Mitos sobre el duelo: trampas comunes en la gestión de la pérdida
Existen tantos duelos como pérdidas importantes, y cada persona las vivencia de maneras muy diversas. Sin embargo, como ocurre en torno a muchos fenómenos, existen algunos mitos sobre el duelo que deberían ser aclarados, especialmente porque condicionan, y mucho, las emociones que acompañan al propio duelo.
Muchas de las creencias que hemos ido aprendiendo a lo largo de la vida están formadas por mitos sobre el duelo que nos vuelven vulnerables. Hacernos conscientes del dolor que produce la pérdida no nos debilita, nos ayuda a sentir natural esta respuesta tan humana y adaptativa.
Mitos sobre el duelo
Las pérdidas, y todo lo que conllevan, forman parte de la vida. Sin embargo, el duelo que acompaña a la pérdida frecuentemente es mal entendido. Por ello resulta necesario revisar aquellos mitos sobre el duelo que siguen latiendo de alguna manera en el inconsciente colectivo:
- Tienes que ser fuerte. Desterremos la idea de que la tristeza es un sentimiento propio de los débiles, de las personas poco resilientes. Precisamente, para no proyectar esta imagen de fragilidad. nos ponemos máscaras mientras nos desmoronamos por dentro. Además, lo hacemos tan bien que convertimos en imposible el ejercicio de la empatía, de manera que es mucho más complicado que nadie nos ayude.
- El duelo es como una depresión. Es cierto que ambos comparten ciertas manifestaciones, como llanto, tristeza profunda, apatía, desapego,… pero recordemos que el duelo es una reacción normal ante una pérdida significativa.
- El duelo solo ocurre cuando nuestro ser querido muere. El duelo es una respuesta normal ante la experiencia de pérdida de cualquier tipo: una relación, una mascota, un estado de salud, un objeto son otro tipo de pérdidas que pueden motivar un proceso de duelo. A menudo, estos otros tipos de duelo son todavía más silenciados, menos reconocidos, más incapacitantes.
- La medicación es necesaria para aliviar el dolor y la ansiedad asociada al duelo. El duelo no es una enfermedad que debe ser curada, y las emociones asociadas son completamente normales. En algunos casos la medicación puede ser indicada, pero los síntomas normales son señales de que se necesita paciencia y comprensión.
- Lo mejor es no sacar el tema. Especialmente los amigos piensan que la mejor manera de ayudar es evitando el tema y distraer. Pero la verdad es que las personas que están sufriendo generalmente quieren y necesitan hablar sobre su pérdida.
Más creencias erróneas alrededor del duelo
Las ideas que hemos desgranado antes no ha terminado, aquí van más mitos sobre el duelo:
- Si no lloras, no estás triste por la perdida. El llanto no es la única respuesta ante una pérdida ni una manifestación necesaria de la tristeza. Las personas pueden sentir un dolor muy profundo y demostrarlo de otras maneras.
- El duelo es un proceso lineal. Es cierto que muchos autores han planteado fases comunes en el proceso de duelo, pero no dejamos de hablar de un proceso de elaboración personal.
- El duelo y el luto son lo mismo. El duelo se refiere a la propia experiencia y constituye una respuesta personal ante una pérdida. El luto es la expresión externa del duelo, es decir, la respuesta social que compartimos de manera abierta con los demás.
- Cuando la muerte es “natural”, no genera duelo. Puede que la muerte de una persona mayor sea más esperable; sin embargo, esto no significa que el proceso de duelo vaya a ser menos profundo.
- Tienes que seguir adelante. Conforme vayamos adaptándonos al proceso de duelo, iremos retomando nuestra vida, pero la relación con la persona fallecida siempre perdurará en nuestra memoria y en nuestro corazón.
- Quién más llora, es quién más duelo sufre: El duelo no se reduce a tristeza y llanto. Este proceso también implica culpa, rabia, miedo, vergüenza, etc. y también pueden aparecer momentos de alegría y de paz entre otras cosas.
- El tiempo lo cura todo. El duelo es una respuesta adaptativa que nunca termina realmente, aprendemos a vivir con ello con el paso del tiempo. Pero algunas emociones pueden resurgir en cualquier momento que recordemos nuestra pérdida.
- Un clavo saca otro clavo. Frases del estilo “hay muchos peces en el mar” nos enseñan que para superar una pérdida debemos reemplazarla, pero es un gran error. El reemplazo no proporciona el alivio que buscamos.
- Es mejor no conocer los detalles del acontecimiento o ver el cuerpo del fallecido. Conocer los detalles vinculados a la muerte del ser querido ayuda a aceptar la realidad de la pérdida, y reducir la posible confusión y falta de información. Aunque es cierto que en algunos casos muy impactantes es recomendable explicar primero verbalmente y con mucho tacto aquello que se va a conocer.
- Creer que ver a la persona fallecida significa que se está enloqueciendo o al borde de la depresión. Especialmente al inicio del duelo, es muy frecuente que se pueda ver o sentir a la persona fallecida. No obstante, es importante prestar atención a aquellas señales que muestren una alteración en el proceso de duelo y buscar ayuda profesional si es conveniente.
- Cuánto más cariño se tenía a la persona fallecida, más doloroso es el duelo: No existen reglas que expliquen como es el proceso de duelo, ya que se trata de una experiencia que depende de muchos factores, no solo del amor por lo perdido.
- La persona que sufre la pérdida debe retomar inmediatamente sus actividades, cuanto más ocupada, mejor. Es conveniente que la persona disponga de cierto tiempo para poder reflexionar y dejarse sentir en la pérdida. Un retorno muy rápido a las actividades cotidianas podría afectar a que el duelo no se realice de una manera satisfactoria.
- Los niños no tienen capacidad para entender la muerte y el proceso de duelo, lo mejor es negarles todo y protegerlos de esta realidad. Los niños/as captan muy bien las reacciones emocionales de las personas, y pensar que no se enteran de lo que está sucediendo es un gran error. Es importante que los niños/as pasen por el proceso de duelo al mismo que tiempo que el resto de su familia.
Romper los mitos sobre el duelo es muy importante para ayudar a las personas a lidiar con este proceso tan natural. El camino que conduce a la curación del dolor producido por una pérdida implica movernos hacia ese dolor. Permitirnos sentir lo que sentimos y expresarlo es la verdadera esencia del afrontamiento del duelo.