Micción por ansiedad: ¿en qué consiste y por qué sucede?

Los nervios y la ansiedad pueden hacer que tengamos mayor necesidad por ir al baño. Las micciones frecuentes son un efecto más de esas épocas en las que sentimos mayor preocupación y estrés. ¿Qué podemos hacer?
Micción por ansiedad: ¿en qué consiste y por qué sucede?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 30 septiembre, 2022

La micción por ansiedad es un efecto común y una experiencia que nos puede ser muy conocida. Algo tan normal como enfrentarnos a una entrevista de trabajo, a una exposición en público o incluso tener una cita especial hace que sintamos de improviso esa incómoda urgencia por ir al baño. ¿Cómo puede ser? ¿Por qué el impacto de las emociones pueden llegar hasta ese punto?

Señalaba el célebre neuropsiquiatra Kurt Goldstein que el miedo agudiza los sentidos, pero la ansiedad elevada nos paraliza por completo. La verdad es que cuando este mecanismo psicológico llega a cuotas realmente altas se desencadenan unos efectos tan llamativos como limitantes. Quedamos, de pronto, supeditados por completo a esa sintomatología asociada.

Mareos, dolor de estómago, taquicardias, temblores, sudoración excesiva e incluso micción frecuente. Ahora bien, más allá de ser algo puntual hay un detalle que debemos considerar. Son muchas las personas que experimentan este efecto de manera continuada. Los nervios persistentes pueden hacer de nosotros eternos dependientes del baño. Lo analizamos.

Figuras con micción por ansiedad

Micción por ansiedad: definición, síntomas y causas

Las ganas frecuentes por orinar pueden deberse a múltiples causas. Infecciones de orina, cálculos renales, diabetes… Lo primero, en caso de que experimentemos este problema desde hace días o semanas, es contar con un buen diagnóstico médico. Descartar cualquier problema o enfermedad es esencial en todos los casos.

Ahora bien, si esa urgencia por ir al baño no se debe a ningún problema orgánico, es muy posible que suframos micción por ansiedad. Se trata de una condición en la que se experimentan molestias en la vejiga y una mayor necesidad por orinar. Por lo general, este hecho suele ser algo puntual en el tiempo y limitado a esa situación estresante o angustiante como podría ser, por ejemplo, un examen.

No obstante, la situación se complica un poco más cuando esta situación se alarga en el tiempo. Así, algo que llama la atención a los expertos en este tema es cómo la necesidad natural por orinar está controlada por muchos factores y no solo por los mediados por el cerebro cuando nos envía una señal indicándonos aquello de “ya es hora de ir al servicio”. Las emociones también cumplirían un papel indispensable.

¿Cuáles son los síntomas?

La micción por ansiedad puede aparecer sin necesidad de que exista un estímulo o situación estresante. Es decir, a veces, no depende solo de ese examen, de esa exposición en público, de ese viaje que nos inquieta. Hay épocas en que acumulamos un nivel mayor de ansiedad por razones personales o laborales. Es entonces cuando empezamos a notar esa molestia.

Conozcamos los síntomas:

  • Experimentamos mayor presión en los músculos de la vejiga.
  • Orinar con frecuencia, por término medio, ocho o más veces en un periodo de 24 horas.
  • Las ganas de ir al baño son casi constantes. Es decir, podemos acabar de salir del servicio cuando al cuarto de hora volvemos a sentir esa molestia.
  • La micción por ansiedad puede aparecer tanto por el día como por la noche.
  • Podemos percibir también cierto escozor, calambres y hasta dolor abdominal. 
  • En algunos casos, esta condición puede estar presente durante semanas o meses.
  • La vejiga hiperactiva puede tener como desencadenante la ansiedad.

¿Cuál es el origen de la micción por ansiedad?

En situaciones normales y sin ningún problema de salud, la vejiga aguanta bastante las ganas de orinar. Ahora bien, cuando está muy llena, la propia vejiga envía una señal a través de la columna hasta el cerebro para decirle que, efectivamente, está al límite y toca vaciarla. Sin embargo, en condiciones de ansiedad y gran intensidad emocional, la cosa puede cambiar.

