Morir de ansiedad, ¿mito o realidad?
“No puedo soportarlo más”, “Creo que me va a dar un infarto”, “Estos síntomas son horribles”, “cuando me falta la respiración creo que voy a morir de ansiedad”… Estas quejas son frecuentes en pacientes que sufren de trastorno de pánico o crisis de ansiedad. Las personas con trastorno de pánico tienen repentinos y repetidos ataques de miedo que duran varios minutos. A veces los síntomas pueden durar más tiempo. Estos ataques de miedo se denominan ataques de pánico.
Los ataques pueden ocurrir en cualquier momento y muchas personas se preocupan por la posibilidad de sufrir otro ataque. Así, una persona con ataques de pánico puede desanimarse y sentirse avergonzada por no poder realizar actividades cotidianas, como ir a una tienda o conducir un automóvil.
“Mientras más ataques tenía, más temor sentía. Siempre vivía con miedo. No sabía cuándo podría tener otro ataque. Tenía tanto miedo que no quería salir de mi casa”.
-Lucía-
Los ataques de pánico se caracterizan por el temor a perder el control o a morir de ansiedad. Estas personas tienen reacciones fisiológicas fuertes, que pueden llegar a sentirse como ataques al corazón, por ejemplo. Por lo tanto, uno de los síntomas más comunes del trastorno de pánico es el miedo a morir.
Desde aquí me gustaría mandar un mensaje tranquilizador a estas personas. Nadie ha muerto todavía a causa de un ataque de pánico. Es cierto que los síntomas son muy desagradables y alarmantes, pero nadie muere “solamente” por un ataque de pánico. Otra cosa muy distinta es que ese ataque de pánico genere comportamientos descontrolados (como salir corriendo y cruzar una calle sin mirar) que puedan poner en peligro nuestra integridad física.
El ataque de pánico
Los ataques de pánico se pueden producir en el contexto de cualquier trastorno de ansiedad, así como en otros trastornos mentales. Estos trastornos pueden ser trastornos depresivos, trastorno de estrés postraumático, trastornos por consumo de sustancias, etc. Además, también pueden darse en algunas afecciones médicas (p. ej., cardíacas, respiratorias, vestibulares, gastrointestinales). Como vemos, el ataque de pánico no es un trastorno en sí. Es más bien un síntoma.
¿Qué es un ataque de pánico?
Un ataque de pánico es una aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos. Durante este tiempo, se producen cuatro o más de los síntomas siguientes:
- Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.
- Sudoración.
- Temblor o sacudidas.
- Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
- Sensación de ahogo.
- Dolor o molestias en el tórax.
- Náuseas o malestar abdominal.
- Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
- Escalofríos o sensación de calor.
- Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
- Miedo a perder el control o a volverse loco.
- Miedo a morir.
Como decíamos, estos síntomas pueden darse en el contexto de varios trastornos. Si sufres de ansiedad, es posible que estos síntomas te resulten familiares.
Entonces, ¿podría morir de ansiedad?
La ansiedad es una emoción común a todos los seres humanos. Está presente durante toda la vida. Como el resto de emociones, cumple una función. Nos prepara ante lo que podría ser peligroso y por lo tanto, se activa frente a la percepción de una amenaza o peligro.
Evolutivamente ha servido al ser humano para sobrevivir, preparándolo para la lucha o la huída. Su finalidad es adaptativa, generando protección frente a posibles peligros. Podríamos imaginarla como un sistema de alarma que nos protege. Pero, si nos protege ¿cómo puede hacernos daño, hasta el punto de acabar con nuestra vida?
“Un día, sin motivo ni aviso, me sentí aterrorizado. Tenía tanto miedo que pensé que iba a morir. El corazón me palpitaba y la cabeza me daba vueltas. Tenía estos síntomas cada dos semanas. Pensé que me estaba volviendo loco”
La ansiedad no es buena ni mala, es una emoción más, como lo son la ira o la alegría. Sin embargo, se vuelve negativa o patológica cuando resulta excesiva o incontrolable.
La ansiedad patológica de define como aquella que resulta excesiva o desproporcionada respecto al estímulo que la provoca. Aparece de manera muy frecuente o duradera y limita la vida de la persona que la padece, restringiendo su adaptación al entorno. Por sí sola no puede matarnos, pues nos está “sobreprotegiendo” frente a los peligros que imaginamos.
Si pensamos en la ansiedad y su función adaptativa vemos que es necesaria. Por ejemplo, ante un ruido fuerte es normal que nos sobresaltemos y nos pongamos en tensión. Esto nos ayudaría a huir del lugar en el caso de que pudiera caérsenos algo encima.
Si la ansiedad no es mala, ¿por qué siento que voy a morir?
Si tu cerebro percibe una situación de riesgo, ya sea real o imaginaria, activará un sistema de alarma que dará lugar a cambios a nivel fisiológico para proteger tu vida. Estos cambios en el ataque de pánico se viven como una amenaza, ya que el peligro no es real. Si realmente estuvieras frente a una situación de riesgo, estos síntomas no los sentirías como peligrosos. Los verías como algo normal ante esta determinada situación de peligro real.
Por ejemplo, si en este momento estuvieras en un lugar que comienza a incendiarse, percibirás el peligro y se activará tu sistema de alarma. Entonces, dará lugar la activación fisiológica, permitiendo así que salgas corriendo del lugar y preserves tu vida. Para ello, necesitarás que tu corazón lata más rápido para enviar más sangre a tus extremidades. Sin embargo, tu corazón no está latiendo más rápido debido a un fallo cardíaco, no vas a morir de ansiedad.
Algo parecido ocurre con la falta de aire. Nadie ha muerto de asfixia u ahogo durante una crisis de pánico. Por el contrario, aumenta el oxígeno en la sangre como consecuencia de aumentar el número de inspiraciones que hacemos. Es lo que se conoce como hiperventilación.
Así, no tienes de qué preocuparte. No vas a morir de ansiedad. Los síntomas son molestos, pero no son peligrosos. Lo más normal es que si vas al médico por estos síntomas, te diga que es ansiedad y que no te alarmes. En los casos en los que esta ansiedad sea muy intensa o recurrente, te derivará a un especialista.