Los riesgos del conformismo

Los riesgos del conformismo
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 30 junio, 2019

Noah Chomsky dice que “caso tras caso, vemos que el conformismo es el camino fácil, y la vía al privilegio y el prestigio; la disidencia trae costes personales”. Si esta es nuestra realidad, ¿por qué una actitud conformista puede ser arriesgada?

En este caso entran en juego cuestiones personales, sociales e incluso psicológicas. Si observamos nuestro mundo, vemos infinidad de gente que se deja llevar por las tendencias. Una mayoría sigue a una minoría. ¿Cuáles son las causas de este comportamiento gregario? La psicología ha tratado de dar explicaciones.

¿Qué es el conformismo?

Antes de continuar, es importante definir qué es exactamente el conformismo. Se suele ajustar a los cambios o modificaciones producidas en la opinión o comportamiento de una persona. Es el resultado de una presión por parte de otros individuos o grupo de ellos.

Dicha presión puede ser real, pero también imaginaria e incluso para que actúe no es necesario que pase por la conciencia. Por otro lado, su existencia no siempre es fácil de detectar, ya que su influencia puede ser sutil.

Grupo de personas

El fenómeno del conformismo

Una vez definido el término conformismo, es importante estudiar algunos experimentos realizados en esta cuestión. Y el psicólogo Solomon Asch es uno de los que más se ha acercado a este fenómeno.

En los años 50, Asch realizó diferentes experimentos para estudiar el carácter gregario humano. ¿Qué pensarías si te presentan un cuestionario, sabes la respuesta exacta a una pregunta concreta pero observas que todos responden la misma solución incorrecta? ¿Te unirías a la mayoría, o te mantendrías en tu convencimiento?

Este simple conflicto fue el estudiado por Asch en uno de sus experimentos sobre conformismo. Gracias a él, el psicólogo demostró cómo la presión de grupo es capaz de modificar la manifestación pública (conformidad púbica) de un sujeto.

“La doctrina dogmática suele decir que la realidad es así, y le creemos a tal punto que no tenemos que pensarla más. Eso es conformismo y contra eso estoy”

-Rosa Montero-

Por qué nos volvemos conformistas

Según Asch y otos psicólogos, existen dos grandes causas que provocan el conformismo:

  • Muchas personas conceden más fiabilidad al juicio de otros que al propio. Esto nos llevaría a un conformismo público (manifestar que se está de acuerdo con la mayoría) y a un convencimiento privado (entender que realmente lo que piensa la mayoría es verdad)
  • Otras personas, pese a pensar que están equivocadas, siguen la opinión del grupo por el hecho de sentirse aceptados. El miedo al rechazo nos lleva a un conformismo público pero no a un convencimiento privado.
Hombre dibujando flechas

Riesgos del conformismo

Como es lógico, ser conformistas implica una serie de riesgos que atacan directamente a nuestra dinámica de pensamiento. En muchos casos es nuestra propia individualidad, junto a nuestras certezas y nuestra seguridad, la que está en juego.

Pérdida de individualidad

Un riesgo grave que corremos siendo conformistas es la pérdida de individualidad. Además, al mantener un comportamiento uniforme con la mayoría incrementamos la presión que se hace sobre las personas que tienen un comportamiento distinto al de la mayoría. De hecho, Asch descubrió que el tamaño de la mayoría determina en gran medida su capacidad para provocar conformismo.

¿Y qué supone la pérdida de individualidad? Supone renunciar a nuestra forma de pensar, a nuestra frescura, a nuestra originalidad en favor de una mayoría. Implica perder un sello de identidad propio para adquirir aquel que posee la gran parte de la población. ¿Acaso no hay nada más bello que ser nosotros mismos? El conformismo adquiere una dimensión de pérdida si no somos conscientes de él. Una pérdida que nos sume en una mar y nos difuminamos en detrimento de nuestra propia individualidad.

Compromiso con el grupo antes que con uno mismo

Un riesgo que sufrimos al ser excesivamente conformistas se relaciona con la falta de compromiso con uno mismo. Cuando has ofrecido un juicio públicamente y te has comprometido con una opinión, aunque no sea personal, el sujeto se acomoda a la mayoría. De esta forma, actuamos en favor de una mayoría en detrimento de nuestras propias convicciones. Poco a poco, nos vamos anulando y desintegrando en un pensamiento único que no se correspondía con nuestra forma de ser ni de pensar.

Además, puede que la persona utilice diferentes estrategias mentales e inconscientes para que ese conformismo, inicialmente publico, se trasforme también en privado. Esta forma de eliminar el malestar por la disonancia entre las dos esferas -pública y privada- sería una de las más comunes. La disonancia cognitiva entra en juego en este momento. Este fenómeno se produce cuando llevamos a cabo una conducta pero pensamos otra contraria. Cuando esto ocurre, ponemos toda nuestra maquinaria – consciente e inconscientemente – a trabajar para sentir que actuamos de forma coherente a como pensamos.

Baja autoestima

El conformismo es un agente capaz de minar la autoestima de cualquiera de nosotros. Al ceder el comportamiento público a las presiones de la mayoría, el conformista se sitúa en un escalón inferior a esta. Sus pensamientos tienen cada vez menos importancia, pues en la práctica lo que prima es lo que piense el grupo. Así pues, el sujeto suele dibujar una visión de sí mismo negativa y en la que se auto-percibe como alguien de poco valor.

Mujer triste

Falta de iniciativa

Otro riesgo que conlleva ser excesivamente conformista es que se acaba cayendo en un estado de falta de iniciativa. La presión grupal invita a que cada individuo acepte las normas para sentirse parte del todo. De esta forma, lo importante siempre será el grupo, y no la iniciativa propia, que irá decayendo hasta casi desaparecer. Así, el conformismo elimina la motivación de la iniciativa individual para sobrevivir.

Falta de autoridad

Finalmente, el conformismo acaba decayendo en falta de autoridad. Dado que la legitimidad es otorgada al grupo, un individuo no se considera autorizado para tener sus propios juicios e iniciativas. Se deslegitima a s mismo mostrando una absoluta obediencia a la opinión de la mayoría.

“El conformismo es la forma moderna del pesimismo”

-Antonio Escohotado-

El hecho de vivir en sociedad y sufrir presiones grupales nos lleva a veces a extremos incómodos. No es fácil mantener nuestra individualidad si implica dejar de ser aceptados. Ambas son necesidades básicas y difíciles de equilibrar. No obstante, el conformismo es muy arriesgado, pues finalmente somos nosotros mismos´, como personas únicas y valiosas, quienes nos perdemos en la maraña social.


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