  • El estrés y la ansiedad liberan un nivel elevado de cortisol y adrenalina. Estas hormonas hiperactivan todo el organismo, incluido el sistema urinario.
  • Asimismo, los músculos tienden a tensionarse, lo que hace también que se ejerza mayor presión en la vejiga y nos sintamos siempre “llenos”.
  • Por otro lado, estudios como los realizados en la Universidad de Toho (Japón) indican algo interesante. Las emociones también ejercen un control sobre el sistema urinario. Se sabe que las personas con trastornos de ansiedad o depresión suelen padecer con mayor frecuencia el problema de la vejiga hiperactiva.
  • Asimismo, tampoco podemos olvidar un factor muy concreto. La ansiedad nos prepara para la huida o el ataque, esta reacción demanda a su vez liberar al cuerpo de desechos y líquidos para actuar con mayor presteza. Esto hace que tengamos una mayor necesidad de evacuar tanto la orina como los esfínteres.
Mujer practicando los ejercicios de kegel para la micción por ansiedad

¿Qué estrategias debemos llevar a cabo para tratar este problema?

La micción por ansiedad no se resuelve bebiendo menos o recurriendo a los fármacos en exclusiva. Necesitamos cambios, estrategias psicológicas y adecuadas habilidades para manejar pensamientos, emociones y comportamientos. Veamos por tanto algunas claves que pueden ayudarnos.

Estrategias psicológicas

En estos casos, nos puede ser muy útil la reestructuración cognitiva. Consiste básicamente en ser más conscientes de todo aquello que ocurre en la mente, siendo capaces de detectar pensamientos y actitudes disfuncionales.

  • Transforma tus pensamientos irracionales en ideas más integradas, racionales y lógicas.
  • Evita caer en el negativismo, en las generalizaciones y magnificaciones.
  • Sé capaz de detectar tus emociones negativas para entenderlas, comprender su mensaje y reducir su impacto.
  • Aprende técnicas de resolución de problemas. Evita que aquello que te preocupa se haga cada día más grande.
  • Flexibiliza, sé capaz de descansar tu mente, de permitirte instantes de ocio y descanso.

Estrategias de relajación y respiración

Estrategias como la respiración profunda o diagramática, el mindfulness o la técnica de relajación progresiva de Jacobson son adecuadas estrategias para reducir el impacto del estrés y la ansiedad. Para aliviar rápidamente la tensión muscular en momentos de ansiedad:

  1. Siéntate en un lugar tranquilo y cómodo. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Respira lentamente por la nariz y por la boca.
  2. Usa tu mano para hacer un puño. Aprieta el puño con fuerza.
  3. Mantén el  puño apretado durante unos segundos. Nota toda la tensión que sientes en tu mano.
  4. Abre lentamente los dedos y sé consciente de cómo te sientes. Es posible que notes una sensación de tensión al salir de tu mano. Eventualmente, su mano se sentirá más ligera y relajada.
  5. Continúa tensando y luego relajando varios grupos de músculos en su cuerpo, desde tus manos, piernas, hombros o pies. Es posible que desee trabajar hacia arriba y hacia abajo por su cuerpo tensando varios grupos musculares. Evite tensar los músculos en cualquier área de su cuerpo donde esté lesionado o tenga dolor, ya que eso puede agravar aún más su lesión.

Un ejercicio de respiración que podría ayudarte también es:

  1. Afloja cualquier ropa que pueda restringir la respiración y elige una posición cómoda.
  2. Si estás acostado, coloca los brazos ligeramente separados de los lados con las palmas hacia arriba. Coloca las piernas cómodamente. Si está sentado o de pie, ubica los pies planos sobre el suelo, separados al ancho de tus hombros.
  3. Inhala suavemente por la nariz contando hasta cinco, permitiendo que la respiración fluya profundamente hacia el vientre sin forzar.
  4. Luego, sin hacer una pausa ni contener la respiración, exhala por la boca mientras cuentas hasta cinco.
  5. Continúa el ejercicio durante 5 minutos.

Ejercicios de los músculos del suelo pélvico (Kegel)

Por último, y no menos interesante, vale la pena iniciarnos en los ejercicios de los músculos del suelo pélvico. Son un modo de fortalecer toda el área de la zona de la pelvis, algo idóneo para optimizar el buen funcionamiento de los órganos urinarios. Relaja, favorece la salud y también el equilibrio interno.

Para concluir, tal y como hemos señalado al inicio, la micción por ansiedad es un problema común. No obstante, siempre es adecuado consultar con el médico para conocer qué pautas serían las más adecuadas para nosotros.


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