Mi pareja espera que adivine lo que le pasa

Si te ocurre o te preocupa algo, dilo. No esperes a que tu pareja lo adivine, porque el amor no nos convierte en magos ni en mentalistas. Tu pareja no puede hacer una lectura exacta sobre lo que hay en tu cabeza. Saber comunicar de manera asertiva es esencial.
Mi pareja espera que adivine lo que le pasa
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 febrero, 2022

“Mi pareja espera que “adivine” lo que le pasa y como no logro dar con la razón de su molestia, se enfada”. Este razonamiento podría parecer de lo más infantil, si no fuera porque en realidad aparece más de lo que creemos. Son muchas las personas que esperan que sus parejas sean mentalistas, adivinos y lectores de pensamientos. Algo que lamentablemente no es posible.

A pesar de ello, se hace. Hay quien lejos de exponer de manera asertiva aquello que es objeto de preocupación, decepción o simple inquietud, opta por esa actitud pasiva con la que dejar que sea el otro el que intuya la raíz de sus desconsuelos. Esto provoca que la frustración sea doble. Porque al propio problema se le añade la visión de que la pareja no es capaz de leer entre líneas el origen de su sufrimiento.

Esta imagen, por muy clásica que nos parezca, no es exclusiva solo de las mujeres. No son solo ellas las que aguardan a que sus parejas deduzcan como Sherlock Holmes eso que les quita la calma. También los hombres son dados a ese hermetismo experto en dejar la pelota en el tejado del otro para que sean los demás los que indaguen el origen de su estado de ánimo.

Es necesario tenerlo claro: nadie tiene un detector mental capaz de hacer lecturas psíquicas. El amor no va de adivinanzas ni de magias, sino de saber compartir de manera madura e inteligente.

Pareja discutiendo para simbolizar cuando mi pareja espera que "adivine" lo que le pasa

Mi pareja espera que “adivine” lo que le pasa: ¿por qué lo hace?

-¿Qué que te pasa?.

-Nada.

-¿Te preocupa algo?

-¿Tú qué crees?-.

Es muy posible que quien más y quien menos haya tenido esta conversación en algún momento, bien en persona o incluso mediante WhatsApp. Es cierto que en ocasiones sí hay un motivo evidente para esa tensión o ese enfado. Es muy posible que uno de los dos no sea plenamente consciente de dicha realidad.

Sin embargo, recurrir al “no me pasa nada” o “¿tú que crees? sigue siendo una mala estrategia comunicativa. Tan mal gestor emocional es quien no empatiza y no ve el problema como quien no lo expresa y no lo expone con claridad.

Recurrir al blindaje, a la ironía o a la actitud defensiva no ayuda ni aporta nada. Lo desconcertante es que esta situación se da con elevada frecuencia. Comprendamos por qué.

La trampa de las expectativas: si me quieres, tienes que adivinar qué me pasa

Cuando mi pareja espera que “adivine” lo que le pasa hay algo que no va bien. Si esto se da con frecuencia una de las causas puede estar en esas falsas expectativas que muchos construimos. Como las siguientes:

  • Asumir y dar por sentado que ser pareja es entenderse a cada segundo y en cada matiz. Si sufro, si algo me preocupa, me asusta, me enfada o me molesta, la otra persona debe advertirlo de inmediato. Porque, al fin y al cabo, el amor va de eso, de una simbiosis perfecta de dos siendo uno.
  • Otra de esas expectativas peligrosas es dotar de magia al concepto del amor. Ideas como las almas gemelas, la compenetración o que el otro debe ser esa “otra mitad” capaz de sentir lo que yo siento han hecho mucho daño al campo de las relaciones.

Estas son realidades autoconstruidas que debemos redefinir de manera saludable. Solo así dejaremos de hacernos daño a nosotros mismos.

La falta de asertividad y la pasividad: yo no te cuento mis problemas, pero tú tienes que desentrañarlos

En las relaciones afectivas abundan las personas pasivas. Es decir, son figuras que se esfuerzan lo mínimo en el plano emocional y que lejos de hacer uso de la asertividad optan por el silencio, por hacer costra y marcar distancia. Son hombres y mujeres que no comparten sus problemas, bien porque están siempre a la defensiva o porque tienen malas dotes comunicativas.

En estos casos, se le añade un factor determinante y es la necesidad de que sea el otro el que trabaje po r los dos. Si me pasa algo y me quieres, es obligación tuya averiguar qué me pasa y hacerme la vida fácil. Si hay algo que me hace infeliz, debes darte cuenta y solucionarlo para que lo nuestro vaya bien. 

Mi pareja espera que “adivine” lo que le pasa porque no sabe expresar lo que le ocurre

“No me pasa nada, pero me pasa todo y espero que seas tú quien resuelva esta situación”. Cuando mi pareja espera que “adivine” lo que le pasa, en muchos casos puedo estar ante alguien con malas habilidades en gestión emocional. En estos casos, puede existir una clara dificultad para percibir, comprender y regular los propios sentimientos y de ahí el bloqueo y el hermetismo.

En estos casos es necesario ser paciente y facilitar que la otra persona aprenda a expresar en palabras propias aquello que hay en su interior. Así, estudios como los realizados en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) nos recuerdan que esa falta de autorregulación y de asertividad son el principal problema en las relaciones interpersonales.

Esto esto es algo en lo que todos deberíamos trabajar. Porque fin y al cabo no somos adivinos y siempre deberá ser el otro quien nos revele de manera asertiva, objetiva y clara qué es lo que le quita la calma.

Plantas con forma de una pareja besándose simbolizando cuando mi pareja espera que "adivine" lo que le pasa

Hay que aprender a decir en voz alta lo que nos preocupa, cuando nos preocupa (y no después)

Cuando mi pareja espera que “adivine” lo que le pasa es evidente que se ha hecho una idea equivocada de lo que es el amor. Debemos tenerlo claro. Muchas veces clamamos que el otro sea más empático con nosotros, pero cuidado, porque empatía no es adivinar al pie de la letra lo que piensa el otro. Yo puedo percibir que tú estás mal, pero no siempre voy a saber por qué.

Es necesario que aprendamos a decir lo que nos hace daño cuando sentimos dolor. Es saludable expresar en voz alta lo que nos preocupa cuando algo nos quita la calma y no guardarlo para mañana.

En caso de que mi pareja haga algo que me ofende, recurrir al silencio y esperar que sea el otro el que se dé cuenta y me pida perdón es una estrategia infantil y que indica falta de asertividad.

Una relación de pareja tiene poco de magia y mucho de trabajo cotidiano. Porque amar es invertir en lo que se quiere, no aguardar a que las cosas se resuelvan solas o que el otro se alce como un adivino capaz de leer mis desconsuelos y los resuelva por mí. Hagámoslo juntos, aprendamos a comunicar.


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