¡No creas todo lo que piensas! La influencia de los pensamientos en el malestar
Llegas a trabajar y das los buenos días. Todos te contestan menos un compañero que, directamente, ni te mira. “¿Pero, y a este qué le pasa? ¿Le he hecho algo y se ha enfadado conmigo…? ¿Pero el qué? Ufff… Tal vez le ha molestado lo que dije el otro día en la reunión, pero no fue nada personal, simplemente dije mi opinión como profesional… No, pero no puede ser por eso… Entonces, ¿por qué? ¡Será maleducado!”.
Así es como casi sin querer entramos en una espiral de rumiación en la que no dejamos de dar vueltas a los porqués e incluso, puede llegar a provocar que nos sintamos tristes, enfadados o nerviosos. Ahora bien, ¿realmente le pasa algo a tu compañero contigo? ¿O tal vez no te ha contestado simplemente porque estaba concentrado en su trabajo y ni te ha oído? Sigue leyendo para comprender qué pasa aquí y cuál es la influencia de los pensamientos en el malestar.
“No hay nada malo ni bueno en sí mismo, es nuestro pensamiento el que lo transforma”.
-Hamlet-
¿La situación nos genera malestar o es nuestra interpretación sobre ella?
Por regla general, cuando experimentamos emociones negativas decimos que vienen provocadas por situaciones concretas o por acciones de los demás. Es decir, creemos que nuestro malestar está causado por sucesos ajenos a nosotros. Dicho con otras palabras, realizamos atribuciones causales externas sobre nuestros sentimientos.
Así, creemos que estamos enfadados porque nuestro compañero no nos ha saludado, algo que nosotros no podemos controlar; en lugar de darnos cuenta de que sí que podemos regular esas emociones que surgen si ponemos el foco no en las acciones de los demás, sino en cómo las interpretamos.
¿Qué quiere decir esto? Que en realidad nos hemos enfadado por nuestra interpretación de la situación. Hemos pensado que no nos ha contestado porque le pasa algo con nosotros o porque es un estúpido… ¿Quién no se enfadaría pensando eso? La cuestión es que lo que ha pasado, en realidad y de forma objetiva, no tendría por qué habernos molestado.
“Una vez que creemos en algo, esa creencia suele acompañarnos durante el resto de nuestras vidas, a no ser que la pongamos a prueba”.
-Dr. Richard Gillet-
Si en lugar de estos pensamientos hubieran aparecido otros del tipo “Seguramente ni me haya oído” o “Está concentrado en sus cosas, no es nada personal”… ¿Crees que te sentiríais igual? Claramente no. De hecho, seguramente no nos hubiera molestado ni un poquito. Este ejemplo pone de relieve una realidad que no siempre tenemos presente, o de la que ni siquiera hemos sido conscientes: la influencia de los pensamientos en el malestar.
¿Nuestros pensamientos se ajustan a la realidad?
Esta influencia de los pensamientos en el malestar ocurre también cuando estos no son realistas. El caso es que no nos solemos plantear si lo que pensamos es real o no. Simplemente nos lo creemos y punto. Así, aunque al compañero no le pase nada con nosotros, creemos que sí que es así, y nos “calentamos” la cabeza al respecto sin que realmente haya un motivo para preocuparse, de forma que nuestra ira va en aumento.
“Mucha gente da mucho valor a lo que no es y muy poco a lo que es”.
-Malcom Forbes-
Esto nos pasa porque, generalmente, los seres humanos necesitamos saber el porqué de las cosas. Así, si no tenemos suficiente información sobre los hechos, entran en juego diferentes tipos de sesgos y sacamos conclusiones al respecto, las cuales puede que no sean del todo realistas. De esta manera, aparecen un sinfín de emociones negativas que no tendrían porqué estar ahí si consiguiéramos ajustarnos más a la realidad.
Nadie te ha enseñado que lo que crees puede no ser cierto. Si conseguimos aprender a cuestionarnos el diálogo interno que tenemos con nosotros mismos, conseguiremos regular nuestras emociones de forma más eficiente. De hecho, la influencia de los pensamientos en el malestar también puede usarse en nuestro beneficio. Pero, ¿cómo? Utilizar autoinstrucciones positivas que sustituyan esas cogniciones negativas puede ayudarnos.
Este post es el primero de cinco, en los que trataré de plasmar cómo podemos manejar lo que se nos pasa por la mente. La realidad es que no es fácil, pero con trabajo y constancia se consigue. Para ello, el primer paso es comprender e interiorizar la influencia de los pensamientos en el malestar, para así tomar conciencia de la importancia de cuestionarnos y de cambiar aquellos pensamientos que no se ajusten a la realidad… ¡Trabaja por tu bienestar!
Imágenes cortesía de Roberto Nickson.