Me han diagnosticado un trastorno mental, ¿y ahora qué?
“Me han diagnosticado un trastorno mental, ¿qué hago ahora?”. Son muchas las personas que experimentan cierto impacto, incomprensión y hasta desconcierto cuando un profesional del ámbito sanitario les da un nombre a eso que vienen sufriendo desde hace tiempo. Ansiedad generalizada, depresión mayor, trastorno límite de la personalidad, trastorno bipolar, bulimia…
Más allá de la etiqueta, de la categoría diagnóstica y el nombre de esa condición psicológica, está siempre la imposibilidad de poder llevar una vida normal, satisfactoria y plena. Es común que se solapen varios trastornos, que la ansiedad vaya de la mano de los trastornos alimentarios y que quien sufra una adicción evidencie además un trastorno depresivo.
Recibir un diagnóstico no es el final del camino, es el inicio. Es el punto de partida a partir del que uno debe tomar conciencia de la responsabilidad y trabajo que tienen por delante. Así, aunque bien es cierto que el hecho de que pongan nombre a eso que nos ocurre pueda asustar al principio, en realidad, solicitar ayuda es la mejor opción con la que contamos.
Me han diagnosticado un trastorno mental, ¿qué va a pasar ahora?
“No sé cómo voy a enfrentarme solo a situaciones que para los demás son normales y que a mí me superan”. Esta suele ser una de las preocupaciones más comunes en quien ya es consciente de que tiene un problema de salud mental. Ejemplo de ello, es el hecho de que buena parte de las personas que sufren alguna condición psicológica, tienen serias dificultades a la hora de mantener su trabajo.
De este modo, organismos como la FEAFES (Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental) señalan que lo que experimentan buena parte de estos pacientes es sensación de soledad e incomprensión. La salud mental no se percibe de igual modo que la salud física. No solo sigue estando estigmatizada, sino que los recursos existentes no cubren todavía todas las necesidades.
Un ejemplo, trabajos de investigación como los publicados en el 2020 en la revista The Lancet inciden en algo importante. Los trastornos del estado de ánimo, como la depresión, y los trastornos de ansiedad son los que se diagnostican cada vez con mayor frecuencia. Asimismo, tienen un mayor impacto en el tejido laboral y productivo. Pero eso no es todo.
A pesar del incremento de problemas en la salud mental, siguen existiendo grandes carencias en materia de asistencia clínica, preventiva y psicosocial. Faltan medios, capacitación, supervisión, una buena promoción y actividades de divulgación para concienciar de la importancia de la salud psicológica.
¿Qué puedo hacer, por tanto, si a mí me han diagnosticado un trastorno mental?
“¿Por qué yo?”: racionaliza los pensamientos sobre el diagnóstico
Son muchos los que experimentan cierta sensación de alivio. Saber que aquello que uno padece tiene nombre, en ocasiones ofrece cierto bienestar; es al fin y al cabo un buen punto de partida. Otros en cambio, experimentan miedo, inquietud y hasta negación. ¿Por qué yo? ¿He hecho algo mal? ¿Soy imperfecto? ¿Es esto quizá algo hereditario?
- Lo esencial en todos los casos es racionalizar nuestros pensamientos. La OMS estima que 1 de cada 3 personas sufrirá en algún momento un problema de salud mental. Nadie es mejor ni peor por padecerlo, es algo habitual y hay tratamientos y estrategias para alcanzar una buena calidad de vida.
- No te obsesiones con el diagnóstico, no busques de manera constante en Google información sobre el tema. Cada persona es única y experimenta su problema psicológico de una manera particular.
- Tampoco pongas toda la atención en cómo puedan reaccionar los demás ante el diagnóstico. No añadas más preocupaciones, las personas que te quieren te ayudarán en todo momento.
Poco a poco te convertirás en un experto del trastorno que padeces. Si bien es cierto que al principio te puedes sentir sobrepasado, al final vas a tener más control del que piensas sobre tu propia realidad.
“¿Y ahora qué?” Piensa en el tratamiento, en el apoyo y la recuperación
“¡Me han diagnosticado un trastorno mental! ¿Qué va a pasar ahora conmigo?”. Hay algo que es necesario tener en cuenta cuando nos hacen una valoración. Es muy probable que ese diagnóstico no sea el definitivo o que dentro de un tiempo nos diagnostiquen otra condición mental más. Lo señalábamos al inicio, la comorbilidad es algo habitual en estos casos.
Tengamos presente que el hecho de sufrir varios trastornos responde en ocasiones a un continuo en el que unas realidades se solapan con otras. Si yo padezco un trastorno de ansiedad, puedo evidenciar además trastornos de pánico, fobias, agorafobia, etc.
Lo más decisivo en todos los casos es solicitar apoyo experto e iniciar la terapia que más se ajuste a mis necesidades. Para ello, es importante que los profesionales nos informen de lo siguiente:
- Cómo afecta este trastorno a mi vida y qué puedo hacer al respecto.
- Me han diagnosticado un trastorno mental. ¿Qué tratamientos, terapias y apoyo son mejores para mí?
- Qué debo esperar durante la terapia y la recuperación.
Me han diagnosticado un trastorno mental. ¿Por dónde empiezo? Tu plan de acción
En la medida de lo posible, siempre es bueno tener en mente un plan de acción. Saber qué debo esperar de los próximos meses y los objetivos que tengo proyectados, me puede ayudar a tener cierta sensación de control de todo el proceso. Al fin y al cabo, una vez tenemos el diagnóstico se inicia una nueva etapa llena de responsabilidades y cambios.
Es adecuado tener apuntados los días en que tenemos terapia o visita a otros especialistas. Asimismo, nos puede ayudar ampliar aún más ese campo de acción, haciendo uso de más recursos psicosociales. Siempre hay grupos de apoyo y organizaciones a las que podemos acudir. Tener cerca a personas que nos guíen, así como nuestros familiares y amigos es quizás la mayor ventaja con la que podemos contar.
Para concluir, solo cabe destacar algo esencial. Las enfermedades mentales forman parte de nosotros, pero no tienen por qué definirnos. Somos mucho más que nuestra depresión, que esa ansiedad generalizada o ese estrés postraumático a raíz de un trauma. Hay recursos para superarlos y es necesario iniciar ese viaje de recuperación.
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