Los entresijos de la autoestima
Los entresijos de la autoestima no son fáciles de desentrañar. De hecho, hay quienes incluso todavía no sabrían cómo definir una palabra tan utilizada. “Te falta autoestima”, “tengo la autoestima por las nubes…”.
¿Qué significan realmente este tipo de expresiones? ¿Qué es la autoestima? ¿Cómo funciona? ¿Para qué sirve? ¿Es medible, calculable, modificable? ¿Es algo que puede ser trabajado en sesión? Todas estas preguntas serán resueltas en este artículo, donde trataremos de definir qué es la autoestima, pero, sobre todo, explicar por qué una autoestima alta es tan relevante.
¿Son lo mismo autoestima y autoconcepto? Aunque muchos pueden utilizar ambos términos indistintamente, lo cierto es que presentan una diferencia topográfica sustancial.
- El autoconcepto hace referencia a la percepción de uno mismo, mientras que la autoestima se refiere a la valoración de uno mismo. Una persona puede emitir juicios no valorativos acerca de sí mismo. Por ejemplo, puede asumir que el arte no es lo suyo, pero que se le dan muy bien las matemáticas.
La autoestima se encarga de lo valorativo y apreciativo del juicio. Por ello, no deriva del autoconcepto. La autoestima implica una serie de actitudes positivas (o negativas) sobre uno mismo.
¿Cómo se adquiere la autoestima?
La autoestima, como hemos mencionado antes, es el resultado del proceso en el que uno se evalúa positiva o negativamente. Hay diversos modelos que tratan de averiguar cuáles son los factores que influyen en la adquisición de una autoestima alta o baja.
Uno de los factores que se ha identificado como relevante para el desarrollo de la autoestima es la retroalimentación social. Observaremos a continuación los entresijos de la autoestima y hablaremos de cómo cuenta con su particular sistema de equilibrio.
Los filtros de la autoestima
Desde el modelo de retroalimentación social se intenta ir un poco más allá; la autoestima no son solo aquellas evaluaciones que nosotros hacemos, también está relacionada con la valoración que apreciamos en los demás acerca de nosotros.
El aspecto social del ser humano vuelve a ser aquí relevante, en tanto que son los otros los que configurarían la naturaleza positiva o negativa de mi autoestima. ¿Es esto siempre así?
Lo cierto es que los seres humanos queremos cuidar nuestra autoestima, pues entendemos que esta forma parte del camino hacia el bienestar y la satisfacción personal. No obstante, no todas las personas reaccionan igual ante un juicio ni todas los juicios son igual de importantes para nosotros.
La autoestima también tiene su forma particular de “homeostasis“, y existen una serie de filtros que actúan ampliando o disminuyendo el impacto de las evaluaciones recibidas por los otros.
El tipo de información: no todo vale
El hombre, por tanto, cuida su autoestima y por ello, no todos los juicios acerca de nosotros influyen en nuestra autoestima.
Ciertos juicios emitidos pueden no tener ningún impacto y pasar totalmente desapercibidos, aunque sean juicios negativos; mientras que otros menos hirientes pueden llegar a trastocarnos. El tipo de información que contiene dicho juicio es por tanto muy relevante.
- Se aceptan mejor las evaluaciones que van en consonancia con nuestra propia autoestima. De hecho, aquellas que casan con nuestra línea base son estimadas como correctas, ya sean positivas o negativas.
Por ejemplo, si una persona con una autoestima muy alta recibe un juicio negativo, es menos probable que este tenga impacto en ella; mientras que si ese mismo juicio es recibido por una persona con autoestima baja, existirán más probabilidades de que este sea considerado. Esto ocurre tanto en las apreciaciones positivas como negativas.
- Se aceptan mejor las evaluaciones positivas. Entre los entresijos de la autoestima encontramos uno claro, y es que las personas solemos integrar con más facilidad aquello que nos realza, y no lo que nos limita. Además, sin importar la naturaleza de la información, las personas suelen distorsionar de manera positiva los juicios recibidos.
¿Quién me juzga?
Otro entresijo de la autoestima que resulta muy útil conocer es que la información recibida se acepta mejor o peor en función de quién la está emitiendo. Las características relevantes de la fuente de información son:
- Autoridad de la fuente. Tanto en el aumento como en la disminución de la autoestima, se suele tener más en cuenta la información que proviene de una persona que nosotros consideramos autoridad. Por ejemplo, si una chica experta en ajedrez valora de manera positiva nuestra forma de jugar, esta información tendrá un mayor impacto en nuestra autoestima que si esta misma información proviene de alguien que solo acaba de empezar.
- Valoración de la fuente. Solemos tener más en cuenta aquello que nos dice una persona que valoramos emocionalmente. Por ello, influirá más el comentario de un amigo, una pareja o un familiar que el de un desconocido.
- Conocimiento personal. La información que parte de estereotipos suele ser bastante rechazada. El verdadero impacto pasa por una valoración proveniente de un conocimiento real y específico de la persona. Si esta información proviene de juicios globales y estereotipos, su influencia sobre la autoestima es mínima.
¿La autoestima alta es siempre positiva?
Las diferencias entre las personas con niveles altos y bajos de autoestima son perceptibles. De hecho, entran dentro de los entresijos de la autoestima a tratar, puesto que una autoestima alta no es sinónimo de una personalidad positiva.
Es cierto, las personas con una autoestima alta suelen presentar una serie de características positivas, a saber:
- Suele estar asociada al afecto positivo: son personas que suelen presentar emociones de afecto positivo, mientras que mantienen una relación negativa con emociones como la ansiedad, la depresión, la tristeza y otras similares.
- Tienen mayor efectividad en el manejo de tareas: suelen gestionar mejor las tareas y los retos. Son más competentes incluso en situaciones para las que no tienen habilidades porque son capaces de solicitar ayuda de forma más afectiva.
- Suelen ser personas más independientes: la autonomía forma parte de sus características, pues su miedo al rechazo y al fracaso es menor. Por ello, también asumen más fácilmente tareas de riesgo.
Estas no son las únicas características que presentan las personas con una autoestima alta. Se han encontrado dos facetas negativas que pueden asociarse con esta variable: la falta de autocrítica y dificultades en las relaciones interpersonales, especialmente en lo referido a la sensibilidad a los problemas de los demás. Una autoestima elevada puede sesgar la visión de problemas y dificultades.
Nuestra propia autoestima es algo con lo que convivimos a diario. Muchos luchan por mantener una autoestima elevada para conseguir el bienestar personal y, aunque lo intentan, sus esfuerzos no dan frutos.
Conocer las dinámicas mentales relacionadas es útil para entender que, a veces, nuestros propios sesgos dificultan su consecución. Esto se puede observar, por ejemplo, en una persona con depresión que, a pesar de los mensajes positivos, no consigue mejorar su autoestima. Así, los sesgos detallados pueden ayudarnos a entender el porqué.