Narcisismo encubierto: lo que necesitas saber
Nunca es sencillo identificar a un narcisista: son carismáticos, encantadores y saben interpretar a la perfección su papel. A pesar de esto, cada vez estamos más concienciados de sus conductas y podemos lograr reconocerlos a tiempo cuando nos relacionamos con ellos. Pero, ¿qué pasa si todo lo que creíamos saber al respecto no se cumple y aún así el abuso emocional está presente y nos consume día a día? Descubre qué es el narcisismo encubierto y cómo puede afectarte.
Quizá en alguna ocasión te has sentido utilizado, humillado o manipulado por una persona cercana y te has preguntado si poseía rasgos narcisistas. Sin embargo, esa persona no se ajustaba al prototipo: no era sociable y extrovertida, no era dominante ni agresiva e incluso tenía un punto de timidez y humildad que te hacía dudar.
Has de saber que no existe un único tipo de narcisistas y que, en todas sus facetas, relacionarse con ellos puede ser devastador.
¿Qué es el narcisismo encubierto?
Generalmente, pensamos en un narcisista como alguien con el ego inflado, con aires de superioridad, que siempre busca y exige ser el centro de atención y que menosprecia a quienes le rodean. No obstante, el destacado psiquiatra estadounidense James Masterson identificó un tipo de manifestación de este trastorno bastante diferente, es el llamado narcisismo encubierto.
En este caso la persona puede parecer alguien reservado, tímido o ansioso, preocupada por los demás -preparada y dispuesta a ayudar-, pero en el fondo presenta el mismo egocentrismo y falta de empatía que encontramos en el narcisista prototípico.
Para comprender mejor cómo funciona este subtipo del trastorno, te presentamos sus principales características:
Actitud de víctima y mártir
Estas personas no se presentan abiertamente como grandiosas, exitosas y especiales. Por el contrario, sostienen una actitud de víctima afirmando que la vida y la sociedad son injustos con ellos, y que no reconocen su valor. De igual forma, siguen considerándose superiores, pero guardan rencor y resentimiento hacia los demás por no apreciarlos y valorarlos como deben.
En todas sus relaciones y en los diferentes ámbitos de su vida, se presentarán como sacrificados e incomprendidos. Su pareja, sus hijos, sus jefes… siempre serán los malos, los que no aprecian y agradecen su presencia y sus contribuciones.
Falsa humildad
A raíz de los anteriores comportamientos, puede llegar a pensarse que se trata de personas humildes, ya que al contrario que el narcisista prototípico, no alardean ni magnifican sus logros y éxitos. Sin embargo, esa falsa humildad no es más que una estrategia para recibir la atención y el reconocimiento de los demás. Aunque se devalúen a sí mismos, secretamente esperan y creen merecer el reconocimiento por parte de todo el mundo.
Falta de empatía y desinterés por los demás
Si te relacionas con una persona que muestra narcisismo encubierto, comprobarás fácilmente su escaso interés en ti, en tus emociones, problemas o deseos. En las conversaciones pueden mostrarse aburridos, indiferentes y desdeñosos y tratarán, lo más pronto posible, de girar el tema hacia sí mismos.
No son capaces de actuar con compasión o de empatizar con los otros, únicamente les preocupa lo que a ellos mismos se refiere.
Sentimiento de superioridad moral
Es común que estos individuos muestren una gran superioridad moral que a fin de cuentas viene a despreciar a quienes tienen en frente. Pueden sentirse más complejos emocionalmente, más dotados intelectualmente o más rectos a nivel moral, y se lo harán saber al otro.
El objetivo siempre será minimizar a la contraparte y pueden incluso humillarla en público o en privado para resaltar su superioridad en diversos aspectos.
Es común que se dediquen a la filantropía o a ayudar a los otros, ya sea a nivel profesional o personal, pero no tienen un interés genuino en mejorar la vida de nadie. Únicamente buscan proyectar una imagen positiva y ser alabados por su labor.
Recelo y desconfianza extremos
De todos los subtipos de narcisista, este es el más desconfiado y receloso, el que más fácilmente puede sentirse ofendido y rechazado y reaccionar de forma intensa ante ello.
Toman todo de forma personal y cualquier comentario crítico será percibido como un gran ataque a su persona.
¿Cómo puede afectar el narcisismo encubierto a las relaciones?
En definitiva, en el narcisismo encubierto las acciones son más sutiles, veladas y ambiguas. Las exigencias, el desprecio y el afán de poder y control no se mostrarán abiertamente, de forma directa y agresiva; por el contrario, la persona se mostrará como inteligente, educada, calmada, buena y encantadora. Parecerá el empleado ideal, la pareja perfecta y el padre modélico, pero sus acciones y actitudes terminarán por destruir la autoestima de quien se vincule con ellos.
Si mantienes un vínculo afectivo cercano con estas personas, te harán sentir admirado y apreciado, el elegido, sin embargo al mismo tiempo te harán más pequeño cada día con comentarios y gestos -aparentemente inofensivos-.
Puedes tratar de llenar el vacío y la carencia de esta persona aparentemente sufridora e incomprendida, pero será en vano; puedes amarles, cuidarles y complacerles, pero nunca será suficiente. Terminarás desgastado, anulado y solo, pues no recibirás ni comprensión ni apoyo por su parte.
El mayor peligro de este tipo de relaciones es la dificultad para reconocer lo dañinas que resultan. A simple vista parece no haber nada que recriminar; al contrario, puedes llegar a culparte por no estar a la altura de lo que esa gran persona, atormentada e incomprendida busca en ti.
Sin embargo, un análisis más exhaustivo te revelará su profundo egoísmo, sus manipulaciones y el devastador efecto que su compañía está teniendo en ti. Así, si crees estar involucrado con una persona como la anteriormente descrita, no dudes en consultar con un profesional.
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- Masterson, J. F., & Klein, R. (Eds.). (2013). Psychotherapy of the Disorders of the Self. Routledge.
- Akhtar, S. (2000). The shy narcissist. In Changing Ideas In A Changing World: The Revolution in Psychoanalysis: Essays in Honour of Arnold Cooper (pp. 111-119). London: Karnac Books.