¿Qué es la neurodiversidad?
La neurodiversidad es un término que se usa en los últimos años para acoger de alguna manera a esas personas que evidencian desde dislexia, dispraxia, déficit de atención con hiperactividad, hasta trastorno de espectro autista (TEA). Esta idea es, por encima de todo, una forma de empoderamiento para ensalzar las cualidades positivas de quienes presentan alguna diferencia en su neurodesarrollo.
Lo cierto es que hemos vivido muchas décadas situando la mirada en la limitación de estas realidades, en ver solo el déficit y el problema sin valorar el potencial existente en cada uno de estos niños, jóvenes o adultos de nuestra sociedad. En un mundo de neurotípicos, la neurodiversidad es esa reformulación que se inició hace ya unas décadas.
Un ejemplo, en la actualidad son muchas las empresas que empiezan a interesarse por estos colectivos. Hay trabajos en los que “ser diferente” es una ventaja. Lo analizamos.
La neurodiversidad fue un término acuñado en 1990 por Judy Singer, una socióloga con autismo y madre a su vez de un niño también con TEA.
¿Qué defiende a la neurodiversidad?
La neurodiversidad hace referencia a la variación del desarrollo del cerebro humano y sus procesos respecto a estados no patológicos. Dicho de otro modo, hay una parte amplia de nuestra población que aprende de otra manera, que se relaciona con el mundo a otro ritmo y que presenta además diferentes funciones mentales y estados de ánimo.
Como bien podemos deducir, en ese espectro, en esa amplísima diversidad, entran sin duda un gran número de personas. La primera vez que apareció este término fue en los años 90. La socióloga Judy Sinclair presentó una tesis en la que aparecía la palabra neurodiversidad como alegato para defender el potencial de todas estas personas, frente a quien solo ve limitaciones y aspectos patológicos.
Ella misma estaba dentro del espectro autista, al igual que su hijo. Más tarde, inició un movimiento social denominado “no llores por nosotros” que tuvo una gran repercusión. Al poco, el New York Times publicaría también un artículo hablando del pluralismo neurológico para integrar en él a personas con asperger, trastornos de la coordinación, del lenguaje, del aprendizaje, etc.
Poco a poco, en el concepto de neurodiversidad se incluyeron también a pacientes con problemas psicológicos, como puede ser el trastorno obsesivo-compulsivo, la bipolaridad, la esquizofrenia, etc.
Las diferencias cerebrales son solo eso: diferencias
La neurodiversidad defiende que las diferencias neurológicas de las personas con autismo, hiperactividad o problemas del aprendizaje no son patológicas. Tener un cerebro que procesa la realidad de otra manera no es algo negativo, es una manera alternativa de relacionarse con el mundo. Y ante ello, solo se espera respeto, comprensión e inclusión.
Estas ideas fueron la base del movimiento activista que se alzó en los años 90 y que tenía una finalidad muy concreta. El objetivo era lograr un cambio a nivel educativo. Se esperaba erradicar el estigma alrededor de los niños con problemas del neurodesarrollo para crear una escuela más inclusiva.
Eso pasaba por ofrecer el apoyo necesario para que los niños pudieran participar de manera plena en la sociedad, entre otras cosas. Libros como Neurodiversity: Discovering the Extraordinary Gifts of Autism, ADHD, Dyslexia, and Other Brain Differences fueron todo un valuarte para este movimiento.
No hay que “curar” a las personas con un cerebro diferente, hay que potenciar su bienestar e inclusión
Hay otra idea que define la neurodiversidad. La persona con autismo, trastorno de la coordinación del desarrollo, dislexia, etc., no espera que sanen su problema. De algún modo, ese niño ya sabe que va a tener que convivir con su propia realidad neurológica. Por ello, lo que esperan los alumnos y sus padres es que se les ayude a desarrollar la confianza, la autoestima y la resiliencia.
Diferencias sí, discapacidades, no. Ese es el lema de la neurodiversidad, aceptar que hay personas que presentan particularidades neurológicas y que dentro de sus particularidades es necesario potenciar al máximo sus habilidades y su bienestar emocional.
Neurodiversidad y mundo laboral
Lo señalábamos al inicio. El mundo laboral ya es consciente de la neurodiversidad existente y sabe que son un colectivo de gran interés y posibilidades. Hay trabajos en los que pensar y ver las cosas de manera diferente es una ventaja. Saben que la manera en que aprenden y procesan la información no es como la de los neurotípicos y esto es de gran interés para muchas empresas.
Un ejemplo. Hay organizaciones de inteligencia o análisis de datos en los que se necesitan empleados hábiles para reconocer patrones. Aquí algunas personas que estén dentro del espectro autista suelen ser muy útiles.
Asimismo, figuras como David Joseph, director ejecutivo de LA Universal Music UK, una de las mayores empresas discográficas del Reino Unido, tiene en su empresa a numerosas personas con neurodiversidad porque son, por término medio, altamente creativas.
Controversia alrededor de este concepto y su idea
La neurodiversidad no está exenta de críticas. Si bien es cierto que alberga ideas y matices que configuran un nuevo prisma que nos sirve para entender determinados trastornos y realidades neurológicas, hay un detalle importante. La misión de poner en un mismo término realidades tan amplias, diversas y complejas es utópica.
El autismo, por ejemplo, presenta muchos grados y algunos son realmente limitantes. Por tanto, podemos hablar de diferencias, pero la discapacidad también existe, está ahí y necesita atenciones especiales, recursos y profesionales especializados. Esto hace que, sin la etiqueta de discapacidad, un niño no pueda estar protegido por la ley de educación especial.
Por tanto, esto hace que estemos obligados a detectar tanto las diferencias como las discapacidades, porque solo así se les dotará de una educación más ajustada a sus necesidades. Esto no quita que como padres, docentes y sociedad potenciemos al máximo la neurodiversidad sabiendo que hay personas que aprenden de manera diferente.
Comprenderlos para ayudarles y aprender de sus perspectivas no está reñido con seguir cuidando de la educación especial y de los niños con discapacidad.
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- Armstrong, Thomas (2010). Neurodiversity: Discovering the Extraordinary Gifts of Autism, ADHD, Dyslexia, and Other Brain Differences. Boston: Da Capo Lifelong. p. 288.
- Armstrong, Thomas (2012). Neurodiversity in the Classroom: Strength-Based Strategies to Help Students with Special Needs Succeed in School and Life. Alexandria, VA: Association for Supervision & Curriculum Development. p. 188.
- Reitman, Harold (2015). Aspertools: The Practical Guide for Understanding and Embracing Asperger's, Autism Spectrum Disorders, and Neurodiversity. Deerfield Beach, FL: HCI Books. p. 240