nuestro crecimiento personal. Aun así, es bueno que seas consciente de estos detalles por si algún día te ocurren con más frecuencia. Te permitirán poner solución a tiempo y evitar evoluciones negativas innecesarias.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.