El machismo no siempre beneficia a los hombres

El machismo no siempre beneficia a los hombres
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 03 julio, 2017

El machismo es una forma de pensamiento que sostiene que el hombre es diferente, y en esta diferencia superior a la mujer. Aunque puede parecer una forma muy exagerada de pensamiento, es una de las creencias más compartidas en la actualidad, hasta el punto de estar inserta en muchas instituciones y tradiciones. Esta forma de pensamiento no se queda ahí, sino que es el origen de muchos comportamientos machistas o sexistas.

Las personas que han interiorizado esta creencias, aunque no se den cuenta, actúan de forma diferente frente a una mujer y frente a un hombre. Tienden a ser más proteccionistas o paternalistas con las mujeres, pero las dejan fuera de aquellas tareas que implican rasgos que se consideran masculinos igual que de aquellas que implican fuerza o que no se ajustan a los típicos y tradicionales roles femeninos.

Manual para las mujeres

Las desventajas que el machismo implica para las mujeres son innumerables y afectan a todas las facetas de la vida. En el campo laboral, las mujeres tienen menos oportunidades de conseguir trabajos que no se ajustan a lo que el “subconsciente y consciente colectivo” espera de ellas, tienen menos oportunidades de alcanzar un puesto de gran responsabilidad y sus salarios son más bajos que los de los hombres para puestos que exigen las mismas competencias y demandan las mismas responsabilidades. Eso, porque ya si entramos en los casos de acoso laboral…

Hombre criticando la ropa de su novia como forma de machismo

En un campo más personal, las mujeres tienen que cumplir con una gran cantidad de requisitos para proyectar una imagen aceptable. Deben ser delgadas, pero no planas o sin curvas. Han de ir maquilladas, pero no demasiado. Las mujeres deben llevar modelos de ropa únicos e ir siempre bien combinadas; atrevidas, pero sin caer en la extravagancia. A ser posible, depiladas.

En lo sexual, a las mujeres se les pide ser sumisas. La imagen clásica de la princesa que espera su príncipe y la de la estudiante sumisa y aplicada que se enamora del muchacho rebelde al que intenta cambiar forma parte del imaginario colectivo. Las chicas tienen que esperar ser agasajadas por los hombres pero, por mucho que los deseen, no pueden aceptarlos a la primera, pues de otra forma pueden parecer “fáciles”.

Manual para los hombres

Aunque pueda parecer contradictorio, el machismo puede llegar a ser tóxico para los hombres. Esta forma de pensamiento y las acciones que van asociadas suelen tener consecuencias negativas para los hombres; consecuencias que pueden pasar fácilmente desapercibidas por lo contraintuitivas y enmascaradas que aparecen. Hablaremos de ellas a continuación.

En el campo laboral, si bien los hombres suelen ganar más y existen más profesiones para las que son preferidos, hay trabajos en los que no encajan o para los que tampoco se les considera. Los trabajos que se han considerado típicamente de mujeres (enfermería, asistente de vuelos, secretaría) son más difíciles de alcanzar por los hombres. También ellos acaban realizando los trabajos que implican más fuerza y resistencia físicas (minería), con el desgaste mayor que esto supone.

Hombre solo y triste

En el campo personal, para los hombres también hay un nivel de exigencia alto. Si bien no es tan alto como el que se le demanda a las mujeres, la imagen también es un requerimiento social y una preocupación para ellos. Los hombres tienen que inspirar seguridad y una de las formas de hacerlo es a través de un cuerpo fuerte y trabajado con horas de gimnasio . Aun así, el machismo acaba por salirse con la suya, véase el término “fofisano” se aplica mayoritariamente a los hombres.

En lo que respecta al sexo, el rol del hombre es el que tradicionalmente domina y propone. El príncipe azul o el rebelde sin causa. Los hombres son los que tienen que tomar la iniciativa e idear y materializar locuras por las mujeres que aman. Por supuesto, deben defender su honor hasta la muerte y defenderlas en todo momento. A su vez, los hombres deben destacar entre sus pares, ser los líderes de su grupo.

La realidad para los hombres

Como se ha dicho, los hombres deben ser los líderes, ser los más “machos”, algo que les implica en conductas de riesgo. Por hacerse con el liderazgo pueden participar en peleas, revanchas crueles o esfuerzos que pongan en peligro su salud para demostrar su valía. Otro tipo de conductas de riesgo están asociadas con el consumo de drogas y a los juegos de azar. Los hombres tienen más presión grupal para consumir drogas y se les exige tener mayor aguante que las mujeres. De hecho, el que no lo tiene ya tiene preparada su etiqueta, la de “nenaza”.

Superhéroe y superheroína haciendo un pulso

Uno de los mejores contextos para darse cuenta del peligro de estas conductas de riesgo es la guerra. Cuando un estado declara la guerra, la mayoría de los soldados que acuden al frente son hombres. También el servicio militar suele ser más desfavorable para los hombres.

Todas estas situaciones descritas dan lugar a la última y más trágica consecuencia del machismo, la muerte. Los hombres mueren, de media, al menos seis años antes que las mujeres. El machismo, ese que en teoría pone a los hombres en una situación de privilegio, mata y no solo a mujeres. Muchas las conductas de riesgo a las que el machismo incita desgastan la salud de los hombres que con la edad sufren las consecuencias, aunque no sean capaces de establecer un origen.


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