Los personajes de la mitología griega nos hablan del riesgo
El riesgo es la magnitud de los daños potenciales asociados a una determinada situación. En otras palabras, aquello que podría suceder causando daño. Conocer el riesgo que existe va a ayudar a poder evitarlo o, al menos, estar preparados en caso de que ocurra. Siguiendo este planteamiento, Klinke y Renn ilustraron seis clases de riesgos con personajes de la mitología griega de los años 700-500 a.C.
Estas figuras mitológicas representan el ansia del ser humano por ser consciente de sí mismo y por «crear el futuro» en lugar de estar expuesto al pairo de la suerte y de las circunstancias. Se distinguen seis clases de riesgos diferentes: Damocles, Cíclope, Pythia, Pandora, Cassandra y Medusa. Estos riesgos se diferencian por sus probabilidades de ocurrencia, por el daño que pueden causar y por lo que sabemos de ellos. Veámoslos uno a uno.
Klinke y Renn identificaron a seis personajes de la mitología griega con seis tipos de riesgo.
Damocles
Entre los personajes de la mitología griega destaca Damocles. Damocles era un cortesano de Dionisio. Este pensaba que su rey era afortunado por disponer de poder y riqueza, lo que le hacía ser un envidioso y un adulador de Dionisio. Para intentar darle un escarmiento, Dionisio ofreció a Damocles intercambiarse con él por un día.
Ese mismo día se celebró un banquete donde Damocles se deleitó siendo tratado como rey. No obstante, al final de la comida, Damocles reparó en una afilada espada que colgaba sobre su cabeza atada por una única hebra de melena de caballo. Repentinamente se le quitaron las ganas de manjares y lujos, solicitando a Dionisio abandonar su puesto.
Este mito sirve como ejemplo de la inseguridad de aquellos que ostentan un gran poder. No solo pueden perder todo su poder, sino también su vida. Este tipo de peligro es el que existe en tiempos de bonanza. Sus principales características son una baja probabilidad de que suceda y una importante magnitud de daño potencial. Algunos ejemplos de este riesgo los encontramos en la energía nuclear o el impacto de meteoritos. Es poco probable que sucedan, pero, en caso de que se dieran, su daño sería muy grande.
Cíclope
Los cíclopes son una especie de gigante que solo tiene un ojo situado en la mitad de la frente. Al tener una visión reducida, su percepción de la realidad se ve también reducida. Este tipo de riesgos no se puede estimar bien. No se sabe cuáles son sus probabilidades de ocurrencia, pero el daño potencial es catastrófico.
En este tipo de riesgos nos encontramos los terremotos y las erupciones volcánicas como también el uso de armas de destrucción masiva. No podemos estar seguros de si van a ocurrir o cuando, pero sí de que su daño va a ser impactante.
Pythia
Cuando los griegos querían conocer el futuro, consultaban sus oráculos. Uno de los más importantes era el Oráculo de Delfos, cuya portavoz era la sacerdotisa Pythia. Esta sacerdotisa se intoxicaba a sí misma con gases para hacer predicciones y, así, advertir sobre el futuro. Sin embargo, para la desdicha de quienes consultaban el oráculo, sus profecías eran siempre ambiguas.
El tipo de riesgos que representa esta historia se corresponden con aquellos de los que no se conoce ni la magnitud del daño ni la probabilidad de ocurrencia. Un ejemplo lo encontramos en los cambios climáticos súbitos o la exposición a sustancias químicas o biológicas. Estos riesgos, así como otros relacionados con la tecnología, como los derivados de la ingeniería genética, son difíciles de estimar.
Pandora
Uno de los personajes de la mitología griega más controvertidos es Pandora. Pandora fue creada por los dioses como forma de castigo después de que Prometeo les robara el fuego para dárselo a la humanidad. Pandora era tan bella que no se podrían resistir a ella ni los dioses ni los humanos. Así pues, los dioses del Olimpo le dieron sus mejores dotes, entre las que se encontraba la curiosidad. La cual le llevó a abrir la caja que contenía todos los males del mundo.
Este riesgo nos indica que pequeños gestos pueden causar grandes desastres. Normalmente, estos riesgos se descubren una vez que ya es tarde, como los causados en el medio ambiente. Las características de este tipo de riesgos son su alta propagación, su persistencia en el tiempo y la irreversibilidad. Un ejemplo son los clorofluorocarbonos. En principio se consideraron inofensivos, pero con el tiempo se comprobó que destruían la capa de ozono.
Cassandra
Cassandra era una vidente de Troya a la que habían maldecido. Su maldición consistía en que nadie creería jamás sus pronósticos. Fue quien predijo la caída de Troya ante los griegos, pero sus compatriotas no la tomaron en serio por la maldición previa que la acompañaba. Posteriormente, como es de sobra conocido, los griegos salieron del célebre caballo de madera y arrasaron la ciudad.
Esta historia se corresponde con eventos de los que se conoce su probabilidad de ocurrencia y la magnitud de su daño. Sin embargo, al existir un retraso entre la causa y las consecuencias, el riesgo se ignora o se menosprecia. Además, los riesgos de este tipo tienen una alta probabilidad de ocurrencia y un daño potencial elevado. Ejemplos lo son el cambio climático y la pérdida de diversidad biológica.
Medusa
El último de los personajes de la mitología griega del que se hablará es Medusa. Medusa era una de las tres hermanas Gorgonas, la única mortal de las tres. Nadie se atrevía a acercarse a ella, pues se decía que incluso su mirada podía dejar petrificado a quien se cruzara con ella.
El tipo de riesgo asociado a este mito es aquel que es rechazado a pesar de ser inocuo. Esto es, un riesgo que parece muy elevado, pero que no se tiene evidencia de que sea tal. Un ejemplo son los campos electromagnéticos. Su daño potencial es bajo, pero gente siente que les afectan.
Como se ha visto, los diferentes riesgos se pueden interpretar desde estas analogías con personajes de la mitología griega. No obstante, lo más importante no son las comparaciones, sino conocer qué tipo de riesgo se corresponde con cada una de estas categorías para que no se traduzcan en un daño potencial: ya sea el temido o en otro derivado de la propia anticipación.