Mujeres de entre 40 y 50 años: la nueva juventud
Las mujeres de entre 40 y 50 años son quizás el grupo poblacional más empoderado y floreciente. Algunas son madres, otras no. Algunas tienen pareja, otras no. Muchas están en la cumbre de su carrera profesional, otras inician una nueva etapa de reformulación de metas. Una parte destacable de ellas son líderes en sus empresas, figuras inspiradoras de nuestra sociedad…
Lo cierto es que ahora ya no es tan fácil definir a este sector de nuestra población que llamábamos “mujeres de mediana edad”. De hecho, este término tiene cierto tono despectivo y se ha quedado del todo obsoleto. Porque en esta segunda década del siglo XXI, la mujer sigue reformulándose a sí misma.
La mediana edad se está desvaneciendo para dar forma a una nueva etapa vital. Una marcada por grandes retos, mayor plenitud y una segunda juventud orientada a la realización personal. Las grandes empresas de marketing y publicidad lo saben bien, y ven en estas mujeres de más de 40 como a ese colectivo altamente exigente al que dirigirse dada su relevancia social y su trascendencia.
Buena parte de las mujeres de entre 40 y 50 años no volverían atrás ni desearían tener de nuevo 25 años.
Mujeres de entre 40 y 50 años: la edad de la satisfacción y la orientación al logro
Cuando situamos la mirada en esa década de los cuarenta, casi siempre nos viene a la mente la llamada la crisis de la mediana edad. Es como si llegada esa etapa el suelo se tambaleara y entráramos en pánico. Bien es cierto que cuando se pasa de una década a otra es común reformular propósitos e incluso repensar nuestro papel en la vida.
Sin embargo, en cierto modo, venimos arrastrando crisis existenciales desde los 15 años. Con lo cual, llegar a ese meridiano vital no conlleva tener que lidiar con un bajón, asociado a la necesidad de reformulación de decenas de metas y propósitos. En la actualidad, las mujeres de entre 40 y 50 años están muy alejadas de experimentar ninguna crisis porque perciben que están en la flor de la vida.
Desde un punto de vista sociológico, este fenómeno lleva tiempo llamando la atención de los expertos. Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Seattle, por ejemplo, destacan algo importante.
Desde un punto científico y biológico se consideraba que la menopausia era el factor más relevante en la vida de la mujer de mediana edad. Sin embargo, esa variable, en la actualidad, carece de importancia. En esta etapa, ellas suelen centrarse en aspectos como reequilibrar el trabajo, afrontar divorcios o separaciones, gestionar la vejez de los padres y redescubrirse a sí mismas.
Buena parte de las mujeres de más de 40 años no se identifican con la terminología que las encasilla en la “mediana edad”.
Mujeres realizadas alejadas de las trampas de la sociedad actual
No nos podemos engañar. Nuestra sociedad sigue vendiéndonos un modelo de belleza asociado a la juventud y a un cuerpo con unas medidas concretas. Esto actúa como una auténtica trampa para las generaciones más nuevas. Para esos adolescentes y adultos jóvenes de autoestima frágil que se dejan atrapar por dichas narrativas distorsionadas y peligrosas.
Sin embargo, las mujeres de entre 40 y 50 años van a contracorriente y ya no se dejan influir por casi nada. Saben muy bien lo que quieren. Rompen moldes y desafían esos esquemas caducos que dominan la moda y la publicidad. Se sienten atractivas, se cuidan, lucen de manera estupenda y se abren a un mundo derribando todo tipo de etiquetas.
Se sienten preparadas para asumir riesgos
Ellas, estas mujeres que están en la flor de su vida, son muy conscientes de que el mundo actual no es amable ni fácil. Saben que hay que competir más por el mero hecho de ser mujer. De hecho, llevan décadas luchando, trabajando, sacrificándose y aprendiendo. Han llegado a un punto álgido de sus vidas en el que acumulan experiencia, sabiduría, seguridad y muy pocos miedos.
Si hablábamos anteriormente del cliché de la crisis de la mediana edad, las mujeres de entre 40 y 50 años de ahora, están muy alejadas de experimentarla. Porque tienen muy claro lo que quieren; también lo que no quieren en sus vidas. Y ese aplomo, esa seguridad en sí mismas, es lo que las convierte en una generación empoderada que está inspirando a las de 20 y 30.
Aunque es cierto que las mujeres son especialmente vulnerables a la discriminación por edad, esto puede cambiar dentro de poco. A medida que tengan mayor presencia y poder en nuestra sociedad, muchos de estos prejuicios se derribarán.
Mujeres de entre 40 y 50 años, una segunda juventud
Es cierto, no tienen veinte años, pero tampoco desean volver a tener esa edad. Cada año cumplido suele otorgar templanza, conocimientos, seguridad en una misma y también plenitud. Llegar a la cuarta o quinta década de la vida no es una amenaza, sino un privilegio. Supone disfrutar de un periodo en el que se sienten más capacitadas para trabajar por lo que desean.
Podríamos hablar de un despertar a una segunda juventud. No son cuarentonas o cincuentonas, son mujeres con grandes necesidades y sueños por cumplir, que conjugan notables valías, recursos y fortalezas psicológicas. Son un sector de la población que se abre camino casi en silencio, pero con fuerza, dejando una estela de enorme valor social.
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