Los microictus pueden cambiar la personalidad
Los microictus pueden cambiar la personalidad. Este es un tema del que no se habla demasiado y que, sin embargo, es interesante contar con él por la incidencia de esta enfermedad. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, cuando un paciente sufre un infarto cerebral, no siempre es consciente de ello ni evidencia una sintomatología clara y evidente.
A la hora de hablar de los ictus y de sus efectos es común visualizar casi al instante la clásica apoplejía o los problemas de comunicación asociados. Ahora bien, en ocasiones los efectos son más silenciosos y afectan únicamente a aspectos relativos al carácter. Por ejemplo, las alteraciones en la conducta social son un efecto habitual en lo que conocemos como “mini-ictus” o accidentes isquémicos transitorios.
Es importante incidir además en otro hecho. Estas lesiones cerebrales pueden ser progresivas, es decir, se pueden sufrir múltiples microictus y derivar con el tiempo en una demencia vascular. Esta realidad es más frecuente en personas de edad avanzada. Profundicemos un poco más en este tema para comprenderlo mejor.
Los microictus afectan a zonas microscópicas del cerebro y no siempre es fácil identificar esa lesión
Microictus: aspectos que debemos conocer
Los microictus son accidentes isquémicos transitorios que afectan a zonas muy reducidas –microscópicas casi- del cerebro. Podríamos decir que el mayor problema de estos accidentes cerebrovasculares es que apenas tienen síntomas. Esto implica que una persona puede padecerlos en un momento dado y no saberlo. Sin embargo, al cabo de los días, pueden evidenciarse cambios en su personalidad y su conducta.
El área que más se ve afectada en los microictus es la zona cerebral subcortical. Cualquier daño en esta región se traduce en apatía. Con lo cual, podemos tener a un familiar que de pronto evidencia cierto desinterés por lo que le rodea, baja motivación y que deja de reaccionar a muchos de los estímulos de su alrededor.
Es posible que ese cambio pueda deberse a muchos factores, pero algo que no podemos descartar son las variables neurológicas. Cualquier lesión, por mínima que sea, en esa área subcortical derivará poco a poco en alteraciones emocionales y cambios en la personalidad del paciente. Son cambios sutiles que con el tiempo pueden ser más evidentes y preocupantes.
El problema de los microictus es que suelen pasar desapercibidos. La persona no sabe que los ha sufrido y, por lo general, son los allegados los que perciben un cambio en sus reacciones y comportamiento.
Síntomas
Buena parte de los microictus pasan sin dejar secuelas y lo que experimenta la persona es poco más que un malestar general que puede durar unos días. Sin embargo, en algunos casos pueden aparecer alteraciones severas y progresivas, sobre todo en el ámbito psicosocial y no tanto en el físico.
- Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Hong Kong, destacan que una característica habitual en los pacientes que han sufrido un ictus es evidenciar una merma en su vida social. Empiezan a mostrarse más irritables, pierden la paciencia, el sentido del humor… En algunos casos pueden mostrar hasta conductas agresivas.
- Por otro lado, también es común experimentar mareos, cefaleas o niebla mental. En fases un poco más avanzadas, pueden aparecer temblores e incluso algún problema en la deglución.
- Los cambios en la personalidad tras un microictus suelen ser muy lentos, pero progresivos. Al principio podemos percibir algunos pequeños cambios en ese familiar, a los cuales no damos importancia. Pero con las semanas o meses, ya tomamos plena conciencia de una clara alteración en la forma de ser y actuar de esa persona.
Cuando los pequeños accidentes cerebrovasculares se acumulan con el tiempo
Uno de los mayores problemas de los microictus es que pueden sufrirse varios a lo largo del tiempo. Cuando se acumulan muchos accidentes cerebrovasculares, el cerebro evidencia ya múltiples lesiones y esto puede traducirse en una demencia vascular. El flujo sanguíneo ya no llega de igual modo a este órgano, con lo que la persona evidenciará algo más que cambios en su personalidad.
- Sufrirá problemas de memoria.
- Limitaciones en la planificación y el juicio.
- Alteraciones emocionales como confusión, aflicción, depresión, etc.
Los microictus no siempre aparecen de manera aislada y puntual. Es común que se sufran otros nuevos cada cierto tiempo, de manera que el tejido cerebral se ve cada vez más dañado.
¿Se pueden prevenir los pequeños ictus?
Los accidentes cerebrovasculares, así como los microictus o accidentes isquémicos transitorios no se pueden evitar al 100 %. Sin embargo, hay variables de riesgo que todos podemos controlar para prevenir su aparición en un porcentaje importante. Son los siguientes:
- Dejar de fumar si somos fumadores.
- Evitar el alcohol.
- Mantener una dieta saludable y equilibrada, rica en frutas y verdura fresca, que nos permita mantener en un buen nivel nuestros niveles de colesterol.
- Realizar cada día ejercicio aeróbico, como caminar o salir a correr.
- Evitar la hipertensión.
- Mantener unos niveles de glucosa adecuados.
- Cuidar el peso.
Por otro lado, las dimensiones que no podemos controlar son la edad y la genética. Sea como sea, en todos los casos, es clave la prevención y hacernos chequeos periódicos. Asimismo, también es decisivo estar atentos a cualquier cambio en la personalidad y actitud de nuestros mayores. La atención temprana puede ser decisiva para salvaguardar las facultades de la persona.
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