Me gustas porque haces de pequeños instantes grandes momentos

Me gustas porque haces de pequeños instantes grandes momentos
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 11 mayo, 2018

Me gustas porque contigo la vida parece fácil. Me gustas porque no sabes de artificios ni de excusas, tampoco de distancias ni de egoísmos cuando comparto el tiempo contigo. Y éso, es algo que no abunda demasiado hoy en día.

Hablamos de relaciones significativas, y en ellas entran tanto la amistad, como el afecto entre una pareja como el vínculo con un familiar. En realidad, no es fácil erigir este tipo de relaciones armónicas donde el peso de la balanza está equilibrado, y donde sin saber cómo, los pequeños instantes se convierten en grandes momentos.

Me gustas porque en días de tormenta me ofreces calma. Porque sé que las almas nobles no abundan en un mundo de prisas y egoísmos. Eres como un diamante sin pulir que reluce salvaje dando luz a los demás.

Siempre hay una, dos o tres personas que ocupa nuestro pensamiento de forma especial a lo largo del día. No es necesario que sea exclusivamente nuestra pareja, en realidad, los amigos también son esos seres significativos con los que deseamos compartir un pensamiento, una experiencia casual, un deseo…

Sin saber cómo se tejen finísimos hilos dorados que nos unen a unos con otros. Son sin duda esas “personas especiales” que se instalan en nuestra alma sin saber muy bien por qué pero que nos agrada. Nos acomodan en valores, sentimientos y sobre todo en reciprocidad.

Los 4 pilares de las relaciones significativas

hombre con estrella

Las personas, los seres humanos construimos nuestras relaciones basándonos la mayoría de las veces no en algo racional, sino en un plano emocional. “Nos dejamos llevar” por esa conexión inexplicable que va creando un lazo tras otro.

Ahora bien, no siempre acertamos en esa aventura de las relaciones humanas. Hay quien tiene demasiadas esquinas, demasiadas carencias que se tornan en necesidades que satisfacer, en egoísmos… y sin saber cómo, nos convertimos en barcos a la deriva nadando en océanos de lágrimas.

La vida se teje casi siempre a base de casualidades: ese compañero de trabajo que tropieza contigo, esa compañera de universidad que suspendió la misma asignatura que tú, ese amigo de una amiga que coincidió contigo en una fiesta… El día a día es vida vivida e instantes donde establecer nuevos lazos que serán más o menos significativos si se cumplen estos 4 principios.

Primera ley: el cariño

El afecto es y será siempre el principal pilar que sustente las auténticas relaciones, las que duran una vida entera, las que no saben de tiempo y distancias. Me gustas porque sé que te preocupas por mi, porque mi afecto es sincero y te deseo siempre lo mejor, al igual que tú me lo deseas a mi…

No estamos hablando solo de las relaciones de pareja. El amor sincero, el cariño que arropa, que atiende y se preocupa también es esencial en las amistades y entre los vínculos familiares. Porque quien nos quiere, nos respeta de verdad y nos reconoce como personas importantes en su vida. Las personas necesitamos de ese afecto para sentirnos seguros, para tener raíces en la tierra, para sentirnos bien con nosotros mismos.

mariposas

Segunda ley: vemos lo positivo de las otras personas

Esta dimensión es algo esencial. Seguro que tú mismo habrás vivido esa sensación con alguien que busca casi de forma exclusiva, sacar todo lo negativo que hay en ti: tus defectos, tus fallos, tus miedos, tus inseguridades.

  • Cuando conocemos a alguien que valora lo que somos de forma positiva, que acepta nuestros defectos y que lejos de juzgarnos nos alienta a ser mejor cada día, sabemos que tenemos un auténtico tesoro.
  • Hay que tener en cuenta que para ser capaz de ver lo positivo en los demás, debemos liberarnos de muchos prejuicios propios.
  • Hay quien ve la vida de una forma muy limitada, quien ni siquiera se acepta a sí mismo como alguien capaz, valiente y feliz. Ese malestar interno provoca que solo vea los defectos ajenos.

Tercer ley: la confianza

¿En cuántas personas confías de verdad en tu vida? La primera en quien deberíamos confiar de forma ciega, es en nosotros mismos. Después, algo que de verdad nos enriquece es contar con ese apoyo cotidiano, con ese amigo, con esa pareja, madre o hermano en quien siempre podemos tener a nuestro lado.

  • La persona en quien confiamos tiene siempre una opinión positiva de nosotros.
  • Sabe escuchar, sabe entender y nos muestra ante todo una gran empatía.
  • Sabe hacer equipo.
  • Asume los errores y sabe señalarnos los nuestros de forma constructiva.
  • Cree en nuestras capacidades.

Cuarta ley: un apego saludable

Algo curioso que tiene que ver con el tema del apego es que hemos leído sobre él, sabemos diferenciar el apego saludable del limitante, sin embargo, casi sin saber cómo, acabamos cayendo en ese tipo de relacionas donde el peso de la balanza cae en nuestra contra. Es pues importante que tengas en cuenta estas dimensiones que son básicas para establecer una relación positiva y significativa.

  • Una relación, ya sea de amistad o pareja, debe permitirte crecer, avanzar, aprender… encontrar tu equilibrio.
  • Si notas que en el día a día solo cedes, solo das de ti sin recibir nada a cambio y que poco a poco dejas de reconocerte a ti mismo/a, reflexiona sobre tu situación.
  • Las personas que basan su vínculo en un apego saludable, respetan espacios, saben enriquecer sin imponer, y comprenden que la vida es dar y no restar.

Me gustas porque haces que los pequeños momentos cotidianos sean grandes instantes que guardar en mi corazón, porque es tiempo que llenan las risas, la complicidad y la sencillez de una vida que adquiere su sentido.

pareja

Imágenes cortesía de Marie Coubert y Pascal Campion


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.